Seminci 2024

Diálogo abierto

Punto de Encuentro tenía cómplices. En San Sebastián con Nuevos Directores, con la misma exigencia. En el FICX de Gijón se amplía a la tercera en el apartado de Retueyos (brotes jóvenes en asturiano). Y en la Berlinane se anuncia para 2025 la creación de Perspectives, solo para óperas primas. Pero lo que sucedía en el festival vallisoletano es que los directores eran casi debutantes al frente de un aparato de producción tan sólido y calculado como en la obra del más curtido veterano. El resultado, edición tras edición, era una sección de orilla, limpia y calculada, que dejaba poco recuerdo y cuya continuidad en las salas era reducida.

En el festival de 2023, el del adiós a Javier Angulo y el estreno de José Luis Cienfuegos, algo cambió. En la presentación del catálogo Cienfuegos hablaba de «revitalización» del festival y de concebir la programación, casi con terminología de Eisenstein, como «un todo orgánico y homogéneo». Y sí, es cierto que el año pasado asistimos a un Punto de Encuentro diferente, con semillas como la abundante participación española o la reiteración de la «road movie». Se vieron películas de bajos presupuestos pero altas ambiciones. Por las salas desfilaron autores, y especialmente autoras, con pocas tablas, bastante desparpajo y muchos cielos por conquistar.

El nuevo rumbo de Punto de Encuentro se consolida ahora con la supresión del filtro: ya no se exige a las películas ninguna juventud. A cambio, se habla en la web del festival de «Diálogo abierto con los espectadores. Narrativas fluidas y miradas personales que componen una cartografía urgente del cine y el mundo contemporáneos. Una selección de películas con potencial para tener un importante recorrido comercial, destinadas a convertirse en las revelaciones de la temporada». No es mucho decir ni exigir. La sección, inevitablemente, tendrá que hablar y justificarse por sí mismo, a posteriori. Revelar su alcance, su personalidad, su papel y función en el festival. Su hilazón o eco con otras secciones.

Dieciocho son las películas programadas. Llama la atención la última que firma Jia Zhangke, uno de los directores de más prestigio, sino el que más, del gran cine chino. Desde que ganó en 2006 el León de Oro de Venecia con 'Naturaleza muerta' no ha dejado de construir una visión áspera y crítica de su país. 'Caught By the Tides' es el título que trae. ¿Por qué no está en la Sección Oficial? Oro para las tertulias. Cannes sobre todo, además de Venecia, Locarno, Berlín o Sundance respaldan ciertas elecciones: 'Universal Language', del canadiense Mathew Rankin; 'Holy Cow', de la francesa Louise Courvoisier; 'Toxic', de Saulė Bliuvaitė, 'Moon' de Kurdwin Ayub; o la vietnamita que repite su nacionalidad en el título 'Viet and Nam, de Trương Minh Quý, muy destacada por la crítica en Cannes; también las alemanas 'Ivo' (Eva Trobisch) y Scorched Earth (Thomas Arslan). Nombres internacionales que en cierta manera alejan la presencia española, limitada a un solo título, 'A nuestros amigos', de Adrián Orr Serrano, en coproducción con Portugal.

Para el ropaje de otros títulos se insiste en su conexión con el cine independiente norteamericano, rasgo mucho más débil ahora que hace cuarenta años, cuando se programó con mucho esfuerzo un ciclo en la Seminci. Con ese frágil distintivo de independencia llega 'Eephus', de Carson Lund y 'Blue Sun Palace', de Constance Tsang, ambas con el respaldo de Cannes; y 'Familiar Touch', de Sarah Friedland. Entre las seis películas restantes, de enumeración demasiado fatigosa a estas alturas de la página, hay tres primeras obras, en el viejo espíritu de la sección. Y se supone que estas, y todas, estarían encantadas de encarnar lo que propone la presentación del ciclo: convertirse en las revelaciones de la temporada.