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Ramón L. Pérez
Coser y querer
Vidas breves

Coser y querer

«Solo desde nuestra creciente incapacidad de usar las manos se entiende que hoy sea de máximo interés qué bar hace la mejor tortilla de patata o la mejor croqueta. Antes en casi todas las casas para cenar caían croquetas, básicamente dependía de las sobras del día anterior»

Lunes, 3 de junio 2024, 07:04

En el colegio, muchas tardes teníamos clases de costura. En una cajita llevábamos el acerico, las tijeras, las bobinas y un retal panamá. La mayor parte del tiempo la dedicábamos a bordados, que era lo lucido. De pasada, nos enseñaba a hilvanar, a hacer un ... pequeño dobladillo, a preparar un ojal para meter un botón. La profesora, que en tiempos adiestró en las filas de la Sección Femenina, quería que usáramos dedal, pero era tarea imposible, y acababa desprendiéndose como la caperuza de una bellota. A finales de los setenta, tanto ella como nosotras, sentíamos que el tiempo de las vainicas se acababa. Y Tequila ya había salido por la tele.

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