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Alfonso Fernández Mañueco aplaude a Alberto Núñez Feijóo en el acto que el PP celebró en Valladolid el día de San José. C. Espeso

Vox obliga a Feijóo a decidir si asiste con Abascal a la investidura de Mañueco

Los plazos para convocar el pleno de las Cortes sitúan ya la jura del presidente de Castilla y León y la puesta en marcha de la nueva coalición después del congreso del PP

Susana Escribano

Valladolid

Miércoles, 30 de marzo 2022, 13:08

Vox obligará a Alberto Núñez Feijóo a retratarse en la investidura de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León, cargo que mantendrá el salmantino gracias a la alianza con los de Santiago Abascal. Feijóo quedará retratado en persona o por ausencia, decida lo ... que decida. El retraso en fijar el pleno en el que Mañueco se someterá a la confianza de las Cortes y el acto oficial posterior de toma de posesión sitúan la puesta de largo de la alianza del PP y Vox con el gallego a los mandos del partido y el protocolo le suma, como presidente nacional del los populares, a los asistentes al acto.

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Cualquiera que sea la decisión de Alberto Núñez Feijóo entraña el pago de un peaje político. Si se desplaza a Valladolid, apadrinará en persona la 'unión' con la formación de Abascal, coincidiendo incluso con el presidente de Vox y la plana mayor de la formación ultraconservadora. Y si decide no hacerlo y deja 'huérfano' a Mañueco, esa ausencia tendrá lectura política.

Alberto Núñez Feijóo tomará el relevo de Pablo Casado al frente del PP el sábado día 2, en Sevilla, en un congreso que empieza el viernes. Y los 13 procuradores de Abascal harán presidente a Alfonso Fernández Mañueco, como pronto, la próxima semana.

En lo que queda de esta semana no da tiempo. Entre que el presidente de las Cortes, de Vox, convoca a la Junta de Portavoces previa al pleno y el inicio de esa sesión en el hemiciclo deben pasar un mínimo de 72 horas. Los plazos no dan para abrir la sesión antes de el viernes, jornada en la que los dirigentes del PP tienen cita en Sevilla.

La demora en cerrar los «flecos» del reparto de las competencias que gestionarán los consejeros que capitaneará Juan García-Gallardo, incluso las del propio vicepresidente de la Junta, es una moneda de dos caras. En una Vox mete presión directa a su socio de coalición, Alfonso Fernández Mañueco, a nivel autonómico. Juega a no ponérselo fácil. En la otra, apunta a Alberto Núñez Feijóo y le empuja a asumir el patrocinio de una alianza que tiene al otro lado de la mesa, de igual a igual, a Santiago Abascal.

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Una imagen que se contradice con la declaración de intenciones del presidente de la Xunta de Galicia. El dirigente que rubricará este fin de semana el finiquito de la etapa de Pablo Casado prometió en Valladolid, el pasado 19 de marzo, que el PP será con él un partido de «centralidad» y añadió que aspira a ser presidente de un Gobierno que ponga fin a «la tiranía de las minorías y el radicalismo de la política española». No quiere que «las minorías que polarizan se impongan a la mayorías sosegadas», remarcó. Ahí encaja Vox, partido al que ni Feijóo ni Mañueco citaron expresamente a lo largo de un acto de más de una hora de intervenciones, y Santiago Abascal.

Y descendiendo al escalón autonómico de las «minorías que polarizan» del nuevo presidente nacional del PP, entra Juan García-Gallardo como vicepresidente del Gobierno de Castilla y León que presidirá Alfonso Fernández Mañueco. Un Ejecutivo de PP y de Vox, partido que es el adversario a neutralizar para los de Núñez Feijóo en unos meses en Andalucía y en poco más de un año en las elecciones municipales en toda España y en buena parte de las autonomías.

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Todo eso está detrás de que el nuevo gobierno de Castilla y León no haya tomado aún posesión. Vox sigue la estrategia de hacerse valer ante el PP.

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