Marengo, perla o visón

Hoy todo es blanco o negro. Siempre, a todas horas y en cualquier circunstancia. Uno tiene que ser del equipo blanco o del equipo negro sin peros ni matices. Muestre interés por alguna variedad de la amplia gama de grises existente y verá como rápidamente se le echan encima los integrantes fieles de las sectas monocromáticas.

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Todo comenzó de una forma muy inocente con aquello de lo «políticamente correcto» que tanta gracia nos hacía. Pero lo de no ofender se nos ha ido de las manos para derivar en una especie de dictadura del pensamiento único. Conmigo o contra mí. Y no será porque los europeos no tuvimos años de ejemplos prácticos de las consecuencias de los extremismos durante el siglo XX. Los humanos y nuestra relación tóxica con las piedras.

No se puede dudar de nada. Hay que defenderlo todo con furia y vehemencia: la inmigración, el feminismo, el cambio climático, la religión, la identidad de género y tantas y tantas cosas. Como si la vida en sí misma fuera una verdad absoluta. No hay espacio para un equipo gris con derecho a ser en unas cosas marengo, en otras perla y en muchas visón. Como en los televisores de antes, ellos todo lo ven en blanco y negro, incapaces de aceptar que solo es ruido cargado de ecos rancios.