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Para poder seguir disfrutando de la repostería sin tener que estar pendiente de encender el horno, la nevera se ha convertido en un buen aliado para hacer tartas. De esta forma, se prepara una deliciosa tarta de yogur que se puede decorar con frutos rojos, ... todo tipo de mermeladas o miel, al gusto del comensal.
En primer lugar, se prepara la base de la tarta con unas galletas gruesas, para conseguir una textura más sólida. Una vez estén machadas y se tenga la tierra de galletas, se mezclan bien con un poco de mantequilla derretida, unos 10-15 gramos para ligarlo todo bien. Se extiende sobre la masa del molde, se aprieta bien y se deja en la nevera.
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Mientras tanto en un bol con agua siguiendo las indicaciones del fabricante se deja hidratar la gelatina. Con unos cinco o seis minutos será suficiente. Se aprovecha este tiempo para ir organizando el resto de ingredientes, en otro recipiente se mezcla el yogur a temperatura ambiente con el azúcar, el zumo de medio limón y se agrega un poco de ralladura de limón. Se mezcla bien todo. A continuación, en otro bol se monta la nata, es recomendable que esté fría.
Se escurre bien la gelatina y se disuelve a fuego bajo en una cazuela. Se apaga el fuego y se añade la mezcla de yogur. Se remueve bien y con movimientos envolventes se agrega la nata. A continuación, se vierte en el molde que estaba en la nevera con la base de galleta. Se cubre con papel transparente procurando que no queden burbujas y que el papel cubra tocando la masa y se lleva de nuevo a la nevera para reposar un mínimo de seis horas. Lo ideal es preparar la tarta de yogur de un día para otro y dejar la masa reposar toda la noche.
Después solo queda desmoldar y decorar con unas grosellas, frambuesas o frutos rojos, aunque también se puede optar por un poco de miel, confituras o algunos frutos secos.
Ingredientes: 200 g de galletas redondas estilo digestive, 550 ml de yogur griego azucarado, 250 ml nata para montar, 60 g azúcar, mantequilla, 15 g gelatina en polvo, un limón.
Proceso: Se machacan las galletas y se mezclan con la mantequilla deterrida, unos 10 gramos. Se colocan en la base del molde, se presiona bien y se deja en la nevera. Se hidrata la gelatina siguiendo las indicaciones del fabricante. Por otro lado se mezcla el yogur a temperatura ambiente con el azúcar, el zumo de medio limón y ralladura de limón. Se mezcla bien todo. Por otro lado se monta la nata fría. Se escurre bien la gelatina y se disuelve a fuego bajo en una cazuela. Se apaga el fuego y se añade la mezcla de yogur. Se remueve bien y se vierte la nata con movimientos envolventes y a continuación se agrega todo al molde que estaba en la nevera con la base de galleta. Se cubre con papel transparente procurando que no queden burbujas y que el papel cubra tocando la masa y se lleva de nuevo a la nevera para reposar un mínimo de seis horas. Lo ideal es preparar la tarta de yogur de un día para otro y dejar la masa reposar toda la noche. Después solo queda desmoldar y decorar con unas grosellas, frambuesas o frutos rojos, aunque también se puede optar por un poco de miel, confituras o algunos frutos secos.
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