Somos Valladolid

El primero, el de la gesta del Real Valladolid de Mendilibar, ascendido dos meses antes de acabar la Liga tras una exhibición de récord. El segundo fue el lema que le puso Djukic cuando pronunció, en su peculiar serbohispano, «somos Valladolid». Ya hace 17 años de un ascenso y 12 de otro.

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Esos dos momentos, separados por un parpadeo, devolvieron el orgullo roído por el tiempo y las decepciones a los pocos que, allá por el comienzo de este siglo, se abonaban al Real Valladolid. Alcanzar los 12.000 socios era un sueño ¡con el equipo en Primera División! Inmersos en un deambular triste y con un estadio de colores desvaídos por el sol, sin grandes esperanzas. Al mismo tiempo, activaron a quienes empezaban a asomarse al fútbol entonces, quizá críos o adolescentes que hoy rondan la treintena. Y que han mantenido el orgullo a pesar de los altibajos, ya sea por Ronaldo, en su momento, o por el sueño constante de pelear por volver a Primera, con Sergio, con Pacheta y ahora con Pezzolano. Somos Valladolid.Y, por poner las cosas en perspectiva, merece la pena recordar cuando no lo éramos.