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Castilla como Condado, Reino y Corona se veía rica porque tenía plurirreino, multicultura, interreligión y heteroétnia. Desde que en 1812 pasó a ser región, cada ... poder la retrató a su medida. El XIX la miró con buenos ojos; el XX la vio peor. Castilla perdió valor. Veremos opuestas las miradas de liberales, demócratas federales, canovistas, generación del 98, regeneracionistas, nacionalistas vascos y catalanes, artistas de la edad de plata, republicanos, franquistas y regionalistas. En la historia el poder es un espejo.
Comenzaron los Borbones ilustrados viendo a Castilla en declive, arcaica, contrarreformista, barroca y antiliberal.
La visión romántica liberal radical cantó en el III aniversario comunero el municipalismo y democracia de los concejos abiertos medievales y creó logias masónicas antiabsolutistas llamadas Comuneros.
En 1840-60 la burguesía castellana la miró eufórica por el tren, trigo y talleres del Reino de Ceres: Comercio ultramarino, fábricas de harina del Canal, bancos, ferrocarril, talleres del Norte, periódico El Norte y Exposición Agraria Castellana (1859).
El Sexenio Democrático tuvo la visión utópica de Castilla libre, federal y cantonal. En la calle incluyó el carmesí del pendón en la bandera republicana. 700.000 firmas de la Iglesia protestaron.
Restauración prefirió la visión pragmática de una Castilla de pergamino, heráldica, monárquica, monástica, académica y proteccionista. Los guardianes de la historia (Cánovas investigó en Simancas) la creyeron central, imperial, católica y tradicional. En el IV Centenario del Descubrimiento hicieron a Castilla líder de la Hispanidad.
La crisis identitaria del 98 imaginó a Castilla ética, épica, simbólica, patriótica y cuna de España. Ésta perdió identidad y pasó de imperio a nación, al tiempo que Castilla pasó a ser una región desdeñada.
Los regeneracionistas laceraron a Castilla como negra, en escombros, cadavérica, sin pulso, caciquil y oligárquica. Poesía, novela y pintura de Picavea, Senador, Azcárate, Machado, Unamuno, Maeztu, Regoyos y Solana pintaron a Castilla ideal de España. Unos la lloraban por castiza, tradicional y arcaica, otros la cantaban por europea, erasmista y humanista. Era molde del nacionalismo español político, social, económico y de lengua única y bella. Pero no formaron un partido político.
Mientras catalanes como Gener divulgaron una Castilla de cerebro débil y raza inferior y vascos aislaron a maketos españolistas, el sano regionalismo castellano de Royo Villanova y Vázquez de Mella acusó de morboso al nacionalismo catalán. Castilla y Cataluña rompieron, Alba sin Cambó y Royo sin Maciá.
La edad de plata lució a Castilla como patrimonial, artística, pictórica, poética y con brillo literario en certámenes y juegos florales. Hubo Comisiones de Monumentos, Sociedades de Estudios y Facultad de Historia en Valladolid. Esta Castilla activa vivió un sólido regionalismo: Asamblea de Diputaciones, Mancomunidad Castellana, Mensaje de Castilla y Bases de Segovia. Restauraron bastante patrimonio. Los Ateneos promocionaron Castilla. Se publicó la revista Castilla. Impulsó el regionalismo El Norte de Castilla. Boletines de instituciones cantaron identidades.
Historiadores ahondaron en la Castilla germen de España. Con prestigio, Menéndez Pidal, Sánchez Albornoz y Américo Castro en debate, echaron 7 llaves al sepulcro del Cid.
La II República hizo patrimonial a Castilla con el Museo Nacional de Escultura. Aprobado el sistema autonómico, Alonso Cortés, Bañuelos, García Quintana y Landrove redactaron el Estatuto de Autonomía. Aunque Misael publicó sus bases en El Norte (26/05/1936), no llegó a aprobarse por el levantamiento de julio.
Fue mortal que Franco, un cruzado bajo palio, se basara en la Castilla autárquica, tradicional, mesiánica, caudillista, falangista y nacionalcatólica. Enciclopedias escolares castellanizaron la historia de España, sus hazañas y figuras eran antecedentes: Reconquista recatolizadora, Isabel de Castilla, Hispanidad, yugo y flechas de Falange, Imperio Cristiano, autores contrarreformistas. Despreciaron a los comuneros por malcriados. El CIS y sus instituciones en provincias elaboraron la historia de Castilla clerical, antivasca, anticatalana y antiobrera.
La Constitución de 1978 estableció las Comunidades Autónomas sin ser federales. Castilla y León fue la última en constituirse en 1983. Vivió una turbulenta pre-autonomía. Pugnó Alianza Regional y Pancal a la derecha con Instituto de Estudios Castellanos a la izquierda. Fueron tensas Mancomunidad de Diputaciones, Asamblea de Parlamentarios y Consejo General. Lucharon por el territorio Santander, Logroño, Burgos, León y Segovia. Pugnaron símbolos, sedes y capitales. Fue tirante aprobar el Estatuto. Se rompió políticamente la fiesta de Villalar. Algunos cantaron hazañas y festejaron el castellanismo con Nuevo Mester de Juglaría.
Tras 1983 hicieron historia regional Institutos de Estudios, congresos oficiales y la Editorial Ámbito. La Junta publicó alguna obra regionalista. Pero debió padecer el victimismo y verduguismo de las otras historias nacionalistas.
Despacio se apagó el trasfondo histórico, desapareció la Fundación Villalar y decayó la fiesta de su campa. Fue bueno que el regionalismo no desfigurara su historia. El nivel en el informe educativo Pisa fue superior porque sus ciencias sociales no se hirieron con invenciones nacionalistas.
Pero las autonomías, no federales, han desequilibrado regiones y debilitado al Estado en España. Sus poderes legislativo y judicial se han politizado, caído su separación y disminuido su valor y dignidad.
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