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La OSCYL al compás de Hitchcock

En 'Chantaje', Hitchcock construye una historia donde su espíritu, sus inquietudes y sus travesuras se encuentran plenamente reconocibles para cualquier aficionado a las películas del autor de 'Vértigo', 'La ventana indiscreta', 'Psicosis' o 'Los pájaros'. Tras una discusión con su novio policía, una mujer tiene una cita con otro hombre, que trata de propasarse con ella al final de la noche cuando la invita a subir a casa. En defensa propia, la protagonista termina por dar muerte a su agresor, y con la ayuda de su novio tratará de encubrir su crimen. Pero pronto un chantajista desafiará los planes de la pareja...

Dirigida en 1929, de ella se dice que es, a la vez, la última película muda de Hitchcock, y también la primera sonora. Esto se debe a que su realizador desarrolló dos versiones de ella, embarcadas como estaban en aquel entonces las industrias cinematográficas en plena transición al cine sonoro. El filme es, también, el primer británico con sonido, y en su rodaje se acredita una anécdota muy similar a la trama del clásico 'Cantando bajo la lluvia', donde la actriz principal, Anny Ondra, fue doblada fuera de plano por Joan Barry, dado su acento austrohúngaro.

Los seminceros más avezados en las películas del maestro del suspense también identificarán, sin grandes esfuerzos, un simpático autoplagio que Hitchcock se concedería veinticinco años después: la escena del crimen que detona la película, con la mano de la protagonista tanteando un cuchillo de pan hasta dar muerte a su atacante, sería posteriormente reutilizada, con mucho mayor efecto y sustituyendo al cubierto por unas tijeras de costura, en la estupenda 'Crimen perfecto', protagonizada por otra de las rubias habituales del orondo director, Grace Kelly, y el habitualmente cómico Ray Milland, allí en el rol del malvado esposo de la heroína.

'Chantaje' fue a su vez la primera obra del guionista Charles Bennett, a cuyos libretos debemos también thrillers clásicos como 'La noche del demonio'. Pero en su amplia biografía profesional destaca sin duda la fructífera relación con el propio Hitchcock, para el que escribió un buen puñado de películas, incluyendo 'Los 39 escalones', 'El agente secreto' (adaptaciones literarias de John Buchan y Joseph Conrad, respectivamente) o la primera versión de 'El hombre que sabía demasiado', entre muchas otras.

Pero es incuestionablemente en la trepidante persecución final de 'Chantaje' en el British Museum donde vemos mejor el sello del director en situar su clímax en un icónico lugar turístico, como posteriormente repetiría con la Estatua de la Libertad en 'Sabotaje' o con el Monte Rushmore en 'Con la muerte en los talones'. Todo esto en 85 minutos y amenizados por una OSCyL a cargo de Timothy Brock.

Y por último, para los ávidos cazadores de cameos del maestro, 'Chantaje' ofrece una de las escenas donde es más fácil encontrarlo: en torno a los diez minutos del arranque de la película, Hitchcock aparece bien reconocible como uno de los pasajeros de un tren, incordiado por un niño asomado en el asiento de al lado, tan travieso como el propio director.