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'El Hoyo' es el 'Parásitos' español. Un titular así de tajante se puede leer con una simple búsqueda en internet. Y es que la ópera prima de Galder Gaztelu-Urrutia muestra cierto parecido con la película coreana multipremiada y archireconocida. Podría recordar hasta a ' ... La Cabina' de Mercero, por tirar para casa. 'El Hoyo' es un thriller con unos añadidos de slasher, una crítica a la sociedad de clases, pero, en primer lugar es un espejo en el que mirarse. Un punto de vista atroz sobre el egoísmo innato del ser humano que no ha podido encontrar un mejor momento para entrar en el mercado doméstico.
Otras reseñas durante el confinamiento
Para ser sinceros no solo debe su éxito dentro y fuera de nuestras fronteras a esta temática tan universal, sino a un final abierto a interpretaciones que ha dado lugar a teorías y explicaciones para todos los gustos. Tan solo un dato: 'El Hoyo' ha conseguido ser la película más vista de Netflix en países tan dispares como EEUU, Israel y Arabia Saudí.
Puede que la pandemia del coronavirus haya empujado a medio mundo a ver 'El Hoyo' desde su desembarco en las plataforma digitales. Puede, que en medio de toda esta tragedia, esta película dirigida por el vasco Galder Gaztelu-Urrutia se haya convertido en una válvula de escape para millones de personas en todo el mundo. Nada más lejos de la realidad. Quién espere ver 'El Hoyo' antes de irse a dormir para olvidarse de la pandemia y domir como un angelito se equivocará. Seguro que su mente dejará atrás el Covid-19 por unas horas para sumergirse en diferentes reflexiones después de ver esta película. Y ninguna será alegre.
El argumento es extremadamente simple y tan original como eficaz. En un futuro (o presente) distópico existe una prisión vertical con decenas de celdas con dos presos cada una. Cada celda obecede a un nivel. Todos los días pasa una pataforma repleta de platos suculentos de la más alta cocina. De ahí, deberán comer todos los reclusos. Cada mes se cambia el nivel en el que habitan las personas encerradas. Solo hace falta echar la vista atrás un par de semanas y media para darnos cuenta de que al ser humano no se le da bien pensar en sus congéneres cuando acaece una crisis. Cientos de personas arrasando supermercados (y el papel higiénico) días antes de declararse el estado de emergencia.
Nadie obliga a los habitantes de 'El Hoyo' a comer a diario, nadie les dice que deben atiborrarse, pero lo hacen sin pensar en los que están más abajo.
- «No hables con los que están abajo
- ¿Por qué?
- Porque están abajo.»
Y cuando grita hacia arriba
- «No hables con los que están arriba.
- ¿Por qué?
– Porque no te van a responder, están arriba.»
Esa es la primera lección que aprende Goreng (Ivan Massagué) en su primer día a la prisión de boca de su primer compañero de celda, Trimagasi.
Goreng -arroz en indonesio- ha entrado en 'El Hoyo' de manera voluntaria, para dejar de fumar y de paso, leerse el Quijote, su objeto personal. Otros prefieren llevarse una catana, un cuchillo o un perro o una tabla de surf ¿?¿?¿? Cada vez que Goreng cambia de nivel o de compañero de celda se van a aportando nuevos datos. Y aquí cobra especial relevancia Imogiri ('montaña de nieve', en sánscrito) a la que da vida Antonia San Juan. Es ella la que revela que la comida sería suficiente para todos... si no fueran egoístas. Imogiri está empeñada en explicar a los de abajo que cojan solo su ración. Día tras día trata de convencerlos sin éxito.
Pero el clímax llega con el último compañero de celda, Baharat, con el que se embarca en un descenso a los infiernos (Como en la Divina Comedia) desquiciado, loco, violento y perturbador que ha dado lugar a ese final tan comentado. Y es que, si alguien espera una conclusión cerrada que lo olvide. Está abierto a interpretación, aunque a lo largo de la película algunas pistas pueden llevar a cerrar el círculo.
----SPOILER----
Al principo se puede ver al jefe de cocina echando la bronca a los empleados por encontrar un pelo en la panacotta. Él piensa que no se la han comido por eso. Vamos, que en realidad no hay niña, que Goreng lo ha alucinado todo y ha muerto sin más. No solo eso, sino que ni siquiera ha conseguido que llegue 'el mensaje'. Se ha quedado en hacer lo que él creía que era lo correcto.
---FIN DEL SPOILER---
Pasará la pandemia, puede que se olvide 'El Hoyo' pero seguiremos arrasando con el papel higiénico. Obvio.
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