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La «agüela» de Sancho PanzaPoco le duró a Sancho el idealismo romántico con que defendió el amor y la libertad, por encima del interés y el negocio, para que ... los que bien se quieren puedan casarse sin impedimentos. Cuando llegaron en el Capítulo XX de la Segunda parte (RAE, 2015) a la boda del rico Camacho, su pensamiento cambió de pronto. ¿Porqué? Pues sin duda por sabrosas razones:
«–El rey es mi gallo: a Camacho me atengo.
–En fin –dijo don Quijote–, bien se parece, Sancho, que eres villano y de aquellos que dicen: «¡Viva quien vence!».
–No sé de los que soy –respondió Sancho–, pero bien sé que nunca de ollas de Basilio sacaré yo tan elegante espuma como es esta que he sacado de las de Camacho.
Y enseñole el caldero lleno de gansos y de gallinas, y, asiendo de una, comenzó a comer con mucho donaire y gana, y dijo:
–¡A la barba de las habilidades de Basilio!, que tanto vales cuanto tienes, y tanto tienes cuanto vales. Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener, aunque ella al del tener se atenía; y el día de hoy, mi señor don Quijote, antes se toma el pulso al haber que al saber: un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo enalbardado (…) Yo apostaré un brazo que puede Camacho envolver en reales a Basilio; y si esto es así, como debe de ser, bien boba fuera Quiteria en desechar las galas y las joyas que le debe de haber dado y le puede dar Camacho (…) Sobre un buen tiro de barra o sobre una gentil treta de espada [doble sentido erótico] no dan un cuartillo de vino en la taberna. Habilidades y gracias que no son vendibles (…) Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero».
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Sancho y su «agüela» tenían razón. Nada del profundo dilema de Hamlet: ser o no ser. Tener o no tener, esta es la cuestión. El interés y el dinero mueven gran parte de lo que hay en el mundo. ¡Poderosos caballeros! Siempre ha sido así, también en el siglo XXI. Y gallo, reyezuelo nuevo demostrándolo, ya tenemos. Pero el gran Sancho Panza tenía una muy intuitiva y notable inteligencia natural, a diferencia del anterior. De tanto escuchar las reflexiones de Don Quijote y verle actuar con nobleza, empezó un desarrollo 'psíquico' que Unamuno y otros cervantistas han llamado «quijotización». Mediante él Sancho pudo adquirir una parte de la bonhomía y de los valores del caballero andante (¡adquirir todo era imposible sin estar 'loco'!). Dinero e interés. Siempre ha sido así, pero no sólo así. Quiteria no se casó al final con Camacho, lo hizo con Basilio.
De algunos consejos que Don Quijote dio a Sancho, por ejemplo, tras convencerle para que le acompañase sin cobrar salario (Q II, 28), seguramente el escudero no se olvidó:
«–No te muestres de aquí adelante tan amigo de tu interés, sino que procures ensanchar el corazón».
A semejanza de Falstaff, buen vividor y mejor comedor, otro de los grandes personajes de Shakespeare, seguro que Sancho tampoco olvidó nunca todas aquellas elegantes espumas del rico Camacho.
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