El director de El Norte, Ángel Ortiz, entregó el Premio Juventud a Sandra López. A. Mingueza
Premio Juventud

Una granja de caracoles para asentarse en el medio rural

Sandra López. Esta zamorana, junto a su pareja, se dedica a la helicicultura y ha innovado con la venta del producto embotado

S. G.

Martes, 29 de noviembre 2022, 22:58

El Premio Juventud se ha materializado en esta edición en la figura de Sandra López «por su capacidad emprendedora». En el año 2018 decidió poner en marcha el innovador proyecto de una granja de caracoles en el municipio zamorano de Pajares de la Lampreana, del que ha surgido también una iniciativa comercializadora de este producto en vivo, envasado al natural y en salsa listo para comer, que aplica tanto en tienda física como online. De esta forma ha hecho realidad el objetivo de quedarse en su pueblo y trabajar en el campo desde la helicicultura y la agricultura ecológica.

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«Una granja de caracoles no es nada habitual pero queríamos montar un negocio que nos permitiera a los dos quedarnos en el pueblo», explica. «Nos informamos y vimos que cebo de cerdo había mucho, los chotos no nos interesaban y, tras hablar con dos conocidos de mi pareja, vimos que los caracoles podían estar bien, no era algo conocido y no lo veíamos muy complicado».

Formada en el área de la educación, «siempre» ha estado «cercana al sector agrario, mi familia se ha dedicado a trabajar el campo y a los animales».

A la hora de dar el paso hacia este particular mundo ganadero pesó mucho el hecho de que Sandra no quisiera abandonar el medio rural. «Me gusta mucho y no quiero irme muy lejos, tengo aquí todo lo que necesito, me gusta la poca gente que hay, lo bien que se vive, no necesito una ciudad grande. Por eso empezamos a buscar teniendo en cuenta, además, que económicamente llegásemos».

Si los comienzos nunca suelen ser sencillos, en tiempos de pandemia mucho menos. «Lo montamos en 2018, empezamos en 2019 y en 2020, con la pandemia, todos los clientes que habíamos hecho el primer año los perdimos». Esta circunstancia les obligó a innovar y a adelantar algunos proyectos que hubieran llegado más adelante, pues al caracol en malla tuvieron que sumar el caracol embotado.

«Contactamos con una embotadora para poder llegar a particulares y así seguimos; ha tenido muy buena salida y todos los días entra algún pedido por la web o por redes. Trabajamos con una empresa que en 24 horas entrega el producto al cliente».

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Esta época del año es de poca actividad ya que no hay que recoger caracol por lo que Sandra no descarta que en un futuro, cuando la subvención para la incorporación a la que «estamos atados» lo permita, pueda compaginar la granja con alguna otra actividad, siempre en el pueblo.

Anima, por último, a todo aquel que tenga un proyecto en el campo a «que no se eche para atrás porque no le va a faltar de nada«.

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