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Las matemáticas epidemiológicas, que tanta amargura y negros augurios nos han traído, empiezan a mostrar una cara menos tétrica. Hasta ahora, la evolución de las olas de covid-19 respondía a un patrón inalterable: crecimiento de positivos, seguido una semana más tarde por el alza ... de los ingresos en hospitales y, poco después, por un incremento rápido en la ocupación de las unidades de críticos. Desde ese punto a las dolorosas e inasumibles cifras de fallecidos solo quedaba la angustia de ver pasar el tiempo.
«Corremos el riesgo de una cuarta ola», advertían desde la Junta de Castilla yLeón cuando los hospitales aún trataban de restablecerse de la tercera. «Empiezan a crecer los contagios», añadían poco después. En la décima semana del año se alcanzaba la cifra más baja de contagios, 51,02 por cada cien mil habitantes en la incidencia acumulada a siete días. Esos son 1.224 en toda Castilla y León en una semana. A la siguiente esa incidencia acumulada era de 54,57. Y una más allá, 63,18. Y luego 76,83. Y hace apenas dos semanas, 112,82.
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«En Castilla y León, hemos pasado de 52 a 107, el doble. Pero en cuatro semanas. No tiene nada que ver con el crecimiento exponencial después de Navidad, en el que cada semana duplicaba la anterior o más. De hecho, llevamos unos días en los que el domingo teníamos 107, el martes 105 y el miércoles, 103. Puede ser un poco de meseta, pero no tiene pinta de seguir creciendo, sino de estabilizarse», explicaba y vaticinaba días atrás Ignacio Rosell, secretario del comité de expertos que asesora a la Consejería de Sanidad durante la pandemia.
Los datos le dieron la razón. Se siguió bajando lentamente hasta alcanzar los 100. Que no son, desde luego, la barbaridad de los 729 casos por cien mil habitantes, a siete días, registrados el 23 de enero. Pero que siguen suponiendo 2.400 positivos a la semana en la comunidad.
IGNACIO ROSELL
Y eso, según Alfredo Corell, inmunólogo y vicerrector de la Universidad de Valladolid, no se está traduciendo en una nueva ola de ingresos hospitalarios por la estrategia de vacunación y por la inmunización natural de quienes ya han pasado la covid-19. «Por como se han movido otras infecciones creo que van a ser rebotes en dientes de sierra cada vez más suaves hasta que probablemente se coloque entre los virus del invierno, como los resfriados, como la gripe pero más grave, pero eso es lo previsible. Va a influir que tenemos un porcentaje de población inmunizada alto, porque hay que sumar a los vacunados los inmunizados de modo natural. Y probablemente estemos entre ambas cosas en un 25% mínimo, creo que más. Porque con la vacuna estamos rozando el 11% y por la infección, en el último estudio era un 10%, y mínimo estaremos en un 15%».
Pero no solo, dice, es importante el «cuántos», sino el «quiénes». Es la clave del éxito. «Si son las personas más vulnerables, aunque no lleguemos a ese 70% [que se considera que aporta una inmunidad de rebaño] en breve, se va a notar mucho una evolución positiva de los ingresos y de la ocupación de las UCI», señalaCorell.
Los datos que manejan los expertos sanitarios avalan este argumento. Castilla y León ha vacunado ya al completo a 125.866 personas en residencias de mayores o en otras instituciones, a dependientes o a personas de riesgo por edad o por otras patologías. Otras 291.445 personas consideradas de riesgo, en este caso principalmente por la edad, han recibido ya una dosis.
Y aún hay otras 122.000 personas de colectivos muy expuestos, como los sanitarios, que han sido vacunadas al completo.
«Siempre decimos que después de la subida vienen los hospitales y después, la UCI, pero esto ahora mismo es un goteo pequeño. Va subiendo un poco en la UCI, pero no es tan relevante», respira Rosell. De hecho, el incremento no ha sido tan vertiginoso como en la tercera ola. Del valle, registrado el 30 de marzo, con 116 en UCI y 302 en planta, se ha pasado en 17 días a los 139 en UCI y 408 en planta.
ALFREDO CORELL
En el mismo lapso de tiempo, en enero, se pasó de los 130 pacientes en críticos a 259.Y de 512 ingresados en planta a 1.852.
La mortalidad es más difícil de reducir drásticamente porque, entre otras cosas, algunos de los fallecidos recientemente eran pacientes que llegaron a la UCI en Navidad. «Los infectados, cada vez más, son los jóvenes que aún no se están vacunando, pero afortunadamente esa gente, la inmensa mayoría, no van a llegar a la UCI y muchos no van a necesitar hospitalización», explica.
Eso no quiere decir que todo haya acabado. Porque no lo ha hecho. Una internista colgaba la semana pasada la radiografía de unos pulmones de un hombre de 44 años, sin patologías previas.«Nunca, nunca, nunca había visto algo así», decía. Otra internista explicaba la imagen: «Es muy poco habitual ver tanta afectación pulmonar en gente joven sin patologías de base. Es lo que nos sorprende a todos. Y aún no sabemos por qué ocurre así». El hombre en cuestión dio positivo por covid el día 17 de marzo. La radiografía tenía fecha del 29.
Never, never I’ve never seen something like this. A man, 44yo, no comorbidities. Just COVID. pic.twitter.com/dM6oTyF6A8
Anna (@matylda68) April 7, 2021
«Es verdad que llega gente joven a la UCI y que no hay que confiarse», asevera Rosell, que ha aprendido a ser cauto con el dichoso virus por la vía directa, la de padecerlo y pasarlas canutas, y por la indirecta, a base de escudriñar números. «Seguimos teniendo tal carga, incluso arrastrada desde Navidad, que no estamos para cantar victoria. Por eso pido un equilibrio», dice, nada de vacunarse «y salir corriendo a abrazarse por ahí».
Porque hay que tener en cuenta otro matiz. «Ahora mismo casi el 30% de la UCI o casi el 25% está ocupada por covid», dice, pero «ojo, que es una UCI ampliada, no real». La capacidad de UCI en Castilla y León antes de la pandemia era de 166 camas en toda la comunidad. Rara vez se corría riesgo de colapso. Ahora hay 139 pacientes solo por covid y aunque se dispone sobre el papel de 492 camas habilitadas, los médicos intensivistas no se fabrican en serie.
Eso es lo que hace que los expertos, a pesar de este guiño de las matemáticas al hartazgo pandémico, recuerden que esto no ha acabado aún.
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