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Será que estamos en tiempo de política líquida, que diría Zygmunt Baumann, o porque el vértigo se ha instalado en la vida social igual que en la rutina diaria. El caso es que en las elecciones del 23J, las quintas generales en ocho años después ... de diciembre de 2015, junio de 2016, abril de 2019 y noviembre de 2019, ya no estará en los colegios electorales la papeleta de Ciudadanos, se habrá disuelto la de Podemos para formar la de Sumar con el logo-cara de Yolanda Díaz y Vox disputará el tercer puesto cuando ocho años antes apenas reunía 58.114 votos en toda España (18ª fuerza en el país, por detrás de los lodos de UPyD, por ejemplo).
Y aún habrá otro fenómeno que mostrará su verdadero potencial después de haberse presentado en sociedad con la marca Teruel Existe. La España harta. La de las provincias olvidadas. Esas que solo sirven, demoscópicamente, para aportar votos al granero de los grandes, porque con tan poca población apenas reparten un puñadico de escaños a los que ningún partido minoritario tenía acceso tradicionalmente. Hasta ahora. El ejemplo turolense se replicó en las autonómicas de 2022 en Castilla y León con Soria ¡Ya!, capaz de conquistar tres de los cinco procuradores sorianos en liza. Y hasta con UPL, que obtuvo otros tres. Y con Por Ávila, que venía de sumar uno en 2019 por una escisión en el PP y lo mantuvo.
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Ahora, el 23J se convierte, después del ensayo de las municipales para Zamora Sí o Vamos Palencia, en la oportunidad para los partidos localistas de armarla. De hacerse un Teruel Existe. Algo que es, eso sí, tremendamente difícil en una comunidad como Castilla y León, con tan poca población que apenas envía diputados al Congreso. En toda la comunidad se otorgan 31 sillones. Solo en la provincia de Barcelona son 32. Y en Madrid, 37.
Hasta 2004, Castilla y León contaba con 33 representantes en el Congreso. Soria, entonces, perdió 1 por falta de población. Es la provincia de España que menos diputados tiene. En 2016 fue León la que perdió un diputado, pasó de 5 a 4. Así que el 23J habrá 31 en juego.
Con tan poco margen, se hace necesario un resultado excepcional para conseguir un escaño, y en tiempos del bipartidismo más rotundo no había espacio para nadie. Ni un solo partido que no fueran PP y PSOE obtuvo un diputado en el año 2000, ni en 2004, ni en 2008, ni en 2011… Una hegemonía por aplastamiento de restos que se rompió en 2015, cuando Podemos logró 3 diputados y Ciudadanos, otros tres. Los lograron en las provincias con más representación entonces: Burgos (4), León (5), Valladolid (5) y Salamanca (4). En 2016, seis meses más tarde, Podemos obtuvo 3 y Ciudadanos, 1.
El epítome y culmen de la ruptura del modelo fue Ciudadanos en abril de 2019. Ocho diputados. Uno por provincia salvo Soria. Un éxito sin precedentes. Vox arrebató otro al tándem PP-PSOE en Valladolid, además. Y en noviembre, esos ocho naranjas se convirtieron en cinco más para Vox y tres más para el PP.
Sin Ciudadanos, derecha e izquierda aparecerán representados por dos partidos. A un lado, PSOE y Sumar. Al otro, PP y Vox. La tercera vía se configura en cinco provincias con nombre de formación territorial: Vamos Palencia, Soria ¡Ya!, Zamora Sí, Por Ávila y Unión del Pueblo Leonés (UPL). Vía Burgalesa, tercera formación en número de concejales obtenidos en las municipales en la provincia de Burgos, tendrá que decidir si se presenta o no a las generales.
Las opciones de unos y otros son muy diferentes. UPL parte con ventaja en el intento por acceder al Congreso. Si se toma como antecedente más inmediato el resultado del 13F de 2022 (elecciones autonómicas, porque en las municipales el total de votos depende del número de candidaturas), UPL sacaría un escaño. El reparto dejaría PP, PSOE, Vox y UPL con un diputado cada uno. En este caso el damnificado sería el PSOE, que sumó 2 en 2019.
El resultado estratosférico de Soria ¡Ya! en las autonómicas, con 3 de 5 procuradores, implicaría que los sorianos sumarían 1 de los dos escaños en juego. Sin embargo, mil votos más de los que logró entonces le dejarían a las puertas del 2-0. PSOE o PP perderán el diputado que parecían tener asignado casi a perpetuidad.
La tercera formación que podría acercarse al éxito es Por Ávila. Tradicionalmente la derecha ha sido mayoritaria en la provincia, pero la fragmentación del electorado, con Ciudadanos y Vox, y la lealtad de los electores socialistas, minoritarios pero seguros, hizo que en las últimas elecciones el PP cediera un escaño a Ciudadanos (abril de 2019) y a Vox (noviembre de 2019). Con el PSOE abulense roto por la decisión de Ferraz de alterar las listas al Congreso y al Senado, y con Vox y PP dividiendo el voto de derechas, Por Ávila tiene su ocasión de llegar al Congreso. Parte como aval con el triunfo de Jesús Manuel Sánchez Cabrera en el Ayuntamiento de Ávila. El resto de formaciones territoriales puede ser crucial para restar votos a otros partidos. Es, de hecho, uno de los temores compartidos por PP y PSOE, ya que son partidos muy transversales incluso en el caso de Por Ávila, creado a partir de una escisión del PP.
Zamora Sí o Vamos Palencia han conseguido buenos resultados allí donde tenían candidatura. Explotarán el sentimiento de agravio que castigue a los partidos grandes. Francisco Requejo (Zamora Sí) lo ha escrito en castellano rotundo y con su punto de populismo: «Otra vez se vuelven a presentar en las listas los mismos vagos [...] Es sorprendente, o no tanto, ver en las listas candidatos [...] que no han cotizado nada o muy poco. Pero no nos engañemos, la culpa no es de ellos, la culpa es de todos los zamoranos, que elecciones tras elecciones les seguimos votando para que nos sigan quitando nuestro estado de bienestar, infraestructuras, futuro…».
Hay una España con poco peso. Mucha extensión, por consiguiente mucho gasto para prestar los mismos servicios, y poca población. Con infraestructuras cuyo coste/usuarios potenciales hace que siempre queden relegadas en los Presupuestos Generales del Estado. Ahora, sin embargo, el juego de bloques derecha-izquierda se disputa en un puñado de escaños y Teruel Existe, Soria ¡Ya!, UPL o Jaén Merece Más quieren ser decisivos para poder reclamar, como bisagras, lo que se les debe a sus territorios. En su programa, más allá de derechas o izquierdas, una pregunta:«¿Qué hay de lo mío?»
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