Más allá de ganar carreras, incluyendo tres grandes premios de F1, Boutsen ha triunfado en los negocios y en la vida.
Historias de la F1

Las carreras son una buena escuela de vida

Thierry Boutsen pasa su niñez contemplando las carreras del legendario Jacky Ickx, el ídolo belga, y a los 18 años se inscribe en una escuela de pilotaje

Santiago de Garnica

Valladolid

Viernes, 28 de julio 2023, 18:06

Jacky Ickx es sin duda la gran estrella del automovilismo belga, su palmares y versatilidad (Fórmula 1, Le Mans Dakar...) hacen de él una referencia difícil de adjetivar. Thierry Boutsen nace en 1957 y de niño lee y contempla las carreras de Ickx. Por ello ... no es extraño que se inscribiera en la escuela de pilotaje de André Pilette en Zolder en cuanto alcanzó la mayoría de edad. Le acompañaban cualidades, logrando en 1978 ser campeón de Fórmula Ford de Benelux ganando 15 de 18 carreras. Y dos años después, es subcampeón de Europa de Fórmula 3, y de F2 en 1981, tras Geoff Lees.

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Tras pruebas para Brabham, Mclaren y Sprit Honda, en casa, en el Gran Premio de Bélgica de 1983, debuta en la Fórmula 1 al volante de un Arrows. Logra terminar casi todas las carreras de la temporada y obtiene dos séptimos puestos. Pero al año siguiente el coche rompe prueba tras prueba y solo logra llegar a meta en cuatro ocasiones, donde siempre logra puntos. Y en 1985, con su segunda plaza en Ímola, completa el doblete de Arrows con Berger.

La de 1986, fue una mala temporada y en el 87, pasa a Benetton, subiendo al podio en la última carrera, Australia. En 1988, termina cuarto del Mundial, y cumple un sueño: se compra su primer avión. Es una magnífica temporada que hace que Frank Williams le fiche como sustituto de Mansell en 1989. Y no defrauda logrando el triunfo en Canadá (tras un trompo de 360º), y en Australia. Al año siguiente gana en Hungría y es sexto en el Mundial.

No es suficiente para el viejo Frank. Mansell vuelve al equipo y Boutsen hace las maletas y se va a Ligier. El equipo, sin dinero para desarrollar el motor Lamborghini, no va. El mejor resultado es un quinto puesto.

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En 1993, logra con el apoyo de Barclay un volante en Jordan, pero sigue la mala racha. En Spa-Francorchamps, el circuito donde había debutado en la F1, el coche no arranca. Es demasiado y deja la F1.

Pasa a disputar el campeonato alemán de turismos con Ford. Y luego en Resistencia con Porsche. Ya antes había participado en el Mundial de Resistencia (que compaginó con la F1), ámbito en el que obtuvo victorias en los 1.000 Kilómetros de Monza (1983), 24 Horas de Daytona (1985) o en los 1.000 Kilómetros de Spa (1986).

En las 24 Horas de Le Mans de 1996 comparte volante con Hans Joachim Stuck y sitúan su coche en la segunda plaza. En el 97 es segundo en las 24 Horas de Daytona en la clase GT y, un año después, gana el campeonato USA de GT-1.

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El comienzo de los negocios

Pero en las 24 Horas de Le Mans de 1999 sufre un terrible accidente con un Toyota GT-One. Si bien recuperado, deja las carreras y se dedica a los negocios, junto a su mujer Daniela, montando una compañía de venta de aviones (todo empezó cuando un día otro piloto le ofreció comprar su avión), su gran pasión. Y le sonríe el éxito. Sus primeros clientes fueron pilotos de F1 y hoy día Boutsen Aviation ha vendido más de 330 aviones, y es una de las empresas líderes de su sector. Y otro tanto ocurre con su floreciente empresa de compra venta de coches clásicos, actividad que compagina con su participación en competiciones de históricos.

El propio Boutsen dice que las carreras «es una buena escuela de vida donde se aprende trabajo en equipo, precisión, sacrificio...». No hay duda que ha sido un alumno aplicado.

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