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Semincero, ¿qué opina de los nuevos labios de la Seminci?Valladolid
Semincero, ¿qué opina de los nuevos labios de la Seminci?«Cuando algo se cambia, siempre hay comentarios positivos y negativos, pero hay que renovarse o morir». Es la percepción de Alfonso García, conocido hostelero de Valladolid, ante el cambio de logo en la Seminci. La noticia se confirmó en junio, cuando quedaron detrás ... los antiguos labios de Sierra, que ahora se han cambiado por otros diseñados por PobrelaVaca Studio. Los cambios, de primeras, son difíciles, y el nuevo símbolo del festival también ha suscitado una variedad de opiniones entre los más seminceros. Y sí, hay de todo, desde los que los critican, los que aplauden la decisión o los que entienden el cambio.
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Es mediodía en la puerta del teatro Calderón, sede del festival, donde muchos espectadores se preparan para ver la primera película -para algunos la segunda- de la jornada. Entre la multitud está Mode Marné, recién aterrizada de Barcelona en su particular recorrido por otros festivales de cine. «He estado en San Sebastián y ahora seguimos por Valladolid». Ella es una de las espectadoras que critica el cambio. «El anterior representaba algo en nuestra mente. Este en cambio no me dice nada, los veo como unos labios que no identificas con nadie, mientras antes los relacionabas con Marilyn Monroe», apunta.
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Sergio García
Sergio García
Pero no todo es de color negro. «Me parece un cambio positivo, hay que modernizarse. Además que la modificación es más en los detalles, le da un toque más actual solo con quitar la comisura», destaca Enrique Zamora, un veterano espectador de Seminci, que conoció en su etapa de estudiante en los años ochenta. Le acompaña su mujer, Ana Mengual, en su primera visita al festival. «Eran unos labios carnosos que quizá insinúan algo femenino, como si el festival tuviera que ser más atractivo, pero ahora se consigue que sean más ambiguos», opina.
Entre las dos opiniones se mueve el ya mencionado Alfonso García. «A mí me gustaba más el de antes, quizá soy algo tradicional. Pero me iré adaptando, como con todo en la vida. Este año, además, me gusta mucho más la organización del festival», reconoce. Y también hay otros espectadoras que se muestran en contra de los cambios. «Ha sido una sorpresa. No me ha gustado. El logo de Sierra era el de la Seminci, entiendo que se quieran poner al día. No vemos la explicación, no sabemos si quizá hay personas que crean que esos labios carnosos puedan ser ofensivos, pero se ha perdido parte de la esencia», afirma Concha Velasco («Sí, como la actriz»).
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Este año es uno de cambios, pues también ha cambiado la sintonía del festival. ¿Y qué opinan los seminceros sobre esto? «Es fantástica, no puedo decir nada contra ella, aunque no sea la de la Seminci. Es un poco la tradición contra la modernidad, hay determinadas cosas que creo que deberían seguir. Pero no puedo decir nada contra Vielba (autor de la sintonía), es un gran compositor y cantante», asevera Velasco. «A nosotros nos ha gustado mucho. La dimensión que ha cogido el festival es tremenda», apuntan Zamora y Mengual.
Todavía se puede encontrar en algunos puntos de la ciudad. Hay que buscarlos bien, pero todavía siguen por Valladolid. Están dentro de las oficinas del Calderón, o en los cristales de una de las cafeterías de la Plaza Mayor y también en las chaquetas de algunos espectadores, que los llevan a modo de reivindicación del antiguo símbolo. Son los labios de Manuel Sierra, que ha presidido las últimas cuarenta ediciones del festival y que los vallisoletanos votaron como mejor cartel oficial de la historia de la Seminci en 2015, por los sesenta años que celebraba el festival. Los icónicos labios fueron encargo del entonces director Fernando Lara, que ocupó el cargo durante 21 ediciones, siendo la primera la de 1984, mismo año en que se estrenó este primer beso al cine. La llegada de los labios fue, como expresa el propio festival, supuso un cambio radical que ayudó a romper con la imagen conservadora que hasta entonces tenía el festival, que nació bajo el nombre de Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos, denominación que mantuvo hasta 1973. La nueva imagen, no obstante, se ha impuesto en la ciudad, donde ya decora las farolas del centro de la capital o las ventanas y la fachada del Calderón.
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