Alfonso Fernández Mañueco y Mercedes Cantalapiedra (PP) llegan al acto de Recoletos. Rodrigo Jiménez

Cierre de campaña con incertidumbre y división por la llamada al voto útil

Mañueco ansía un triunfo «rotundo» y no «desperdiciar» la papeleta con partidos sin opciones de escaño y Puente pide «generosidad» a los simpatizantes de Sumar

Antonio G. Encinas

Valladolid

Sábado, 22 de julio 2023, 00:09

Justo este viernes tenía que ser. El Ayuntamiento, gobernado por PP y Vox, anunció que sale a consulta pública la propuesta de Zona de Bajas Emisiones «reducida a su mínima expresión», como gustaban de decir en precampaña el aspirante a senador, Jesús Julio Carnero. ... Así que Toma la Palabra, correlato de Sumar pero en términos municipales, advirtió de que anunciar eso ahora era «utilizar la institución para cerrar la campaña en Valladolid».

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Pero es que justo este viernes tenía que ser cuando el Consejo de Ministros, ese que cogobiernan PSOE y lo que ahora sería Sumar, anunciaba que se ha obtenido la declaración de impacto ambiental de 27 futuros kilómetros de la A-60 entre Valladolid y León. Lo que equivale a decir que aún faltan la aprobación final de los proyectos, la licitación de las obras y su construcción. Da de sobra para el próximo mandato y más allá.

Los viernes que cierran campaña son así, proclives a anuncios y anécdotas que les ponen salsa. Aunque sean con un cierre de campaña de perfil bajo, más anodino que el de las municipales. De hecho, Vox ni siquiera se planteó un acto de clausura propio en Valladolid, sino que lo centralizó en Madrid. Toda una metáfora de su programa antiautonómico y de su estricto orden jerárquico. El PP finalizó con Alfonso Fernández Mañueco, presidente del partido en Castilla y León, y el PSOE se quedó con el candidato al Congreso y ex alcalde de Valladolid, Óscar Puente, como principal referente en la Ribera de Castilla junto a Javier Izquierdo, número 1 al Senado.

Sumar tiró de sus ex concejales en el Ayuntamiento y de sus números 1 al Congreso y al Senado para hacer balance por la mañana. Alberto García Macho, Marina Echebarría y Manuel Saravia le dieron la vuelta a la teoría del voto útil. Porque el PSOE, justificó Saravia, no consigue un tercer diputado por Valladolid desde los años ochenta, así que la única forma de obtener un 3-2 de izquierdas sobre derechas en Valladolid, concluyó, es que Sumar supere a Vox en el tercer puesto. Así que a los de Sumar les quedaba libre la tarde para cerrar la campaña, como dirían los programas de fiestas de los pueblos, «al estilo de la villa». Esto es, un acto breve en Fuente Dorada, música y fiesta en Cantarranas.

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Marina Echebarría, Alberto García Macho y los concejales Rocío Anguita y Jonathan Racionero, en el acto vespertino en Fuente Dorada. Rodrigo Jiménez

Y es que los partidos son 'animales' de costumbres. El PSOE apostó por un barrio, esta vez Rondilla, el parque Ribera de Castilla. Con la dificultad que tienen esos escenarios, amplios, de aforo casi ilimitado, si no colocas unas sillitas aquí y unas cintas delimitadoras por allá, para resultar electoralmente fotogénicas. El PP tiró de clásicos y optó por Recoletos, donde recibió a Feijóo el primer día de la campaña municipal.

¿Que dónde se juegan estas elecciones? Pues una pista vía Mañueco. El presidente del PP cerró campaña en León, cuatro escaños en juego; pasó por Burgos, otros cuatro; Valladolid, cinco diputados en disputa; y cerró en Salamanca, en casa, con cuatro más. Es ahí donde el PP quiere rascar la distancia con el rival, el PSOE, pero también con el previsible socio, Vox. Si los de Abascal no suman, el 3-1 ó el 3-2 serán en buena medida los que decidan si el PP consigue esa ventaja «de 40 escaños» que pedía Miguel Tellado, secretario de Organización del partido.

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Óscar Puente saluda a unos simpatizantes antes de comenzar el acto de cierre en el parque Ribera de Castilla. Rodrigo Jiménez

Jesús Julio Carnero, alcalde y candidato al Senado, puso la música, dicen. Eligió la banda sonora talismán, 'People have the power' [versión de Patti Smith]. Vale traducir 'power' por voto, en este caso. Y él, Conrado Íscar y Mercedes Cantalapiedra pidieron el voto satisfechos por las sensaciones de la campaña. La aspirante número 1 al Congreso dijo en El Norte que veía a Vox «desinflado» y al PP «cerca del tercer escaño por Valladolid». Y Juan García-Gallardo, cabeza visible de Vox en Castilla y León, replicaba en Twitter con una foto del público en San Pablo durante el acto de Santiago Abascal. «Nuestra encuesta en Valladolid», escribía.

«No se trata de ganar de cualquier manera, tenemos que ganar con claridad, con rotundidad, tenemos que duplicar, que triplicar al resto de las fuerzas políticas», exageró Mañueco. Y esta vez pidió el voto de aquellos desencantados con Podemos, con el PSOE, con Ciudadanos. ¡Y con Vox! Por primera vez, de forma explícita, después de hacerlo implícita y nítidamente: «Votar en Valladolid a fuerzas que no tengan representación es echar el voto en saco roto. Concentren el voto en el PP».

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Mensaje que repetía Óscar Puente poco después. Dicen los socialistas que la remontada va bien, que la última semana se le ha hecho bola a Feijóo. «El VAR del debate ha sido tremendo. Todas las patadas que dio Feijóo las hemos visto desde cinco ángulos distintos», arengaba el número 1 al Congreso. Y pedía a los simpatizantes de Sumar su voto útil para el PSOE. «A la gente de Sumar le pido generosidad», dijo. Generosidad se traduce por voto. Porque «los tres senadores de izquierdas -del PSOE, aclaró- están al alcance de la mano si el PSOE es la fuerza más votada en Valladolid».

Así se cerró una campaña de bloques. La del bloque de la izquierda, PSOE-Sumar, contra el bloque de la derecha, PP-Vox. Pero también la del bloque de los que piden el voto útil en las provincias con menos de seis diputados, como todas las de Castilla y León, PSOE-PP, contra el bloque que defiende que los útiles son ellos porque impiden el bipartidismo con aromas del pasado, Sumar-Vox. En los cuatro partidos se respira más incertidumbre que optimismo, porque los sondeos internos arrojan muchos indecisos y una participación elevadísima. Tanta, que hay quien augura, incluso, que antes de final de año volverán las urnas.

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