Castilla y León

Mañueco inicia el curso con un ambicioso plan de vivienda y obvia la inmigración

Ahora ya no hay que defender la gestión propia entre el marasmo de polémicas por las broncas de Mariano Veganzones con los sindicatos y los agentes del Diálogo Social, o con el protocolo antiaborto de Juan García-Gallardo. Ahora hay que defender la gestión. Y esa es la primera máxima que Mañueco aplicó en su primera comparecencia del curso, en el jardín del Colegio de la Asunción, sede de la Junta, como guía para todos sus consejeros. Eligió como prioritario un tema crucial, el de la vivienda. Y avanzó un plan ambicioso del que dejó unas pinceladas, pero que aún está a falta de concreciones presupuestarias que se irán desgranando en los próximos meses. Lo primero es pedir a los propietarios precios asequibles de alquiler a cambio de garantizarles el cobro de la renta y los posibles daños. «Ofreceremos la gestión del alquiler de la vivienda con aseguramiento del cobro de la renta y cobertura de desperfectos al finalizar el arrendamiento, con un compromiso del propietario para asumir un precio asequible al alquiler», anunció. Una medida en la que se actuará, precisó después, «de forma coordinada con los agentes de la propiedad inmobiliaria».

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El presidente de la Junta aseguró que se van a construir «viviendas de alquiler para trabajadores en zonas del medio rural con intensidad industrial y escasez de demanda». Se parte de un plan inicial de 200 viviendas. Al mismo tiempo se está tramitando la adquisición de suelo en localidades como Aguilar de Campoo (Palencia), municipios de la Ribera del Duero, Ólvega (Soria) y Guijuelo (Salamanca).

Y además anunció que se duplicará la construcción de viviendas bonificadas previstas para jóvenes de menos de 35 años en el medio rural. «De 500 a 1000 viviendas», aseguró Mañueco, objetivo para el que se contará con la ayuda de las diputaciones provinciales.

En toda su comparecencia, Mañueco no pronunció siquiera la palabra «inmigración». Su ex socio, Vox, ha hecho de ello su principal argumento político en los últimos meses. De hecho, fue la cuña que hizo quebrar el tándem de Gobierno. Obviar la cuestión también es una decisión política. Mañueco nombró una serie de retos, a modo de deberes para el curso, y en ellos incluyó agricultura, ganadería, patrimonio, jóvenes, servicios sociales, educación, sanidad… La inmigración es competencia del Gobierno. Y el único debate que parece dispuesta a plantear la Junta en esta cuestión es la de reclamar el dinero para gestionar la atención a los inmigrantes.

Lo que marcará el tono del debate en esta nueva etapa del PP en minoría será cómo encaran el debate las fuerzas de la oposición. Que son unas cuantas. El PSOE de Luis Tudanca, Vox con el ex vicepresidente Juan García-Gallardo, Soria ¡Ya!, UPL, Podemos, Por Ávila y Francisco Igea. Con todos ellos celebrará Alfonso Fernández Mañueco una ronda de contactos con vistas a poder presentar los presupuestos generales de la comunidad en tiempo y forma. «Confío en que acudan pensando en Castilla y León y no en las estrategias de su partido. Es el momento de ver quiénes quieren ser útiles a esta tierra y quiénes piensan en Castilla y León, y quiénes en las órdenes que se les dan desde Madrid». De ahí a la firma de los acuerdos del Diálogo Social para pacificar por completo el escenario que dejó Mariano Veganzones. En este caso se reanuda la senda que iniciaron María González en Agricultura, Ganadería y Medio Rural, reuniéndose con las organizaciones agrarias nada más tomar posesión, y la de Industria, Comercio y Empleo, Leticia García, con los agentes del Diálogo social. Una declaración de intenciones.

Y luego más reuniones. «Con la sociedad civil». Por ejemplo, con los rectores de las universidades públicas. Con los ministerios, si se prestan a ello, especialmente dos. El de Movilidad y Transporte Sostenible, de Óscar Puente,y el de Industria, de Jordi Hereu. «Empieza una nueva etapa y nuestro objetivo es diseñar el futuro de Castilla y León gestionando el presente». Y políticamente, defendiendo esa gestión, por primera vez en cuatro años y medio, sin el ruido de un socio.