Consulta la portada del periódico en papel
Mohammad Rasoulof recibe la Espiga de Honor seis años después en la Seminci. Rodrigo Jiménez
Mohammad Rasoulof | Espiga de Honor

«La visión de los jóvenes es la que puede cambiar Irán»

Mohammad Rasoulof, huido de su país, recibe en la Seminci el galardón que no pudo recoger en 2018 al estar encarcelado

Sergio García

Valladolid

Miércoles, 23 de octubre 2024, 20:04

Fue la 63 edición de la Seminci la que nombró a Mohammad Rasoulof Espiga de Honor. Era 2018 y el cineasta iraní no pudo estar en Valladolid. El motivo, se le prohibió viajar y trabajar fuera de su país a la espera de cumplir su ... condena, que se remonta a cuando fue detenido en 2010 junto a Jafar Panahi, otro conocido del festival. Este año ha podido acudir, pero la historia estuvo cerca de repetirse. En mayo de este año se dio a conocer una nueva condena: ocho años de cárcel, latigazos y la confiscación de todas sus propiedades por un tribunal revolucionario. Pero al final, seis años después, estuvo ayer en Valladolid tras huir de su país hace cinco meses. «Quiero agradecer al festival por el premio», fueron las primeras palabras del cineasta. Como si no hubiera pasado nada. Rasoulof no llegó solo al Teatro Zorrilla, lo ha hecho acompañado de su última película, 'La semilla de la higuera sagrada', donde la ficción se relaciona con la realidad.

Publicidad

En concreto, con la muerte de Masha Amini en 2022 en custodia de la policía y que originó las protestas del movimiento 'Women, Life, Freedom' en Irán. La cinta mezcla las propias escenas rodadas por el director con otras donde utiliza el material propio que grabaron los manifestantes en la calle. «Es increíble la fuerza de la visión de los jóvenes, que son quienes quieren ser, ellos mismos, y pueden cambiar las cosas. La historia sigue a una familia, lo que pasa en esa intimidad, pero no podría imaginar los escenarios reales que sucedieron. Utilizar este material fue como un encaje perfecto».

«Me pareció interesante pensar en los trabajadores del Gobierno y en su percepción sobre la situación del país»

El proyecto de la película nació en la propia celda donde el director estaba encarcelado. De alguna forma, gracias a las conversaciones que mantenía con uno de sus carceleros. «En un momento me confesó que estaba sufriendo mucho y que había barajado quitarse la vida. El motivo, que su familia, su mujer y sus hijas estaban en contra suya, porque no entendían que una persona tan respetable pudiera trabajar con el Gobierno, quien estaba oprimiendo», explica. Es esta idea la que centra la película, donde un abogado que trabaja para el gobierno iraní comienza a cuestionar el sistema en el que se encuentra, mientras en su hogar se desatan conflictos con su familia. «Me pareció muy interesante pensar en estos trabajadores y en qué percepción tendrían sobre lo que estaba haciendo el Gobierno».

En todo este ambiente, Rasoulof salió de la cárcel y desde el primer momento lo tuvo claro. «Empecé a investigar lo que había sucedido fuera, todo lo que tenía tan triste a este hombre», relata. Fue en ese momento donde se percató de la importancia que habían tenido los jóvenes como atestiguadores de las protestas. «Me di cuenta de dos cosas. De la importancia y de la visión que tenían para captar estos momentos históricos. Esto me abrió una puerta a hacer uso de estos vídeos para incorporarlos en una película».

Publicidad

Futuros proyectos

El tiempo que el realizador ha pasado en la cárcel también le ha permitido pensar en más proyectos. «Después de 2018 he firmado dos películas y durante esos años pude pensar en muchos proyectos. Mi cabeza ahora es como un cajón de donde puedo coger las ideas que he tenido durante este tiempo». Proyectos, eso sí, donde busca mantener una idea que ha rodeado su obra. «Siempre me ha apasionado transmitir que las decisiones de cada uno tienen una influencia en lo que nos rodea, que los actos son importantes y tienen su reflejo».

Rasoulof huyó de Irán tras conocer la última sentencia y ahora vive en Alemania, desde donde permanece pendiente de lo que sucede en su país. «Estoy físicamente fuera, pero mi contacto es muy estrecho gracias a la tecnología. Incluso más que ante. Lo que busco ahora es encontrar el punto común que existe entre lo que pasa en mi país con lo que sucede en todo el mundo», explica. Y sobre una posible vuelta a su país. «Estoy en un punto donde me es muy difícil pensar a nivel personal, lo que yo necesito. Me gustaría tener la libertad de tomar la buena decisión sobre futuro proyectos, pero es una libertad que para mí sigue sin existir. Porque yo quiero trabajar en Irán, pero no puedo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad