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«Es una sensación que sale de las entrañas y con la que es muy fácil conectar. Tiene un poder de concentración que me ayuda a abstraerme del mundo». Así define Ester Expósito al miedo y lo que se siente como espectadora del género, uno ... que disfruta detrás de la cámara y desde la butaca. «Me encanta y es muy divertido de rodar». Ella es la protagonista, junto con la argentina Malena Villa y la francesa Mathilde Ollivier, de 'El llanto', la ópera prima del vallisoletano Pedro Martín-Calero. «Ha sido maravilloso trabajar con él. Tiene una visión muy potente y su experiencia ha conseguido algo muy estético», apunta Mathilde Ollivier.
La película va más allá del terror, con una historia que gira en torno a los tres personajes, a quienes (a grandes rasgos) acecha una presencia que no puede verse a simple vista. Pero no todo es tan simple, pues la cinta, que tiene estos tintes de terror psicológico, busca ahondar más en algunos temas. «No es un horror físico, explícito. Es una historia que transmite ese terror de cuando estás en una situación de violencia de género. Es una metáfora que utiliza este tipo de cine para contar la historia de tres mujeres que también podría ser la de muchas otras», apunta Ester Expósito.
Malena Villa
Protagonista
El rodaje se dividió en dos partes. La primera en Madrid y una segunda que trasladó todo hasta Argentina, donde rodaron Malena Villa y Mathilde Ollivier. «Fue muy loco para las tres. Porque nosotras sabíamos lo que habíamos hecho y más o menos lo que se había grabado en España. Conocer la otra parte en el cine fue muy fuerte. Luego nos pasó que la favorita de cada una era la de la otra», relata Malena Villa. «Sí, fue toda una sorpresa, como ver otra película, yo disfrute mucho con la segunda parte. Ya sabes, culo veo culo quiero», añade Ester Expósito.
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La decisión tiene un sentido, ya que la historia se estructura en una primera parte que termina para dar paso a otra ambientada veinte años atrás. «Cuando leí el guión fue como leer un libro. Esa forma de contar me pareció muy interesante, también la complejidad de cada personaje y como todas ellas estaban conectadas», comenta Mathilde Ollivier. Una estructura, además, intencional, como asegura su director.
Esto hace que, por ejemplo, el personaje de Ester Expósito actúe, en cierto modo, sola. «Más difícil fue para Ester, que trabajo casi por ella misma, tuvo el desafío más grande. Por suerte yo tenía a Mathilde y ese apoyo actoral en las escenas», apunta la actriz argentina. Algo que matiza su compañera española. «Fue una sensación rara, porque mis escenas obligan a trabajar con una pantalla donde mantengo conversaciones con el personaje de Àlex Monner».
La cinta también se adentra en ese terror psicológico «más costumbrista» en algunas escenas, definen las protagonistas. Ellas, además de actrices, también son espectadoras. Y está claro que este es un género en alza. Pero desde la butaca, no todas llevan igual de bien eso de pasar miedo. «Me gusta, pero también me tapo los ojos si lo paso mal», confiesa Mathilde Ollivier. «Yo no lo disfruto, pero el público sí. Tengo una teoría de que al espectador le gusta esa sensación de pánico, de vivir una situación de miedo en la comodidad de la sala y de la butaca. Es una emoción que traspasa la pantalla, y ahí hay algo que conecta», asevera Malena Villa.
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Quien sí se declara una gran fan es Ester Expósito. «Es una emoción tan primitiva que difiere mucho de los pensamientos usuales que tengo. En esa tensión, es como que existe un túnel entre la pantalla y el espectador. Y es una sentimiento que hace que haya una parte de personas que sean un poco yonkis de esa adrenalina, de que una película te ponga en esa tesitura de sentir pánico», zanja.
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