![Investigadores utilizan el georradar en una zona de excavación en el yacimiento de Pintia.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/07/07/p1-kbzD-U2206419021040NE-758x531@El%20Norte.jpg)
![Investigadores utilizan el georradar en una zona de excavación en el yacimiento de Pintia.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/07/07/p1-kbzD-U2206419021040NE-758x531@El%20Norte.jpg)
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De las entrañas de Pintia continúan emergiendo restos arqueológicos de las civilizaciones vaccea, romana y visigoda que ocuparon las 125 hectáreas del yacimiento desde el siglo V antes de Cristo hasta el VII de nuestra era. Del enclave de Padilla de Duero, pedanía de ... Peñafiel (Valladolid), salen a la luz cada año en las campañas de excavación ajuares y estelas funerarias, armas, cerámica, joyas y abalorios, restos de viviendas, hornos y construcciones defensivas de la ciudad que llegó a albergar más de diez mil habitantes en su época de mayor esplendor.
Este lunes se inicia la campaña de verano que llevará al yacimiento a un equipo de 18 personas en busca de vestigios, una misión que ha contado esta semana con una avanzadilla de investigadores del Centro de Estudios Vacceos de la Universidad de Valladolid y de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Un de las imágenes tomadas
por el georradar
Pesquera
de Duero
Ciudad de Pintia
Necrópolis
de las Ruedas
Padilla
de Duero
Área de foto
Las áreas señaladas en rojo se corresponden con anomalías del terreno detectadas por el georradar y podrían ser restos de tumbas
Un de las imágenes tomadas
por el georradar
Pesquera
de Duero
Ciudad de Pintia
Necrópolis
de las Ruedas
Padilla
de Duero
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Las áreas señaladas en rojo se corresponden con anomalías del terreno detectadas por el georradar y podrían ser restos de tumbas
Un de las imágenes tomadas
por el georradar
Pesquera
de Duero
Ciudad de Pintia
Necrópolis
de las Ruedas
Área de foto
Padilla
de Duero
Las áreas señaladas en rojo se corresponden con anomalías del terreno detectadas por el georradar y podrían ser restos de tumbas
En la necrópolis de Las Ruedas y en la ciudad de Las Quintanas operan con un georradar tratando de localizar estructuras enterradas. Mediante esta tecnología consiguen mapas de calor en imágenes tridimensionales del subsuelo, lo que les permite identificar alteraciones (tumbas, muros, estelas, etc) y, por tanto, señalarlo como un lugar donde excavar. «En la necrópolis hemos localizado alteraciones que presuponemos son tumbas a metro y medio de profundidad, y en la ciudad de Las Quintanas lo haremos con detección a cuatro metros bajo tierra; son señales que después se interpretan en una labor que lleva semanas o meses y ayuda a explorar con más exactitud para acertar en futuras intervenciones», explica Javier Pinto, físico de la UVa, al igual que Suset Barroso, inmersos de lleno tras la pista de rastros arqueológicos.
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Una de las ventajas que entraña el uso del georradar es su actuación no invasiva. «No destruyes ni necesitas quitar capas de tierra, eso ahorra costes y tiempo de excavación al fijar el punto geológico más o menos exacto donde puede haber restos», explica Álvaro Corrales, de la Universidad Pablo de Olavide. «Cuando excavas vas a ciegas; el georradar te permite acotar objetivos, ayuda a priorizar».
El yacimiento lo integran la necrópolis de Las Ruedas, el crematorio de Los Cenizales, el barrio alfarero de Carralaceña (en la orilla derecha del río Duero, en Pesquera de Duero) y el poblado de Las Quintanas, de 25 hectáreas. «Se han definido en este espacio varias fases de ocupación que, según los últimos hallazgos, fijan la época fundacional en el siglo V antes de Cristo. «La excepcional riqueza patrimonial de este conjunto proviene de las reiteradas fases de destrucción violenta de las que fue objeto y el progresivo declive de la urbe vaccea hasta su última utilidad como cementerio visigodo y su abandono a raíz de la presencia árabe», señala Carlos Sanz Mínguez, director del Centro de Estudios Vacceos e impulsor del yacimiento desde hace más de cuarenta años.
El georradar permitirá hacer acopio de nuevos datos sobre el trazado urbano y la arquitectura doméstica. En la actualidad los investigadores rastrean una manzana residencial en el enclave de Las Quintanas. Hasta la fecha el trazado de esta urbe se ha conseguido conocer en un 80% gracias a la combinación de fotografía oblicua obtenida con imágenes aéreas y de satélite. «En la zona hay varias ciudades superpuestas y hasta once niveles de estratigrafía (seis vacceos y cinco romanos) más la necrópolis visigoda», cuenta el arqueólogo. Está convencido de que bajo el suelo de Las Ruedas yace enterrada una necrópolis tardorromana-visigoda que esconde una basílica. «El georradar –asegura– es un buen método para averiguar dónde están esos restos».
Otro objetivo de esta campaña estival de excavación es ahondar en el conocimiento de la trinchera de quinientos metros cuadrados ya abierta dos metros bajo tierra en Las Quintanas con el propósito de mostrar « a golpe de vista» las secuencias de los poblados vacceo, romano y visigodo en escalones sucesivos. Ahora son visibles restos de muros y vigas de techos de lo que fue una vivienda. «La idea es excavar hasta los cuatro metros de profundidad y musealizar el recinto con paneles explicativos haciéndolo accesible a visitas en 2026», refiere Carlos Sanz Mínguez.
Como guía de la ocupación de Pintia a lo largo de la historia se utilizará un fallido pozo artesiano romano (siglo II) ya perforado. «A través de sucesivos niveles nos ha proporcionado mucha información, es una ventana a la estratigrafía del yacimiento», pone de relieve Sanz Mínguez. Una enorme zanja que hasta la fecha resume la historia del poblado: «El verano pasado accedimos a niveles de l siglo II antes de Cristo y este lo haremos al III antes de Cristo, bajaremos cien años más en la estratigrafía y la idea es llegar al momento fundacional del asentamiento para poder mostrarlo al público en 2026».
Otra de las zonas donde se intervendrá en las próximas semanas es en el denominado punto de asedio, fuera del poblado, a 150 metros del exterior de la muralla, el lugar donde el ejército romano situó catapultas para tomar Pintia y donde en la actualidad hay emplazada una toma de agua de hormigón. La ciudad contaba con un sistema defensivo integrado por una muralla de casi siete metros de altura y una anchura de metro y medio –un paño testimonial de esos restos ha sido sacado a la luz– complementada con tres fosos más un campo minado con trozos de vasijas. «Sobre el asedio hay dos posibilidades: que tuvo lugar en época sertoriana, hacia el año 75 antes de Cristo, o en las guerras numantinas, hacia el 133 antes de Cristo», sopesa el arqueólogo. Este enclave es otro de los que se pretende delimitar, documentar con más información y habilitarlo para visitas.
Entre tanto, mientras unos investigadores pasan el georradar por la superficie del terreno, otros analizan adobes con los que se construyeron muros de casas y restos de arcilla con la que los habitantes del poblado cubrían los tejados. Otra campaña más, Pintia sigue hablando desde el subsuelo de lo acontecido en este enclave desde hace 2.500 años.
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