No hace mucho, el escritor Artuto Pérez-Reverte fue entrevistado en 'El Hormiguero' y de aquel encuentro salió la mejor definición de lo que hoy le pasa al PP en todos los ámbitos electorales. Decía el académico de la Lengua que es imposible mirar a ... Alberto Núñez Feijóo y no ver por detrás a Santiago Abascal saltando. No cabe mejor imagen de la situación de los populares ante las urnas: no es que la sombra de Vox sobre ellos sea alargada, es que tiene una presencia a su lado permanente en el imaginario del votante.
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Viene de cine esto para explicar la situación electoral en Castilla y León, primera comunidad en el calendario normal, si se puede hablar de normalidad en la política española, de cita con las urnas para febrero de 2026, aunque todo lleva a sospechar que se adelantará esa fecha. Esta semana, desde la sede nacional del PP ya se ha empezado a presionar a Mañueco filtrando la noticia de que los populares trabajan con que se adelanten las autonómicas en Baleares y se peguen a ellas las castellanas y leonesas, argumentando de este último caso que se entendería como un adelanto técnico (sic). Técnico, lo que se dice técnico no parece. Más bien sería de conveniencia.
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Isabel G. Villarroel
Si hacemos caso al panorama general, a favor del PP para el adelanto de las autonómicas de Castilla y León estaría el hecho de cómo está el principal partido de la oposición: a los socialistas les va a pillar con el relevo del secretario regional, que no líder, Luis Tudanca; si todo surge como lo tiene diseñado Ferraz, le sustituirá el alcalde de Soria, Carlos Martínez, que no tendría tiempo suficiente para darse a conocer al máximo en las nueve provincias; les sorprenderáa a los socialistas recién salidos de una batalla congresual que intentan que no acabe como el rosario de la aurora (y eso significa buscar salida con cargo al erario, regional o nacional, a Tudanca y su troupe de a casi 100.000 euros en las Cortes al año), y llegarían a las urnas lastrados por la malísima reputación que empieza a arrastrar el alfa y omega socialista, Pedro Sánchez, tanto por sus políticas proindependentistas como sus líos judiciales, del entorno familiar y los vinculados a posibles casos de corrupción en la gestión del exministro Ábalos.
¿Y en contra del PP y de Mañueco que contaría ante un adelanto electoral? Aquí entra en juego la figura metafórica que exhibió Pérez-Reverte: la omnipresencia de Vox a su lado, es decir, que el PP por sí solo en este momento no puede alcanzar ningún gobierno, siquiera en una pedanía. Tras meses a la baja en las encuestas, Vox se ha visto 'premiado' con la pésima gestión de Mazón con la DANA y la inexplicable actuación de la direccion nacional del PP, al no apartarlo dada su incapacidad manifiesta ante la temeraria inacción por la terrible situación que afecta a Valencia.
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Pero no sólo. En julio de 2023, cuando las últimas Generales, el PP de Mañueco se merendó 5 de los 6 diputados nacionales de Vox en Castilla y León. Aunque la alegría no fue plena: resulta que donde fue incapaz el PP de arrebatar el sexto diputado fue en Valladolid, lo que fue buena muestra de la debilidad orgánica del partido, encabezado, que no capitaneado, por el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, al que en el PP le hacen similar caso que al Papa Francisco en el Paris Saint Germain de Luis Enrique.
Lejos de haber apretado el acelerador en la capital y la provincia vallisoletana para tratar de ganar terreno electoral, el PP se ha frenado. Y en el mayor escaparate de gestión pública del que dispone, el Ayuntamiento de Valladolid, son muchos los propios del PP que asisten atónitos (eso sí, sin atreverse a rechistar) a las formas de actuar del medio alcalde-medio senador Jesús Julio Carnero. Las preguntas que flotan en el aire son: ¿La gestion del primer mandato del medio alcalde-medio senador va a pasar a la historia por solamente dedicarse a desmontar lo que hizo su antecesor, el hoy ministro socialista Óscar Puente? Y atado a Vox, ¿cómo va a poder comer votos a los de Abascal? Muchos aún no se han recuperado de que el resultado del reciente incendio, sin consecuencias, en el Teatro Lope de Vega fuese la polémica que protagonizó el medio alcalde-medio senador al fotografiarse con los bomberos que extinguieron las llamas. Luego la foto fue distribuida por los servicios municipales de prensa. Es la imagen que le define del todo: si tras un incendio, te haces una foto con los bomberos y la difundes es que estás a lo que no tienes que estar. Y en la política actual, vivir de la foto se castiga en las urnas.
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¿Tiene o no Mañueco un problema electoral en Valladolid? Lo tiene. Y mayúsculo.
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