Seminci | Eduard Fernández, actor

«La devastación solo se puede contar cuando te va muy bien en la vida»

P: ¿Es 2024 el mejor año en lo profesional para Eduard Fernández?

R: Pues, pensándolo... probablemente lo sea. Tengo sesenta años de edad, según el calendario chino nos encontramos en el Año del Dragón, que es mi año. Así que parece que me toca, sí.

¿Qué ha supuesto este salto a la dirección y a la escritura de guion con 'El otro'?

Me apetecía mucho ponerme detrás de la cámara. Después de tantas películas interpretando sentía que era mi momento de probarme como director, y como en un corto siempre hay poca 'pasta', pensé: «¿Para qué pedirle nada a un colega? Si necesito a un protagonista ya lo hago yo?».

¿Qué ha tratado de contar en este cortometraje?

'El otro' es la historia de un hombre que huye de un fantasma, de sus propios demonios... En el corto recojo situaciones vividas por mí, por amigos o por gente que conozco... Pero en resumidas cuentas, tenía muchas ganas de contar poco a poco todo el proceso, desde que llega a casa dispuesto a comerse un pastelito de fresa hasta que se esconde en su propio armario y guía al espectador a lo largo de un sorprendente viaje.

Las situaciones oníricas de la película, ¿tienen algún referente cinematográfico? ¿O se basan en sus propios sueños?

Muchas eran ideas que me iban viniendo. La secuencia de la saeta en un campo seco es la que vertebra a todo el corto. A quien no le gusta esa escena, directamente no le gusta el cortometraje. He veraneado en Barbadillo del Mercado y me emociona mucho, de toda la vida, la Castilla de los campos llanos... Si algún día hiciese un largo, lo ambientaría en estos paisajes quijotescos. En cualquier caso, nunca diría que es algo onírico, pues después de la perturbación inicial del protagonista todo pasa a ser muy real.

Es una experiencia universal además esa odisea en episodios vitales tan duros...

A menudo nos avergüenza, pero toda la gente ha vivido alguna vez esos momentos tristes y solitarios en la intimidad. La película quiere compartir ese momento de devastación personal.

Es irónico abordarlo en un momento donde la vida le sonríe tanto a Eduard Fernández...

R.: En absoluto. Si hay algún momento propicio para contar la devastación, es cuando se está muy bien. Es necesario tomar distancia, tener una cierta lejanía a la hora de abordar ciertas cosas.

¿Qué ha sido lo más desafiante para usted en esta aventura?

El rodaje, saber poner en la escena todo lo que tenía en la cabeza... Por suerte, me he podido rodear de muy grandes profesionales, con la fotografía a cargo de Kiko de la Rica, con mi hermana Susana o con la producción de Sergi Moreno me he podido ir enterando de cómo funciona un corto. Y está bien a veces tener humildad, empezar en formatos tan breves siendo aprendiz, y darte cuenta de que todo es un gran trabajo de equipo...

Un trabajo de equipo donde usted dirige, escribe y protagoniza...

Pero se aprende a saber qué hace cada uno. Como actor, por ejemplo, he trabajado con directores de todo tipo; a veces sabes quién espera que hagas poco porque ellos ya lo cuentan todo con la luz o con la posición de la cámara. Y, en el caso de mi rodaje, si le tenía que dar indicaciones a mi protagonista no se enteraba nadie (risas).

La película está dedicada a su hija Greta...

R.: Es una dedicatoria con todo el amor, un gesto que quise tener para incluirla en este nuevo aprendizaje de su padre.

¿La experiencia le animará a tratar de dirigir un largometraje?

Me haría ilusión... (pausa) pero tengo que saber qué contar. Tengo que tenerlo muy claro. Hay ideas vagas en mí y espero que los astros se alineen. Me gustan los thrillers, extraños y psicológicos... pero sé que algún día querré contar una historia y tendrá que ser a mi manera. Yendo, quizá, a lo esencial del ser humano, que es algo que como actor me gusta mucho explorar: llegar a lo básico de un personaje y encontrar, allí, una cosa nueva que narrar.

Empezó el año con el anuncio de la cancelación de '30 monedas'...

Fue una putada. Álex [de la Iglesia] la tiene escrita hasta el final. Pero no logra venderla. Es cara. Los entresijos de la industria son muchas veces así. Sale algo barato que no vale gran cosa, y se entierran guiones muy buenos que nunca ven la luz...

… y llegó la sorpresa de 'El 47'.

Fue muy bonito porque nadie lo esperábamos. Parecía que la gente quería ver una historia sobre la emigración dentro del estado español, que es algo que hoy es importante a la hora de recibirla de fuera, para sentirnos reflejados... Soy partidario de que el arte tiene que ser libre y que hay que ver una película porque sea buena, y no porque simplemente trate de algo importante. Pero en este caso abordamos una temática que es también memoria histórica, ayuda a saber de dónde viene cada una y que la bondad humana de gente como Manolo Vital debería existir, más allá del egoísmo en el que se basa el capitalismo más salvaje y que trata de vender o alquilar un piso lo más caro posible. Y sin pagar impuestos.

Y si el cine nos refleja, ¿quién sería hoy Enric Marco?

El rey del 'clickbait'. ¿Cuánta gente quiere aparentar lo que no es? Marco es un personaje psicológicamente muy interesante para un actor, era quien mejor hablaba de un campo de concentración precisamente porque nunca había estado, mientras que quienes vivían con ese trauma guardaban silencio. Interpretarle me ha permitido dar facetas de él que él mismo, paradójicamente, no hubiera dado.

Manolo Vital, Marco... y ahora, también, 'El otro'...

Es un hombre perdido en su propia casa, perseguido en su soledad y que huye de nada. Pero lo vive con tanta intensidad que no podemos decir que no es real. Y es que la percepción subjetiva hace que cambien las cosas según las miramos. Yo mismo recuerdo que hace años vine a Valladolid y contemplaba las cosas de otra manera, con más nostalgia, tristeza... Hoy las veo como si fuera otro.