Teatro de calle, deporte y democracia, la receta electoral en Valladolid

Una escena seguro repetida en esta jornada en muchas casas, familias, hogares y puertas de colegios electorales, que intuye diferencias generacionales, pero donde lo que de verdad importa es que, juntos, acudieron a defender y ejercer su derecho ante las urnas. Parejas de la mano, como rezaba la canción de Alejandro Sanz, hombres y mujeres solitarios, como dirigía el cantante Emmanuel, o padres y madres con hijos. Juan Bermejo se apresuraba a votar, acompañado de su hijo pequeño, porque a las 12 tienen partido. «Vengo ahora porque por la tarde me da más pereza», asegura mientras tira del futbolista, ya en pantalón corto y camuflado con la sudadera del chándal. Una jornada repleta de anécdotas, momentos e irrepetibles sensaciones en lo que ya se ha llamado, como un tópico, la fiesta de la democracia.

Las últimas horas del Teatro y Artes de Calle (TAC) se colaron en esta celebración en el centro de la ciudad. A partir de las 10:30 empezaron las primeras actuaciones en el Archivo Municipal, para continuar a partir de mediodía en Las Moreras, Poniente o Las Francesas, donde se mezclaron las delicias del público con electores que acudían con el sobre blanco de la mano. Algunos, incluso, aprovecharon la oportunidad de ir a votar y, de paso, disfrutar de una de las actuaciones nacionales o internacionales del festival, que hoy baja el telón con la entrega de Premios, recoge la agencia Ical.

En el Monasterio de San Benito se acerca una pareja, de avanzada edad. Suben de la mano la rampa de acceso. «Siempre hay que venir, votes lo que votes y como si es en blanco», acierta a decir Amadeo, ante la presencia de los dos agentes de la Policía Municipal que flanquean el portón de entrada. Justo enfrente, varios trabajadores del Servicio de Limpieza de Valladolid disfrutan de su parada con un fuerte desayuno: café, bizcocho y pincho de tortilla. «Nos lo hemos ganado», exponen, y aseguran que aunque es pronto (11 horas) sí se ve movimiento por la calle.

El día amaneció nublado en Valladolid, a la espera de las previsiones de lluvia que figuran por la tarde en todas las aplicaciones móviles de los votantes: «Yo he preferido venir ahora porque me da que va a llover, y bien», sentencia Alberto Pérez, quien dejará la tarde para ver a su Pucela, que hoy juega en Almería el penúltimo partido de la temporada y en el que se juega una gran parte de sus posibilidad de mantenerse en Primera División. Son varios los votantes que están nerviosos por este hecho, como así demuestran las varias camisetas observadas durante la mañana por el centro de la ciudad. Las nubes y la ausencia de sol al menos no provocaron un descenso de las temperaturas. De hecho, el tiempo cálido animó a salir a la gente a los colegios electorales desde primera hora, en una jornada decretada de expectativas por las organizaciones políticas ante la respuesta a unas Municipales en solitario por primera vez en Castilla y León.

Como no podía ser de otra manera, en una jornada típicamente electoral, las anécdotas están a la orden del día. En el Colegio Maristas La Inmaculada una de las mesas estaba compuesta al completo por los segundos suplentes al no haberse presentado ni los titulares ni los primeros. En ese centro ejerció su derecho al voto la candidata de Valladolid Toma la Palabra (VTLP) a la Alcaldía, María Sánchez, quien protagonizó una de las anécdotas de la jornada en el momento de introducir su voto en la urna, cuando se dio cuenta de que se le había olvidado el sobre y tuvo que regresar a la zona de las cabinas a recoger el papel que encabeza su nombre. Ironizaba al salir con el actual teniente de alcalde, Manuel Saravia, cabeza de lista en anteriores comicios, y al que alguna vez se le olvidó el DNI al acudir a su mesa.

Presumía María Sánchez al entrar de un regalo que había recibido esta misma mañana y que mostraba «encantada» a los miembros de su candidatura: «Mirad, un trébol de cuatro hojas. Esto nos traerá suerte y seguro que logramos ocho concejales», expuso.

El candidato 'popular' llegó con mucha antelación acompañado de su mujer, Rosa Urbón, presidenta de Cruz Roja en Castilla y León, por lo que prefirió esperar por si se sumaban más profesionales de la prensa. Al salir y atender a los medios, se despidió del agente de la Policía Nacional allí presente y le espetó: «Ahora vuelvo, que voy a buscar a mi madre».

Si Carnero llegó pronto, el candidato a la reelección, Óscar Puente, llegó en hora, a las 10.30 horas, al CEIP Ponce de León, donde le corresponde votar, pero tardó en poder hacerlo porque se había olvidado la cartera en casa, con el DNI incluido. Se vio obligado a hacer tiempo hasta que se le pudieron traer, mientras tanto atendió a los medios de comunicación.

En ese mismo colegio, Óscar Puente se encontró con dos apoderados muy peculiares. Por un lado, el catedrático Jesús Quijano, histórico militante socialista que fue candidato a la Presidencia de la Junta. También, a la exatleta Mayte Martínez, del PP.

Igualmente, Irene Carvajal, candidata de Vox, llegó casi un cuarto de hora tarde al IES Zorrilla, junto a la plaza de San Pablo, donde se produjo un «agradable» encuentro que al parecer no esperaba, pues coincidió allí en torno a las 9.30 horas con sus padres. También, una de las personas que conformaba parte de la mesa había sido alumna de su padre.