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Comienza, en el sentido hábil, el mes de abril, y lo hace con una paradoja: nuevas restricciones por el alza de la incidencia del coronavirus y un mensaje halagüeño lanzado simultáneamente por la consejera de Sanidad, «abril va a ser un mes de esperanza». Esta aparente contradicción se conjuga con una serie de claves que pueden permitir domar la cuarta ola de la pandemia de covid-19 y alcanzar el verano en una situación más cercana a la normalidad.
Vacunación in crescendo. A las vacunas de Pfizer, Moderna y Astra Zeneca se sumará, en la segunda quincena del mes, la de Janssen, que además es monodosis. Que haya más vacunas disponibles tiene un efecto más allá de inocular dosis, y es que algunas de ellas se recomiendan para ciertos tramos de edad y no para otros, por lo que se complementan. «Las personas menores de 65 años pueden ser vacunadas con seguridad con Astra Zeneca, pero por encima de 65 las que ponemos son las de RNA mensajero, Pfizer y Moderna», aclaraba Verónica Casado. Y Pfizer ya ha garantizado un incremento de las dosis casi inmediato. «Habrá un envío importante, de 92.000 dosis», señalaba Casado, que aspira a contar con 150.000 dosis semanales. El compromiso de Pfizer «permitirá ir avanzando en la población que más preocupa, la de los mayores de 60 años». Contando, además, con que Astra Zeneca ya se está inoculando, desde este lunes en Valladolid, a los nacidos en 1956 (65 años).
Efecto de la inmunización en la mortalidad. Castilla y León ha inyectado 572.678 dosis y eso ha permitido que 208.352 personas estén ya vacunadas con pauta completa. Como explicaba el gráfico proyectado por Verónica Casado, el 8,7% de la población total de la comunidad autónoma. Ocurre, sin embargo, que la virulencia del Sars-Cov-2 crece exponencialmente a medida que aumenta la edad de los contagiados. «Los mayores de 80 años suman más de 8.000 fallecidos, 1.500 entre 70 y 79 y menos de 1.000 fallecidos por debajo de esa franja de edad», explicaba el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea. Y precisamente por encima de los 80 años ya hay un porcentaje muy importante de personas que han recibido al menos una dosis, el 67% de los hombres y el 68,7% de las mujeres. Y más allá de los 89 años, casi un 80% está ya vacunada al completo. Y especialmente en las residencias. «Esperamos razonablemente que el hecho de haber vacunado a más de la mitad de la población de mayores de 80, al menos con una dosis, nos permita una reducción de la mortalidad muy importante. En residencias están todos inmunizados y es donde la transmisión es más fácil», señalaba Igea. Y Verónica Casado añadía que «en residencias no se están produciendo ingresos hospitalarios y ha habido algún día, como el lunes pasado, con cero casos». Por otro lado, los positivos que se han detectado cursan «en la mayor parte de casos, de forma leve o asintomática».
Estrategia 'ocho semanas'. Marcarse un plazo viable tiene una influencia significativa en el cumplimiento de las normas de prevención, más ahora que se ha superado el año de pandemia, con tres olas y en pleno nacimiento de la cuarta, y el cansancio hace mella en los ciudadanos. Muchos expertos se han hecho eco de un llamamiento, la 'estrategia de las ocho semanas'. Y Francisco Igea lo ve como una buena opción para mantener la alerta. «Estamos muy preocupados, pero pedimos que sigamos cumpliendo con las medidas, nos queda muy poco, muy poco. Dos-tres meses para mejorar esta situación. Dos meses para poder vacunar a todos los mayores de 60 años, evitemos cometer errores fatales», clamaba el vicepresidente de la Junta. Ese plazo, ocho semanas, dos meses, cambiará el escenario radicalmente si se mantiene la pauta de vacunación prevista. Por eso se pide que los mayores de 60 años mantengan especial precaución durante estas próximas ocho semanas, para que se mantengan a salvo. Y teniendo en cuenta, eso sí, que la franja de edad no es un límite inamovible ni una cuenta de seguridad. El caso del consejero de Agricultura, Jesús Julio Carnero (57 años, 62 días en la UCI) o el actor Jordi Sánchez (56 años, 24 días en UCI), son ejemplos de ello.
Una ola con menos UCI e ingresos. Es el objetivo y se puede alcanzar. Si se logra contener el nivel de contagios en esta primera fase de crecimiento de la ola pandémica, el incremento de la vacunación en los niveles de edad de mayor riesgo durante el mes de abril hará que la situación en las UCI y en las plantas de los hospitales pueda contenerse con éxito. Eso sí, no se puede perder de vista que los 131 ingresados en UCI representan el 79% de lo que eran las camas UCI antes de la pandemia en Castilla y León (166 en total), por más que ahora se hayan aumentado y después expandido. En apenas una semana han subido los ingresos desde 116 a 131, cuando en la tercera ola ese aumento fue el doble, de 130 a 161, en un periodo similar. Lo mismo ha pasado con los pacientes en planta, que son ya 339. También es de esperar que se reduzca la mortalidad, aunque este lunes se contabilizaron seis fallecimientos en hospitales. «Bajamos la mortalidad porque hay gente ya vacunada, pero hay variables que hay que considerar, como la existencia de la cepa británica en porcentaje muy alto», advertía Francisco Igea.
Restricciones con antelación. Las restricciones impuestas a la hostelería llegan con unos limites de incidencia más rígidos que los que se manejaban hasta ahora, 150 casos acumulados por cien mil habitantes a 14 días, tras el acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud. Incluso la Junta ha demostrado que analizará los datos para tomar decisiones en casos que no estaban previstos, como es el caso de tres municipios que estaban por debajo de cinco mil habitantes (baremo sobre el que se iba a actuar). «Riaza, Cervera y Pola de Gordón tienen datos tan elevados que hemos tomado la decisión pese a estar por debajo de cinco mil habitantes. En este caso el número de casos es muy importante», argumentaba Verónica Casado. Y a eso se sumará la realización de cribados en estas localidades. «En sitios menores de 5.000 habitantes con incidencias acumuladas altas, aparte de actuaciones en hostelería realizaremos cribados asistenciales para delimitar las personas que padecen la enfermedad y detectar aquellas que son asintomáticas».
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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