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Vueltas por los Infiernos
La sombra del ciprés ·
En el transcurso de las variaciones de los pocos relatos que la humanidad se recuenta a lo largo de los tiempos, destaca el del viaje, a menudo con vuelta a casa, casi siempre pasando por el avernoSecciones
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La sombra del ciprés ·
En el transcurso de las variaciones de los pocos relatos que la humanidad se recuenta a lo largo de los tiempos, destaca el del viaje, a menudo con vuelta a casa, casi siempre pasando por el avernoEl paradigma de esas historia en el que el viaje es el hilo argumental es 'la Odisea'. En los últimos tiempos, en el cine, la forma canónica de narración contemporánea, hay ejemplos notables, sobre todo en las películas sobre la última frontera, el espacio exterior: ' ... Gravity' (2013), 'Interestellar' (2014), 'Marte' (2015), 'Ad Astra' (2019)… También hay viajes de otro tipo, interiores, más en el tiempo que en el espacio, 'La trinchera infinita' (2019). Incluso el ultimo best-seller literario de calidad, 'Los testamentos' (2019), de Margaret Atwood, podría enclavarse en este género.
Todo empezó mucho antes de Homero. El primer texto histórico que consideramos literatura es el 'Gilgamesh', escrito hace más de 4.000 años, una epopeya sumeria. El rey Gilgamesh se hace amigo de Enkidu, un héroe hecho de arcilla que, en una aventura, muere y va al hades, al más allá. Ese es un trayecto sin retorno, que el rey no acepta. Gilgamesh se embarca en el viaje más peligroso que pueda haber, quiere salvar a su amigo de ese trasmundo y traerlo de vuelta. Consigue, tras superar muchas pruebas, llegar allí y ver a Enkidu. En el último momento no consigue su propósito. El héroe vuelve solo, pero no de vacío. Viene con un relato, con algo que contar.
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Pasaron más de mil años hasta que se formó el modelo. Homero establece dos de los cauces básicos de los cuentos que nos alimentan, la guerra, generadora de honores, deshonras y héroes, ('La Ilíada') y el viaje ('La Odisea'). El amor está de alguna manera presente en ambos, pero no de forma predominante. Ulises es personaje secundario en el primero y protagonista absoluto en el segundo. Tarda 10 años en cruzar parte del mediterráneo al volver a casa, unos 20 contando desde que marchó a Troya. Le ocurren todo tipo de avatares y también pasa por el infierno. Cuando llega a Ítaca, solo le reconoce su perro, que muere poco después. Su mujer, Penélope, está ya harta de tejer, destejer y espantar moscardones. El final es un poco demasiado sangriento. No está claro que la quisiera mucho, o si solo la consideraba parte esencial de sus pertenencias. En aquella época, ser mujer no era gran cosa; aunque tenían capacidad para armar jaleo, lo de Troya ocurre por el rapto de Helena. El honor era un concepto importante y daba lugar a innumerables conflictos.
El tercer texto fundacional del género lo conocemos sobre todo por Ovidio, pero la leyenda es anterior a Homero. Orfeo es un músico que enamora con su lira a Eurídice, que le corresponde; viven felices en un mundo arcádico hasta que una serpiente muerde a la chica y la envía al averno. Orfeo consigue tras muchos parlamentos con los responsables del lugar ir a buscar a su mujer y traerla de nuevo a la luz de la vida, con una condición: no debe mirarla hasta haber salido de allí. Es incapaz de mantener la promesa ante una Eurídice que no entiende por qué va a buscarla tan lejos si luego no es capaz de echarle siquiera un vistazo. La amada al final se queda en las tinieblas y Orfeo sale solo para cantar su desdicha. Es una variante de la leyenda de Gilgamesh y Enkidu, pero ahora con contenido heterosexual. Lo que era amistad, y misoginia, se ha convertido ahora en amor, uno de los mitos que más juego van a dar en la literatura.
El paso por el infierno es esencial en el viaje odiseico. No se puede seguir adelante sin pasar por espacios y momentos de extrema dificultad de los que es imposible librarse para el común de los mortales. Ulises fue a buscar la clave para salir del bucle en que se había convertido su viaje, y la encontró; Gilgamesh y Orfeo tenían razones aún más fuertes, y volvieron vencidos, desolados. Los tres consiguieron escapar.
Dante, ya en el siglo XIV, también se da una vuelta por el tártaro, en 'La divina comedia'. Hace un viaje de turista por el más allá, reflejo del más acá, en sus muy variados compartimentos, encajados en tres contenedores básicos, infierno, purgatorio y cielo. Va para dar contento a su fallecida amada Beatrice, que le ha pedido a la Virgen María esta excursión para que el poeta se dé cuenta de la mala vida que lleva. El asunto de la novia muerta nos recuerda al de Orfeo y Eurídice. Un poeta es casi un músico. Pero aquí ya no hay pretensiones desmedidas. Beatrice no pretende marchar ni Dante pide que salga de allí. Vive en el cielo ¿dónde va a estar mejor? Virgilio, que ya ofreció una descripción del lugar en su 'Eneida', hace de guía. Dante sale para escribir en tercetos encadenados cómo es todo ese trasmundo. Lo que en realidad quiere explicar son las consecuencias de lo que ocurre en la tierra, a partir de cómo somos los humanos.
La odisea puede ser también auténtica, no solo ficción. En los 'Naufragios' de Cabeza de Vaca leemos cómo un conquistador de poca monta se queda solo entre la Florida y Méjico durante ocho años. Después del desconcierto y el vértigo, aprende a vivir con los nativos, con las ventajas y los inconvenientes de su saber traído de Europa, y cuando vuelve a ver a españoles los mira con el ojo del americano, del mal llamado indio, de quien ha aprendido a vivir de la tierra y con la tierra que lo ha cobijado tanto tiempo. El soldado, después de sentir una orfandad absoluta, acumula el saber que encuentra y hubiera sobrevivido en el nuevo hábitat, pero su vuelta, como de costumbre, llega con el relato, y el personaje, en este caso real, adquiere una dimensión heroica.
'El Quijote' trae la modernidad a estas excursiones. La parodia de los libros de caballerías hace que el viaje del loco de la bacía de barbero sufra un sinfín de contratiempos en los que no se sabe qué es peor, la ausencia de los valores que busca, o lo insoportable de lo real. Dulcinea solo existe en la cabeza del hidalgo; así es muy difícil liberarla de embrujos ni sacarla de ninguna parte.
Con 'Moby Dick' entramos en el S. XIX. La tierra se recorre al completo en barco. Pero el mar, aún hoy, nunca termina de ser dominado, ni sus criaturas. Los océanos y algunos de sus habitantes son promesa de gloria mundana y riquezas, y el infierno, un elemento cotidiano. Ahab está poseído por el influjo de la ballena blanca y ella se lo lleva al averno. El relato lo cuenta un muchacho, Ismael, un secundario. El 'Ulises' de Joyce da la clave de las aventuras contemporáneas. Salir de casa al amanecer y volver por la noche. En el ínterin, ocurre todo lo imaginable, dentro de un mundo que nunca sale de la vulgaridad, aderezado con un lenguaje especialmente virtuoso.
La penúltima frontera, en el mundo cinematográfico, la marcaron los westerns. Ahora se escenifica un espacio sideral por el que nadie, en realidad viaja. Seguimos necesitando que nos cuenten motivos para salir de la rutina, o para soportarla, sucesos que imaginamos afuera y la manera de volver.
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