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Silverstone es uno de los trazados clásicos del mundial, junto a Spa Francorchamps , Mónaco o Monza. Es el más joven de este grupo pues, recordemos, está basado en una base aérea construida durante la II Guerra Mundial que, tras ser abandonada después del conflicto, pasa a utilizarse como pista de carreras con unas pacas de paja 'dibujando' el trazado sobre la pista de aterrizaje. Esta 'juventud' no le impide estar en lo más alto de la leyenda. No en vano será escenario del primer gran premio del Campeonato del Mundo de pilotos, hablamos del 13 de mayo de 1950, ganado por el italiano Giuseppe Farina con un Alfa Romeo.
Claro que el circuito de entonces, con sus ocho curvas y 4,65 kilómetros, era diferente al actual, con diez más y alargado mil doscientos metros. Pero ahí continúan las curvas míticas, nombres como Abbey, Woodcote, Stowe, Club, Druids...
Stowe y Club antes eran curvas muy rápidas de 90 grados y hoy se han transformado en varias más lentas. Por el contrario, Copse antes más cerrada, ahora se pasa a fondo. Allí Michael Schumacher sufriría un espectacular accidente en 1999, como ya muy recientemente, hablamos de 2021, le sucederá a Verstappen.
Pero volvamos atrás. Los mayores cambios del trazado original llegan en los años setenta. En 1973, el Mclaren de Jody Scheckter, al final de la primera vuelta, en la rápida Woodcote choca contra el guardarail, rebota al centro de la pista y es golpeado por el Surtees de Mike Hailwood, produciéndose a continuación un choque masivo con los restos de nueve coches sobre el asfalto y Andrea de Adamich herido seriamente (fue el final de la carrera profesional del piloto italiano).
Ante la peligrosidad de esta rapidísima curva, los organizadores añaden una chicane. Será el inicio de una serie de cambios que transformarán el trazado británico para hacerlo más seguro, conforme al cambio de mentalidad que se produce en los años setenta.
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En cualquier caso, Silverstone seguirá ofreciendo escenas inolvidables como en los años 90, con Nigel Mansell y el Williams Renault como protagonistas. Estamos en la temporada de 1991 y, por primera vez desde James Hunt en 1976, los aficionados ingleses tienen a un piloto luchando por el título. La imagen del británico como ganador del GP de Gran Bretaña ante su publico, y llevando a Senna en su coche, tras quedarse el brasileño sin gasolina al final de la carrera, queda para la historia...
Pero no, aún hay más y con Mansell de protagonista. En 1992 vuelve a ganar en Silverstone ante doscientas mil personas. Es el delirio. Los seguidores ingleses, nada más bajar la bandera a cuadros, invaden la pista y le entregan la bandera de la Union Jack. Y al legar al viraje de Club, detienen el coche y sacan a Mansell del cockpit. Policías y mecánicos logran rescatar al piloto y, en una furgoneta, se lo llevan hasta el podio. El Williams Renault no tiene tanta suerte y varias piezas del mismo terminarán en manos de los exaltados aficionados como recuerdo.
Silverstone, el viejo aeródromo, es más que un circuito, es la cuna de la F1, donde todo comenzó. Viejas fotos de Fangio, Clark, Hill, Stewart, Brabham Senna, Mansell, o Schumacher, nos recuerdan que estamos ante un lugar especial.
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