PSOE y PP centran la campaña en España en sus actos en Valladolid

Los dos partidos mayoritarios, macroestructuras complejas, tienen el foco en las generales de diciembre. Esto es una primera vuelta, como ya dijo Feijóo en su momento, aunque luego matizara porque las encuestas le aconsejaron no venirse arriba. De hecho, han dejado pistas sobradas de ello. Si usted es vecino de Valladolid quizá haya recibido en su buzón un folleto del PP con el rostro de Feijóo en la portadilla y el de Alfonso Fernández Mañueco junto al de Jesús Julio Carnero, con idéntica relevancia, en la contraportada. El mensaje es un «vota PP» comparable al de «vota Vox», que escoge campañas de perfil bajo y poca interacción más allá de su caseta y sus carpas para aferrarse al tirón nacional.

Carlos Iturgaiz (PP) precede a Pedro Sánchez en la Plaza Mayor, en uno de esos actos recoletos con la candidatura de Jesús Julio Carnero y el presidente del PP provincial, Conrado Íscar, alrededor de un atril. Carnero lanza un tema municipal incrustado entre la ley del solo sí es sí y los candidatos de Bildu, el de la automoción, en el que reclama a Sánchez una postura similar a la de Alemania. «Veinte mil familias viven aquí de la automoción, queremos una transición ordenada», reclama. Pero Iturgaiz viene a lo suyo. ETA. Da igual que Génova haya tirado ya de freno de mano con el asunto, algo que es habitual cuando alza la voz y pone orden Consuelo Ordóñez (hermana del asesinado Gregorio Ordóñez y presidenta de Covite). Iturgaiz agradece que haya vallisoletanos que pongan sus nombres en las papeletas del PP en el País Vasco. «Todos ellos han permitido que nos podamos presentar en decenas de municipios donde el PP tiene votos pero no candidatos, porque todavía hay una anomalía democrática, un déficit de libertad en muchos municipios donde ETA sigue mandando con la izquierda abertzale».

Y pide «derogar el sanchismo». Y enumera: la ley del solo sí es sí, la ley Celaá. Y ejerce un poco de antisistema con su crítica institucional. «[Bildu] es un partido antidemocrático, diga lo que diga la Fiscalía. ¡Ya sabemos quién manda en la Fiscalía!».

[Dos mujeres de la lista del PP, Mayte Martínez y Blanca Jiménez, pasan al trote con las camisetas rosas de la Carrera de la Mujer. La policía ordena el tráfico, hay colas ya en la Feria de Muestras y una guía explica a los turistas, junto al Conde Ansúrez, cosas de Valladolid. La otra Valladolid. La que no es España].

Pedro Sánchez entra en el pabellón de la Feria de Muestras por la puerta, no por detrás del escenario, y eso conlleva saludos, palmadas, selfis -que siempre hace él, coge el móvil de turno, lo eleva, plano picado, sonrisa y clic, él queda bien en la foto y el otro, pues según- y un lento caminar entre aplausos.

Ana Redondo, concejala y número 2, presume de que hay «muchos sanchistas», ella incluida. Pues 1.500 personas, calculan en el PSOE, aunque quizá se les haya ido un poco la mano. Mil sí hay. Y un lleno muy fotogénico. La edil presume de gestión y de su alcalde y hasta le hace un guiño a Pedro Sánchez atizando a Alberto Núñez Feijóo por un error de atrezzo en su mitin vallisoletano. «No es buena idea, señor Feijóo, venir a soltar el mitin a Valladolid al pie de los áticos de la vergüenza, los áticos [de la Plaza Zorrilla] que llevaron a los vallisoletanos a pagar 4 millones de euros para restablecer la legalidad«. Luis Tudanca se encarga del mensaje 'que viene el lobo', y por lobo se entiende PP-Vox, que gobiernan en Castilla y León. Chascarrillea contra Feijóo por no saber pronunciar Bruce Springsteen -otro guiño a Sánchez- y encumbra a su alcalde. «Óscar Puente es una referencia en Castilla y León y en toda España, ha hecho que Valladolid traspase fronteras».

Óscar Puente, el socialista que pudo quedarse sin carrera política si Susana Díaz hubiera derrotado a su caballo ganador, Pedro Sánchez, defiende su candidatura. «Hemos puesto en la retina de todo el mundo las posibilidades que tiene esta ciudad», dice. Aplausos. «Podemos jugar la Champions League de las ciudades europeas». Más aplausos. Estos, de la Valladolid que es Valladolid y socialista, que para eso es un mitin. Y alaba a Sánchez. «Me preguntaban qué me parecía tener a Pedro Sánchez aquí hoy: qué me va a parecer tener conmigo a la persona que ha subido el SMI, quien ha subido las pensiones a los mayores, a un líder al que hace quince días recibían en China y hace dos, en la Casa Blanca. Que se planta en Europa y dice que la excepción ibérica tiene que salir adelante, y sale», defiende. Y concluye: «Valladolid le necesita».

Turno para Pedro Sánchez. Sube al escenario. Habla de la Covid-19, de la salud mental, de lo que ya anunció en Valencia sobre los 580 millones para reforzar la Atención Primaria. ¡Y de Madrid! «Tres de las cuatro comunidades autónomas con menos gasto por habitante las gobierna el PP. La primera es Madrid. La comunidad con mayor nivel de renta per cápita, por el efecto de la capitalidad, es la que tiene el peor nivel de gasto sanitario. La consecuencia es que el 40% de los habitantes de Madrid tienen un seguro privado. ¿Y quién se lo puede pagar? El coste medio por estancia en una cama hospitalaria por Covid-19 es de 6.000 euros; en una UCI, 19.000 euros». Sanidad, sanidad, sanidad. Lo que Francisco Umbral llamaría, enervado, su libro. Y una de esas guinditas presupuestarias que son habituales los fines de semana de Sánchez: «38,5 millones de euros a las comunidades» para seguir con el plan de salud mental.

«Y termino», dice. «Desde el Gobierno todo el apoyo para que Valladolid se convierta en un modelo industrial para toda Europa». Aplausos, salida triunfal por el lateral, más selfis. Sin más concreciones. Una afirmación tan vaga como una promesa electoral sin presupuesto. La Valladolid que es España se alegra de que la sanidad se refuerce, seguramente, aunque la gestionarán las comunidades autónomas, como hasta ahora. La Valladolid que es Valladolid, mientras, se mira con esa cara de «¿qué hay de lo mío?», pensando que está en mayo y sin saber que este era el primer domingo de diciembre.