Renault monta cinco motores diferentes en los tres coches que fabrica en Palencia y Valladolid

Apenas han pasado tres años desde la puesta en el mercado del Captur híbrido enchufable, que estrenaba esta tecnología que después se incorporaría también al Mégane. Esta modalidad, que necesita conectarse a la red, permite conducir en modo 100% eléctrico con una autonomía de hasta 50 kilómetros en ciudad. Cuando la batería se descarga, el funcionamiento es como el de un híbrido no enchufable, es decir, la batería se recarga mediante la frenada regenerativa.

Esta versión de hibridación no ha tardado en tener nuevos 'hermanos' con la llegada de la motorización que Renault denomina E-Tech híbrida. También presente en el Captur, en el Austral alcanza su máxima expresión con más prestaciones y una reducción tanto del consumo de combustible como de las emisiones de CO2.

En el caso del nuevo C-SUV fabricado en Palencia, consta de un motor de gasolina turboalimentado de tres cilindros y 1,2 litros de cilindrada, combinado con un motor eléctrico y una batería de iones de litio de 1,7 kWh y 400 V. El motor tiene así una potencia combinada de hasta 146 kW o 200 CV.

Como en la anterior generación de motores E-Tech híbridos, todos los arranques se realizan en modo 100% eléctrico, de modo que desde el minuto uno juega con un consumo de combustible y unas emisiones de CO2 de lo más reducido que puede encontrarse en el mercado: a partir de 4,6 litros a los 100 km y 105 gramos de CO2 por km.

Los E-Tech circulan en modo eléctrico hasta una velocidad máxima de 60 kms/h y, cuando necesitan más potencia o en caso de que la batería no esté suficientemente cargada, pasan a utilizar el motor térmico.

Una vez que la batería se ha recuperado, un conmutador permite volver a cambiar del modo híbrido al eléctrico. En la circulación por ciudad, por ejemplo, el vehículo híbrido funciona en modo eléctrico el 80% del tiempo. De hecho, según han explicado los técnicos de Renault, sus híbridos están concebidos como automóviles «eléctricos con asistencia térmica».

Los motopropulsores de la marca disponen de tres tipos de tracción: eléctrica, híbrida y térmica. Durante el funcionamiento en modo eléctrico, el vehículo necesita menos carburante, con lo que el consumo de gasolina disminuye y se pueden recorrer más kilómetros.

Estos motores consumen, en general, un 40% menos carburante que sus equivalentes de gasolina.

Además del E-Tech 'Full Hybrid', el fabricante francés cuentan también con otro motor 'mild hybrid', o microhíbrido, que se basa en un motor de gasolina de cuatro cilindros de 1,3 litros turboalimentado con inyección directa. Éste ha sido desarrollado también en Valladolid en colaboración con Daimler y está asistido por un alternador de arranque y una batería de iones de litio de 12 V. Se produce con dos niveles de potencia, 140 CV y 160 CV, y con una transmisión manual de seis velocidades en la versión de 140 CV. Este motor tiene un consumo combinado desde 6,2 litros y unas emisiones de CO2 de 136 gramos.

Se trata de una modalidad en la que un motor eléctrico ayuda al de combustión cuando necesita más potencia, lo que mejora la eficiencia a la hora de circular.

Renault, que se ha comprometido a dejar de fabricar coches con motores diésel o gasolina cinco años del veto de la Unión Europea, es decir a partir de 2030, continúa montándolos en los modelos que produce en España, la mayoría de los cuales se destinan a la exportación. Así, el Captur puede comprarse con motor de gasolina y el Mégane, en versión diésel. Ambos, las líneas H y K, respectivamente, son propulsores de última generación que Renault ha llevado a otro nivel con respecto a los más de 20 millones de unidades fabricadas en los últimos 20 años en Valladolid.

Los de gasolina cuentan con un sistema de inyección directa TCe que incorpora un filtro de partículas en el tubo de escape que las elimina de los gases que se emiten. Esta tecnología retiene las partículas en una estructura microporosa y las quema mediante regeneración automática.

También los diésel, en su modelo Blue dCi, van equipados con un dispositivo de reducción catalítica selectiva que inyecta amoníaco en el catalizador de escape y transforma los óxidos de nitrógeno en gases no contaminantes.