Efemérides audaces
«El Alcalde de Valladolid ha solicitado la celebración de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno de 2026 en su ciudad»
Ricardo Rivero Ortega.
Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca
Martes, 8 de octubre 2024, 07:01
El Alcalde de Valladolid ha propuesto la celebración de la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno de 2026 en su ciudad; plantea ... así conmemorar los 475 años de la célebre controversia de San Gregorio, sostenida en torno a los justos títulos del dominio de América. También ha sugerido declarar el 2025 año de los derechos humanos, pertinente iniciativa que coincide con otras anteriores a favor de reivindicar las aportaciones castellanas y leonesas al reconocimiento de la dignidad del ser humano.
Y es que en 2026 también se cumplirán quinientos años de la llegada de Francisco de Vitoria a su Cátedra de Prima de Teología en Salamanca, hito trascendental cuya memoria se reclamó hace tres años. El dominico universal enseñó en París, pero al fin se asentó en la Universidad por excelencia, donde todo fue pensado y escrito en la Relectio De Indis de este burgalés, un discípulo de Santo Tomás que merece aún más atención de la que hasta ahora se le ha prestado.
Fue su inspiración clave en los debates de Valladolid, así como sus lecciones de Salamanca tuvieron efectos trascendentales. En 1539, mucho antes de convocar a teólogos y juristas, el Emperador escribió una carta al Prior de San Esteban para advertirle que callara a quienes cuestionaban su conquista. Las enseñanzas de la Escuela de Salamanca reflejaban reacciones al otro lado del Atlántico; así el célebre sermón de adviento, en el que Fray Antonio de Montesinos – también dominico de San Esteban - censuró los abusos de los encomenderos contra los pobladores de América.
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El origen de la teoría de los derechos humanos bien puede situarse en España entonces; igualmente tienen raíces patrias el parlamentarismo, la autonomía municipal – poco celebrado este año el Fuero de Brañosera (824) – y la idea misma de soberanía de pueblo, contra la que clamaba el Rey francés pidiendo la quema de los libros de Francisco Suárez. Los españoles hemos sido pioneros en la instauración de la Democracia y el Estado de Derecho, aunque no siempre nos aplicáramos bien el cuento a nosotros mismos. Recordar todo esto es una buena idea.
La Secretaría General Iberoamericana es hoy correctamente dirigida por un chileno cabal, Andrés Allamand, interlocutor imprescindible si se aspira a atraer la Cumbre. En noviembre se reunirá en Ecuador y allí se adoptarán acuerdos para el futuro. Si el Gobierno de España quisiera impulsar las efemérides de Valladolid y Salamanca, allí tendría la oportunidad de hacerlo, en línea con la nueva política exterior pensada – en palabras del Ministro Albares – «para promover los valores de tolerancia, diversidad, igualdad, democracia y paz en el mundo».
Suscribo las intenciones, aunque ni la tolerancia, ni la democracia ni la paz pasan por su mejor momento. Una prueba sincera del compromiso con estos principios sería aceptar la propuesta del Alcalde de Valladolid, darle carácter de acontecimiento estatal a las celebraciones citadas – la controversia y la llegada de Francisco de Vitoria a Salamanca – e invitar a todos los ministerios de educación iberoamericanos a enfatizar en sus libros de texto que en España se debatió a favor de los derechos en América.
Puedo anticipar la reacción de algunos jefes de Estado y de Gobierno, de norte a sur: Miley en Argentina, Scheinbaum en México, Bukele en el Salvador o Petro en Colombia. Sólo pensar que quinientos años después no han escuchado la lección podría ponerles en evidencia, así que quizás Asuntos Exteriores decida ni proponerlo, pues no está el horno para bollos, aunque el Pisuerga pase por Valladolid.
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