La cantera de la Segoviana crece un 10% y supera los 380 jugadores

El fútbol base azulgrana cuenta con más de sesenta trabajadores. «Cuando entré, creía que no era bueno que los padres entrenasen a sus hijos. Ahora tengo que decir que sin estos padres a lo mejor no tengo entrenadores».

Roberto lamenta cursos «carísimos» y «difíciles de amortizar» en Segovia. «La gente lo hace porque tiene a su hijo», añade. Hay un curso más accesible de unos 200 euros que solo permite entrenar en categorías provinciales y el club se lo costea a los candidatos; no solo padres, sino a jugadores que terminan su edad juvenil.

La entidad busca cantidad, pero también calidad. «Tampoco sería bueno tener muchos más equipos. Tenemos que ir filtrando para que el club sea poco a poco más representativo», explica Roberto. Habla de aspirar de nuevo al ascenso del juvenil a División de Honor y que los cadetes e infantiles puedan sumar a un segundo equipo en categoría regional. Para los más jóvenes, manda la formación. «Ir preparando a los jugadores en edades más tempranas con valores y rutinas para luego ir formando futbolistas».

Roberto dibuja a una cantera con buena salud y habla de «orgullo» al ver a una decena de canteranos actualmente en el primer equipo. «Es para estar bastante satisfecho porque el número de jugadores sigue aumentando». Fruto de ello son dos equipos nuevos que han visto la luz este curso; un benjamín y un alevín.

En fútbol siete, la Segoviana tiene dos equipos benjamines en Segunda Provincial (el B y el C) y otro en Primera (el A). El tercer equipo creado esta temporada ha dado más efectivos a una categoría que iba más justa hasta el año pasado. Algo similar ocurre con los alevines, ahora con cinco equipos: dos en Tercera, dos en Segunda y uno en Primera, con el club liderando todas las categorías. El alevín A es el infantil regional a dos años vista, así que el trabajo empieza ya. «Hay que intentar hacer el grupo cuanto antes».

El paso adelante parte de crear otro equipo en categorías regionales. El club mantiene cuatro equipos en categoría infantil; el que compite en Primera Regional, el B –que lidera la Primera Provincial–, y dos más en Segunda Provincial.

El objetivo es mantener el buen tono del primero equipo, entrenado por Tito Domingo, que dirigió el curso pasado al juvenil en División de Honor, y que el B dispute en la fase final para subir a Segunda Regional. La estructura en cadetes es similar. Hay tres equipos: el que milita en Primera Regional, el B lidera la Primera Provincial y el C hace lo propio en la Segunda Provincial. «Tengo una especial devoción por la generación del cadete B, creo que nos puede dar alegrías a corto plazo. Hay que intentar el ascenso a Segunda Regional».

En juveniles hay otros tres equipos. El Provincial, el Regional –ganó la liga el curso pasado y este año le costó arrancar, pero está en mitad de tabla– y el Nacional, recién descendido tras participar por primera vez en División de Honor. «No hablo de decepción, pero tenemos más de lo que dice la clasificación. Ha sido bastante intermitente. Está mirando hacia arriba, pero no tan cerca de los mejores como yo pensaba». Exigencia alta.