Mi tía

Tu ensaladilla rusa, tu miedo a los perros, tu dulzura, tus camisetas como vestido que me hacían sentirme tan moderna de niña, tu amor… Hay tantas cosas que echaré de menos como fortuna de compartir tu sangre. Cuentan que una vez te enfadaste. La verdad es que nunca te vi decir una palabra más alta que otra. Siempre comedida, siempre elegante, siempre señora.

En febrero, te dijeron que meses y pocos con conciencia plena. Tu fuerza nos ha regalado ya nueve y sin que ese maldito tumor haya afectado a esas capacidades que te permitieron sacarte el carné de conducir con 58 y ser la primera en tus oposiciones con 55. Cabeza despejada que ahora te lleva a bromear con lo que viene con tal de suavizar lo demasiado áspero. Verte reír, tu carcajada, hace olvidar pesadillas, pero el cáncer te tiene bien amarrada y, cuando la suerte es mala como la que te ha tocado, no suelta a sus víctimas. Y duele.

Déjame que te diga una vez más lo muchísimo que te quiero y que escriba públicamente ese nombre que tan poco te gusta, tía Mari. Cuando se nace un 8 de diciembre, el nombre está claro: María Concepción Ahijado Araque. Te vas sin que te llame Conchi. Te vas sonriente, pletórica y guapa mirando de frente, como a la cámara. Mi tía querida. Madre, esposa, hermana, hija y una mujer fuerte. Coraje y ejemplo. Mi tía querida. Mi tía.