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S. G. R.
Martes, 29 de noviembre 2022, 22:58
Los que conocen a Matías Llorente de tú a tú, aquellos mismos que junto a él comenzaron a organizar a los agricultores y ganaderos hacia los años 1977-1978, lo definen como «un líder».
El jurado de los Premios del Campo 2022, también justificó la Mención Especial por ser un «referente indiscutible» del sindicalismo agrario español desde la provincia leonesa, desde la que siempre ha ejercido la defensa del sector agrícola, ganadero y de transformación, de los habitantes del medio rural y de quienes trabajan en el sector primario.
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Silvia G. Rojo
Acaba de ceder el testigo, tras casi medio siglo de actividad ininterrumpida, tanto profesional como sindical, lo que le ha convertido en el líder agrario español más veterano.
Llorente se ha hecho a un lado como máximo representante de UGAL-UPA, aunque seguirá como alcalde de Cabreros del Río y, tal y como ha dejado caer en alguna entrevista, todavía tiene trabajo que hacer con los regantes.
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Y es que si por algo se ha identificado Matías es «por su defensa del sector agrario como sindicalista, ha sido el luchador número uno en la modernización de regadíos, en el cooperativismo; con una trayectoria política implacable en la Diputación de León y la Alcaldía de su pueblo», asegura quien le conoce y prefiere pasar desapercibido porque «quizás no sea imparcial al valorar lo que significa Matías, pero tampoco quiero serlo pues conozco toda su trayectoria y por muchos valores que le atribuya me estaría quedando corto».
Los invitados, en imágenes
Sus inicios fueron en la UCL, la Unión de Campesinos Leoneses, cuando la vida y los tiempos eran otros y estos hombres de campo encontraron refugio en una iglesia para ver nacer, de manera oficial, a ese colectivo.
En una entrevista reciente en Leonoticias, Llorente ha dejado claro que «repetiría la vida que he tenido» y reconoce: «A estas alturas ya lo tengo todo hecho».
Desde un punto de vista más personal, a sus hijos Vanessa y Héctor les ha intentado transmitir «honradez» y que tengan la preparación que su profesión exige para defenderse por sí mismos y no depender de otros. Les ha inculcado, además, una mentalidad cooperativa como sistema para ayudarse. En el caso de su hijo Héctor, ha optado por la agricultura en una explotación puntera en innovación y rendimientos.
Confiesa que le hubiera gustado cursar los estudios de Biología, pero las circunstancias eran otras y no fue posible. En cualquier caso, con esos estudios o sin ellos, es casi seguro que el resultado hubiera sido el mismo: un referente del sindicalismo al que más de uno va a echarlo de menos.
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