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Luis Tudanca bromeaba cuando el PP le pedía la dimisión por salir derrotado de la moción de censura. «Resulta que tiene que dimitir el que ganó las elecciones», decía, y el que presentó la moción para «variar el rumbo y luchar contra la corrupción» ... y todo el resto del argumentario del PSOE durante las últimas jornadas. Y sin embargo, algo de eso había como autoamenaza latente en una iniciativa que se vio impulsada desde fuera por los acontecimientos de Murcia y Madrid. El secretario autonómico de los socialistas no tenía en mente anticipar tanto su gran movimiento de la legislatura. Un movimiento que en su partido supieron, desde el mismo día que fue investido presidente Fernández Mañueco en 2019, que tendría que hacer en algún momento.
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Así que llegó a la moción empujado desde Ferraz y sin tener amarrados los apoyos necesarios, más allá de las conversaciones con algunos procuradores de Ciudadanos que en privado manifestaban los descontentos habituales del roce en un grupo parlamentario. O quizá alguno más, deslizan. Ni siquiera trató de convencer, más allá de un ofrecimiento formal, a los procuradores de UPL o Por Ávila. Su baza era conseguir a cuatro de Ciudadanos. Y no los tenía. El movimiento de María Montero el viernes anterior a la moción pudo haber desencadenado un efecto dominó, pero en el grupo parlamentario naranja actuaron con rapidez. Las dos procuradoras que parecían más dubitativas o proclives a ese cambio, según los naranjas, Alba Bermejo y María Teresa Gago, salieron poco después a las redes sociales a anunciar -por enésima vez, pero esta vez dando la cara individualmente- su 'no' a la moción.
Y ahí empezó el reto que ya se preveía en caso de derrota.
En el PSOE se esperaba que Luis Tudanca marcara una línea dura pero tranquila, con un tono 'presidenciable' y un discurso firme. Sabedor de que la derrota ya estaba firmada, su propuesta de Gobierno apenas duró 41 minutos, cuatro menos de los que empleó Francisco Igea en su primera comparecencia para arremeter contra él. Todavía le quedaban por delante casi otras dos horas de réplicas y contrarréplicas a lo largo del día. El veredicto del partido fue que consiguió transmitir la imagen que se le exigía. Al acabar le esperaron sus procuradores en la cuarta planta del edificio de las Cortes, con un ramo de 36 rosas rojas, una por cada uno y una más por los trabajadores, que quisieron formar parte del apoyo al candidato, y un aplauso. Tres plantas más abajo, Mañueco e Igea celebraban un triunfo en el que se habían dejado el escaño 41 por el camino y el presidente del PP regional escenificaba el abrazo de la paz con el presidente de su partido, Pablo Casado, y un lema en clave nacional: «Ha perdido Sánchez».
patricia gómez urbán
Tudanca, en cambio, ha ganado un cambio de mirada dentro del PSOE. Comenzando por lo más cercano. Óscar Puente, alcalde de Valladolid, le ha arropado en el proceso. Desde que hace un año criticara públicamente su forma de hacer oposición y mostrara un descontento que también se empezaba a manifestar en Ferraz, la relación de ambos ha evolucionado, aseguran fuentes del partido. Y la moción de censura ha sido el toque que les faltaba para consolidarla. «Es verdad que en estos días de la moción de censura Óscar Puente le ha respaldado y le ha dado un espaldarazo. Porque él quería hacerlo, porque Óscar no hace nada que no quiera. Y ha querido que todos supieran que él estaba ahí», valora Patricia Gómez Urbán, secretaria general del Grupo Parlamentario del PSOE. Puente mantuvo en público que estaba con él. «Luis, adelante, estás haciendo lo correcto, yo te apoyo, apoyo a Luis Tudanca para que siga dando esperanza a Castilla y León», dijo en un vídeo difundido en las redes sociales del partido. Pero mantuvo el mismo discurso y el mismo tono en el comité provincial de Valladolid. «Dijo que estaba con él, que había hecho lo que tenía que hacer», cuenta Gómez Urbán.
No ha sido el único. José Antonio Diez, alcalde de León, explicaba a El Norte que «Tudanca ha perdido la moción de censura en las Cortes de Castilla y León pero la ha ganado en la calle, demostrando que defiende a los ciudadanos de las nefastas políticas que sigue ejecutando, el Partido Popular, ahora amparado por su socio, Ciudadanos». Tudanca remedó su campaña electoral durante los días previos a la moción, con viajes por muchas de las provincias. Territorios en los que cuenta con aliados importantes a la hora de conseguir visibilidad, como los alcaldes de Ponferrada (Olegario Ramón) y León, de Segovia (Clara Luquero), de Soria (Carlos Martínez), o la palentina Miriam Andrés, otra damnificada por el pacto PP-Cs. El ejemplo de cómo puede actuar el PSOE a partir de ahora lo pone el propio regidor leonés. «El Hospital de León sigue sin ampliación de camas UCI, los consultorios siguen cerrados o las consultas e intervenciones paralizadas por una política cicatera de gestión de recursos. Y Luis Tudanca ha puesto el foco en esos problemas y en esa gestión que, desde luego, pasará factura a los dos partidos cómplices».
Falta ahora la segunda condición para que la prórroga de su confianza se extienda más allá del congreso que se celebrará hacia el mes de noviembre: la estrategia. Defienden en el PSOE que han presentado nueve mil iniciativas en dos años, que apuestan por una oposición constructiva... Pero en el partido le piden un paso más. Apretar, exigir, movilizar. Dan a Ciudadanos por finiquitado tras emparentarse definitivamente con el PP y el objetivo lo tienen todos claro. Gómez Urbán lo resume así: «En 2023 saldremos a conseguir que no vuelva a pasar lo de hace dos años, que aun ganando las elecciones y habiendo otra promesa por parte de otro partido de cambio y regeneración, no llegó». Habrá que sacar, entonces, una suma de izquierdas de 41 en un escenario con un Vox creciente, auguran, y Podemos como incógnita y puede que junto a IU.
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Antonio G. Encinas Sonia Andrino
El día de la moción de censura, senadores y diputados socialistas por Castilla y León hicieron piña con Tudanca junto a las Cortes. Los alcaldes, con la voz de Óscar Puente como referente clave, se situaron en la misma línea. Y Javier Izquierdo, delegado del Gobierno, ha entrado de lleno en la batalla de las cifras económicas con la Junta. El secretario regional del PSOE parece tener más apoyo interno que nunca y un Gobierno en minoría. Que el renacimiento de Luis Tudanca sea un éxito solo depende, ahora, de cómo actúe tras el punto de inflexión de la moción.
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