Miguel Tellado, vicesecretario de Organización del PP, lanzó el mensaje a la junta directiva provincial del PP en presencia de los medios de comunicación, en una de esas intervenciones sin preguntas pero que buscan micrófono. «No vamos a gobernar si no ganamos las elecciones», dijo ... en presencia de Jesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid pese a ser la segunda fuerza más votada. Y luego puso como ejemplo de triunfo «de los que le gustan a Alberto Núñez Feijóo» el de José Ángel Alonso en Villalón, con un 79% de los votos válidos a su favor. Eso, además de un mensaje para los que aún piensan que existe esa purga de casadistas que anhelaban -Alonso lo era, como Eduardo Carazo, número 2 al Congreso-, tenía una traducción en clave preelectoral. El PP quiere gobernar en solitario. Para eso necesita o una mayoría absoluta, que hoy se antoja casi imposible, o una mayoría que supere al menos a la izquierda, PSOE+Sumar, lo que le daría la suficiente fuerza como para buscar pactos con fuerzas minoritarias o incluso el apoyo de Vox sin dejarle entrar en el Gobierno.
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Era la misma idea que manejaba Alfonso Fernández Mañueco en 2022. Sumar más que la izquierda. Logró 31 escaños. La izquierda, PSOE y Unidas Podemos, 29. Pero quedaban esos flecos llamados Soria ¡Ya!, con 3, UPL, con otros 3, el escaño del exsocio Francisco Igea por Ciudadanos y el de Por Ávila. Demasiado verso suelto. Pactar con Vox era la opción que permitía una mayor estabilidad. Y Vox impuso sus exigencias.
Con este panorama, el PP en Castilla y León debería lograr un triunfo cercano a sus cotas máximas de escaños. Es una comunidad autónoma peculiar. Nueve provincias, 31 diputados. Entre ellas Soria, que solo elige dos representantes. Y Ávila, Palencia, Segovia y Zamora, que tienen tres. Los populares tienen algunos feudos que son inmunes a las corrientes nacionales. Así, en Valladolid se garantizan 2 diputados, igual que en Salamanca, donde se mueven hacia el tercero cuando el viento sopla a favor. En Palencia también alcanzan los 2 con asiduidad y solo el multipartidismo y el vendaval socialista de abril del 19 les dejó en 1 entonces.
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Desde el año 2000, la media de diputados obtenidos por el PP en aquellas elecciones generales con triunfo socialista se ha situado en los 14-15 diputados, aunque su peor resultado fueron los 10 de abril de 2019. Su cota máxima media, en los comicios con triunfos populares, está en los 19, aunque Juan Vicente Herrera llegó a sumar 21 de 33.
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El PSOE tiene, en Castilla y León, unos resultados bastante más bajos. Desde el año 2000, cuando la tendencia ha sido adversa y se ha impuesto el PP los socialistas se han quedado en 10 escaños de media. Y cuando las elecciones han ido bien y en España se ha impuesto el rojo, se han quedado en un promedio de 13.
A estos precedentes se les unen tres cuestiones.
La primera, el papel de la tercera fuerza. En Castilla y León, desde la irrupción de Podemos y Ciudadanos en 2015, el tercer partido ha rebañado escaños que antes no estaban en disputa. En diciembre de 2015, Podemos obtuvo 3 diputados y Ciudadanos, otros 3. Unos meses después, en 2016, Unidas Podemos se hizo con 3 y Ciudadanos se quedó en 1. En la primera ronda de 2019, Ciudadanos arrambló con ocho diputados, uno por provincia salvo Soria, donde solo hay uno en disputa, y Vox se quedó con otro por Valladolid. Y en noviembre de 2019 solo Vox logró sumar escaños al margen de PP y PSOE, consiguió 6.
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En este punto, Vox anda con la calculadora en la mano. En las circunscripciones con tres escaños en juego -Ávila, Palencia, Zamora, Segovia- parten de una realidad difícil de rebatir: PP y PSOE serán las dos primeras fuerzas. Si quiere rebañar alguno de esos votos, necesitará que el primero no duplique en votos su resultado. Si se coge el resultado de Ávila, por ejemplo, en noviembre de 2019, se observa que Vox obtuvo un 18,52% de los votos, por el 34,79% del PP. Eso hizo que el reparto fuera 1-1-1 para PP-PSOE-Vox. Si El PP hubiera alcanzado el 36% y Vox se hubiera quedado en el 17,99%, los restos habrían dado ese diputado a los populares por 12 votos. En las provincias con cuatro diputados en liza, Vox debe evitar que la segunda fuerza duplique sus votos para que no se dé el mismo efecto con los restos. En noviembre de 2019, obtuvieron sus escaños en Ávila, León, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora.
Así, la movilización del PP y del PSOE en torno al voto útil es particularmente relevante en las provincias de Castilla y León, donde la que más escaños distribuye es Valladolid, con cinco. Es uno de esos territorios, como Castilla La Mancha, Extremadura y otras provincias de la España interior, poco poblada, en las que las dos fuerzas mayoritarias marcan diferencias respecto a sus dos compañeros de bloque.
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La segunda cuestión es que ahora mismo, en Castilla y León parece repetirse el mismo esquema de tres aspirantes: PP, PSOE y Vox. Sumar parte en desventaja. El PSOE lo sabe y por eso ha centrado su primer mensaje de campaña en ese voto útil. «El voto a Sumar en Valladolid en las generales es un voto que solo puede servir para poner en riesgo los dos diputados del PSOE», señalaba Óscar Puente, número 1 al Congreso por los socialistas. Y ponía el límite. «Si el PSOE no supera el 28% del voto se queda en 1 diputado». En los últimas ocho convocatorias nacionales, solo Valladolid (2 veces) y León (1 vez) han repartido escaños a cuatro formaciones distintas: PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos.
Y aquí entra en juego la tercera cuestión. Una corriente que se dejó ver con fuerza en las autonómicas de 2022 y que ahora amenaza el 'statu quo'. Los partidos territoriales. Soria ¡Ya! obtuvo un 42,72% de los votos. Si hubieran sido elecciones generales, habría conseguido un escaño y el otro habría sido por el PP, pero los de Ángel Ceña se habrían quedado a poco más de mil votos de lograr un 2-0. Un resultado capaz de descabalgar cualquier previsión.
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En Ávila, las escisiones de PP y PSOE complican el escenario. Fuentes socialistas admiten que se temen un castigo en las urnas que deje el resultado en un triplete de derechas: un diputado para PP, Por Ávila y Vox y cero para el PSOE, que vive abonado al 1 en esa provincia desde siempre, con un electorado en minoría pero bastante fiel. UPL (Unión del Pueblo Leonés) ha intensificado la precampaña porque aspira a hacerse con un diputado nacional después del gran resultado conseguido en las autonómicas, donde pasó de 1 a 3 procuradores. Y aún habrá otras fuerzas que buscarán el éxito aprovechando la ola del precedente de Teruel Existe: Zamora Sí, Vía Burgalesa o España Vaciada.
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