Rubinho alza la copa que le entregó su compañero Michael Schumacher, el vencedor oficial.
Historias de la Fórmula 1

Todo por el equipo o un sacrificio incomprendido

El piloto brasileño domina los entrenamientos del Gran Premio de Austria de 2004 y en la carrera nadie le pudo hacer sombra

Santiago de Garnica

Valladolid

Viernes, 30 de junio 2023, 18:50

Zeltweg 2002. En los entrenamientos del gran premio de Austria, hay bastantes salidas de pista a causa de un suelo en no muy buenas condiciones. Pero Rubens Barrichello está en forma. El brasileño acaba de renovar con Ferrari y parece que vuela sobre la pista. ... Su compañero, su jefe de equipo más bien, Michael Schumacher 'solo' ha podido ser tercero, y tras el Williams de su hermano Ralf.

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Llega la carrera. Barrichello confirma que su 'pole' no ha sido fruto de la casualidad y domina con clara ventaja por delante de los hermanos Schumacher. En la vuelta 28 un brutal accidente deja sin respiración a los espectadores. Cuando se acerca a la curva 'Remus', el Sauber de Nick Heidfeld, perdido, atraviesa la hierba e impacta a 280 km/h contra el Jordan de Takuma Sato, que queda atrapado en su interior. El japonés es rescatado y, una vez en el centro médico del circuito, el profesor Sid Watkins (el médico de la Fórmula 1) comprueba que está ileso salvo unas leves contusiones en la cadera. Un milagro...

Sigue la carrera y sigue Barrichello, salvo en la segunda parada en boxes, dominando. Nada parece detener al brasileño en su camino hacia el triunfo. En la última vuelta lleva un segundo de ventaja a su compañero de Ferrari que, ahora, es segundo. El director de carrera prepara la bandera a cuadros. De pronto los espectadores se quedan atónitos: Rubens, a la salida de la última curva, frena. Michael duda pero, finalmente, le adelanta y logra así una nueva victoria.

En la ceremonia en el podio, Schumacher entrega la copa de vencedor a Barrichello y le cede su puesto en lo más alto. El brasileño no puede contener las lágrimas mientras suena el himno alemán. En la rueda de prensa, Schumacher (atacado por los periodistas) señala que Rubens ha sido el que ha dominado de forma fantástica todo el fin de semana, que a él le han informado por radio que su compañero le dejaba pasar, pero que en ningún momento previo a la carrera se había planteado nada.

Schumacher está agradecido y lo dice, pero también señala que ambos pilotos han cumplido las órdenes de equipo: Todt y Montezemolo mandan.

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El escándalo es mayúsculo. La prensa y muchos aficionados arremeten contra Ferrari pero el alemán se defiende: «Está claro que habría preferido que las cosas fueran de otra manera». Y en otro momento de su intervención añadiría: «Los patrocinadores gastan enormes sumas en ganar el mundial y hay que asegurarlo lo antes posible. Si al final ganamos el campeonato por poco, no habrá sido esto tan ridículo».

La verdad es que las estrategias de equipo son parte del deporte del automovilismo y está contemplado en el reglamento. Pero la FIA sancionará a Ferrari por el procedimiento. El propio Todt reconocería que se podía haber hecho mejor, dejando un segundo más de parada en el box a Barrichello pero no montando el «espectáculo» de la frenada en la última curva. Pero también hubo quien defendió al equipo Ferrari por no ocultar su estrategia.

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'Rubinho' había perdido la posibilidad de ganar un gran premio, el segundo de su carrera, pero veía un futuro prometedor por delante en Ferrari y aceptó las órdenes: «Para mi dejar pasar a Michael no ha sido difícil. Se me pidió hacerlo y lo hice». Se quedó con la copa, si bien comentó que se la regalaría a su madre. Un buen hijo...

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