![Nuevo Gobierno en Castilla y León: Vox designa a sus consejeros y traslada la presión de nuevo al PP](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/29/media/cortadas/consejeros-U301683742280GD-U1601489021230fhB-1248x770@El%20Norte-ElNorte.jpg)
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En Vox y en el PSOE, cosas que pasan en política, coincidían en pensar que el PP estaba intentando trasladar la responsabilidad por retrasar la investidura a los de Santiago Abascal. A Luis Tudanca le chirrió que le preguntaran en rueda de prensa si pensaba que Carlos Pollán, presidente de las Cortes y de Vox, debía iniciar el proceso para convocar la sesión de investidura. «Esto lo hemos vivido en esta cámara, en las negociaciones de PP y Cs se trataba de culpar de todos los males a Cs y librar al PP», advertía Tudanca, al que el asunto le olía a repetido. Y en Vox fue Juan García-Gallardo el que escribió, después de publicarse que tenían problemas para configurar su equipo de consejeros tras salirse de él Salvador Rus, que ya habían completado la cabeza de su organigrama y que solo les quedaba comunicárselo a Mañueco.
Esto, lo de la comunicación a Mañueco, no era un gesto más. Es el trámite habitual. Porque es el presidente de la Junta quien, después de su investidura y de ser designado en el Boletín Oficial de Castilla y León, firma el decreto que distribuye consejerías, competencias y nombres de los consejeros. De hecho, el primer enfado con Ciudadanos, señalan fuentes cercanas al presidente, se produjo cuando se enteró por la prensa de que Verónica Casado iba a ser la consejera de Sanidad de Ciudadanos. La citó para conocerla antes de escribir su nombre en el decreto oficial. Esta vez, al anuncio tuitero de García-Gallardo le ha seguido una nota de prensa lanzada a primera hora de la tarde de este martes, y no a todos los medios, en la que Vox ha desgranado sus consejeros: Gerardo Dueñas (Agricultura y Ganadería), Mariano Veganzones (Industria y Empleo) y Gonzalo Santonja (Cultura y Turismo). El PP asegura que Alfonso Fernández Mañueco «ha estado informado en todo momento» y que la comunicación sobre el procedimiento «ha sido fluida».
Los tres designados son perfiles técnicos que, aseguran en Vox, han salido de un «proceso de selección» en el que había un veto estratégico: nadie con carné del PP. No puede dar la sensación, en el primer Gobierno de coalición, de que Vox no tiene banquillo suficiente para ocupar altos cargos. En ese proceso, matizan a modo de ejemplo, se cayó Salvador Rus por decisión del partido y no por voluntad del aspirante al puesto.
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Esto devuelve la presión por el retraso al PP. Si hay consejeros de Vox, ¿dónde está el problema? Y el problema está en el resto de peticiones del partido de Santiago Abascal, que quiere manejar la llave del Ejecutivo, la Comisión de secretarios generales, y ejercer la dirección de comunicación. Los populares quieren hacer valer sus 31 escaños contra 13 para reducir las concesiones, pero juega en su contra la estrategia de su nuevo socio, tan simple como contundente hasta ahora.
Esto es.
13 escaños decisivos es igual a 12 escaños decisivos de Ciudadanos en 2019. A partir de ahí, «mismo trato», han defendido. El PP trata de mantener abierta la vía Soria ¡Ya! para la constitución de las Cortes, habla de gobernar en minoría e incluso se reúnen con el PSOE, aunque esa puerta se cierra abruptamente nada más entreabrirse. Vox mantiene el pulso. Abascal lanza un ultimátum el mismo día de la constitución de las Cortes y aborta la vía soriana. Admiten no reducir consejerías de diez a nueve pero consiguen la Presidencia de las Cortes, como pedían, y una secretaría. A continuación, tras ese primer acuerdo, mismo método. O se garantiza el programa de Vox o se saldrán de la Junta, anuncia Abascal. Y el modo de garantizar el programa es obtener protagonismo en esa Comisión de secretarios generales. De nuevo una petición de máximos y un ultimátum. «Tengo autonomía para llegar a acuerdos», ha esgrimido Mañueco en público y en privado durante la negociación. Ante eso, Vox ha mostrado su cara de partido vertical, jerárquico. Lo que diga Santiago Abascal. Hasta el punto de que hay procuradores que desconocen el estado de la negociación para evitar filtraciones.
En el PP se oponen a un desequilibrio poco justificable. Consideran que es poco realista ocupar tres carteras «asequibles», dejando la carga de gestión en manos del PP (Sanidad, Familia y Educación se comen el 63% del presupuesto), y luego querer dirigir departamentos que pertenecen a otras áreas. En este caso, por ejemplo, una Dirección de Comunicación que depende del presidente de la Junta.
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La designación pública de los consejeros hace albergar esperanzas al PP sobre una investidura cercana en el tiempo. Eso sí, será ya con Alberto Núñez Feijóo como presidente popular, porque no da tiempo, con los plazos necesarios, a convocar la sesión plenaria antes del fin de semana, cuando el presidente de la Xunta de Galicia será proclamado nuevo líder del PP.
La confirmación de los tres consejeros y, especialmente, de las tres consejerías, provoca a su vez un impacto en el organigrama de Alfonso Fernández Mañueco. Para empezar, porque son tres hombres. El primer Gobierno PP-Cs contaba con siete hombres y tres mujeres -Verónica Casado, Isabel Blanco y Rocío Lucas-, con ellas a cargo de los tres departamentos con mayor carga presupuestaria, Sanidad, Familia y Educación. Cuando Ciudadanos forzó la salida de Germán Barrios, Ana Carlota Amigo le sustituyó en la cartera de Industria y Empleo y dejó la balanza en un 6-4, dos mujeres por Cs y dos por el PP.
Ahora, la representación femenina quedará relegada a la parte del PP. Y a siete consejerías concretas: Presidencia, Familia, Sanidad, Educación, Fomento, Hacienda y Transparencia. Aunque estas pueden sufrir variaciones, porque se hablaba de incrustar Transparencia en Presidencia y desgajar Medio Ambiente de Fomento. El PP no se ve obligado a asumir la parte de Vox, pero sí a mantener un cierto equilibrio. Antes de esto había algunas cosas claras. Por ejemplo, que Jesús Julio Carnero tenía garantizado el puesto en el Consejo de Gobierno aunque perdiera Agricultura, como cuota de Valladolid. Ahora, puede que la presencia vallisoletana sea femenina y así se podrían cumplir dos objetivos con un solo nombramiento, lo que obligaría a buscar acomodo a Carnero, a quien ya le han sondeado con la posibilidad de ser candidato a la Alcaldía de Valladolid. Isabel Blanco, zamorana y consejera de Familia, tiene visos de repetir en el Consejo de Gobierno, pero queda por definir su sitio. Y Rocío Lucas, soriana, puede continuar en Educación.
También entra en juego la posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo decida llevarse a alguno de los mañuequistas a su ejecutiva. Se habló de Raúl de la Hoz, portavoz del grupo parlamentario, aunque no ha trascendido si ha habido algún contacto oficial. Eso abriría un hueco y permitiría recomponer un equipo en el que se esperan pocos cambios.
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