El reto inaplazable o la derrota
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
«El Norte deviene en compañero imprescindible en la radiografía de dos regiones que quedarán heridas de muerte si no se le pone freno a la sangría demográfica»Secciones
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165 aniversario de El Norte de Castilla ·
«El Norte deviene en compañero imprescindible en la radiografía de dos regiones que quedarán heridas de muerte si no se le pone freno a la sangría demográfica»El pasado julio, El Norte de Castilla recogía las declaraciones del presidente Mañueco, destacando la necesidad de «luchar para corregir los desequilibrios territoriales» en la comunidad. Constituye ésta una de las escasas ocasiones –no quiero decir única, pero no recuerdo ninguna anterior– en las que un titular del Ejecutivo admite estos desequilibrios que, en León, llevamos décadas denunciando. Décadas en las que siempre la respuesta ha sido la misma: negación de la realidad y acusación de victimistas para quienes lo proclamábamos.
No somos los leoneses sospechosos de exageración. Todo lo contrario. Cautos y moderados, hemos tardado años en conjugar nuestra voz contra el desequilibrio de una comunidad en la que muchos no nos sentimos cómodos, no por los compañeros de viaje sino por los conductores que han permitido, cuando no fomentado, este agravio. Sí hablamos de agravio porque así es la centralización que ha generado este desequilibrio admitido al fin.
La centralización del Ejecutivo y el Legislativo en Valladolid generó una inercia de inversión, ejecución presupuestaria, desarrollo de infraestructuras y, como consecuencia, consolidación demográfica en esta ciudad.
Así las cosas, el resto de las provincias –yo escribo desde León pero lo mismo podrían decir otros territorios– hemos sufrido un brutal descenso poblacional que avanza cifras no sólo preocupantes sino, en muchos casos, irreversibles. León ha pasado en estas décadas de estado autonómico de ser la provincia más poblada a perder más de un 12% de su población, bajando de 526.000 a menos de 462.000 habitantes.
El descenso demográfico conlleva, inexorable, la pérdida de población activa –León es la provincia con peor tasa del país–, el envejecimiento y el abandono rural motivado, como causa y consecuencia, por el recorte de servicios esenciales como la educación y la sanidad.
Sería quizá demasiado simplista limitar la explicación de esta pérdida al desarrollo desequilibrado pero supone una de los principales y más fácilmente subsanables fundamentos.
La reversión del desequilibrio requiere ya discriminación positiva que empiece por una apuesta clara por el desarrollo logístico en León al igual que en otros años se hizo un «esfuerzo» excepcional con el sector automovilístico; demanda la puesta en marcha de comités de rutas para los aeropuertos que racionalice y optimice sus oportunidades. Exige un mapa de titulaciones que permita la pervivencia de campus que no se solapen ni perjudiquen. Requiere, además, un reconocimiento histórico, legal y real a la conformación de esta comunidad como la suma de dos regiones únicas y diferentes.
El Norte de Castilla, que ha sido relator de estos cambios en décadas en las que no ha sido posible hacer comunidad, deviene compañero imprescindible en la radiografía de dos regiones que quedarán heridas de muerte si no se le pone freno a esa sangría demográfica que constituye nuestro reto más importante e inaplazable... si no queremos ser una suma de geriátricos con catedrales.
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