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Una frase corta, ni siquiera una docena de palabras, y sin embargo, tanto contenido. «Hay estabilidad [en el Gobierno de Castilla y León], de lo contrario no estaríamos celebrando este Pleno», respondió el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, al primer envite de la ... sesión. Y advertía así, de un plumazo, de que la definición de «estabilidad» es cosa suya. Es él quien decide cuándo funciona el tándem de Gobierno, cuándo deja de hacerlo por la reforma sanitaria, cuándo es suficientemente sólida la confianza o cuántos grados de desequilibrio admite el pacto antes de caerse y provocar un adelanto electoral.
Una realidad incontestable de la que todos son conscientes, pero que ayer se plasmó en el Diario de Sesiones. Y la adornó con un halago al funcionamiento del dúo PP-Cs que sonó a tregua, al menos en apariencia. «Le voy a explicar lo que es la estabilidad: es lo que da un Gobierno útil y que funciona, como este, el que sabe aprovechar los fondos europeos que manda Europa, ¡gracias, señora Merkel!», espetó al socialista Luis Tudanca antes de presumir de logros en sanidad, educación, bajadas de impuestos...
Solo que justo después añadió un factor que deslava esa tregua aparente. Habló de la moción de censura del PSOE. No de la que fue, que es una referencia habitual desde que se produjo. De la que será.
alfonso fernández mañueco
«Usted, señor Tudanca, ha alentado el transfuguismo en estas Cortes, se manchó las manos con él y sigue haciéndolo. Busca apoyos ilegítimos en esta Cámara... -murmullos de desaprobación en el PSOE- Para retorcer la voluntad del pueblo de Castilla y León. Siga manchándose las manos con el transfuguismo», atacó Mañueco.
Casi tanto como decir que habrá segunda moción. O que la vislumbra con la suficiente nitidez como para tratar de evitarla. Lo que le pone fecha límite al adelanto electoral. El 10 de marzo. Ese día, 35 procuradores socialistas pueden volver a firmar la petición de una moción de censura. Y esta vez tendrían que acudir a ella con la certeza de recabar los apoyos necesarios. La suma incluiría a la procuradora no adscrita, María Montero (ex de Ciudadanos), los dos de Podemos y tres más que deberían salir de entre los 11 de Cs, el procurador de Por Ávila, el de UPL y la de Vox. En Ciudadanos están hartos. Porque cada vez que surge el tema son ellos los que aparecen como los «inestables». Por mucho que solo una, la que siempre tiró más a socialista que a liberal, rompiera la disciplina de partido, mientras los otros once se entregaban a las fotos colectivas de apoyo al pacto de Gobierno, empujados por un PP que se temía lo peor.
luis tudanca
«Dejen de jugar al caos», le emplazó Tudanca, que atacó con sorna al «primer caso» en el que «el propio Gobierno alienta a la descomposición de una coalición de Gobierno».
Luego está la clave nacional. Luis Tudanca sacó a relucir los fondos europeos que el Gobierno ha hecho llegar a Castilla y León, de ahí la loa de Mañueco a Merkel. Y recordó que Ignacio Cosidó, «el gran asesor para acabar con la despoblación en esta tierra», se fue de su cargo de confianza del presidente de la Junta poco antes de que se supiera que la Fiscalía pide su imputación en el caso Kitchen.
Alfonso Fernández Mañueco, mientras tanto, hizo suyo el argumentario renovado de Pablo Casado durante la convención itinerante de la semana pasada. «El mayor riesgo para esta tierra son ustedes, el sanchismo y sus políticas», fue el inicio de su dúplica. Y el remate: «Este Gobierno será un muro de contención contra el sanchismo». Y por si quedaba alguna duda de la identificación Tudanca-Sánchez a la que Mañueco juega desde que se inició la legislatura: «Viene Sánchez el próximo fin de semana [a Ponferrada] para darle instrucciones».
El papel de agitador del Pleno se quedó así esta vez en el presidente de la Junta, que respondió a Luis Tudanca y a Pablo Fernández, de Podemos. Francisco Igea no tuvo que intervenir en las preguntas orales, algo casi inaudito. En la dialéctica con los dos portavoces, Mañueco volvió a escuchar las quejas sanitarias y la reclamación del cumplimiento de sus compromisos por parte del socialista. Y por el lado de Podemos, una lista de «errores estratégicos» de las políticas de PP y Cs, que esta vez Pablo Fernández completó con datos sobre las listas de espera y la despoblación. El año pasado perdimos 13.637 habitantes y de continuar con sus recetas no va a quedar ni el apuntador», dijo, con menos artificio dialéctico que en otras ocasiones. El presidente de la Junta se imbuyó del espíritu de su vicepresidente en la réplica a Fernández. «Tras oír su humilde intervención entiendo las palabras de [la ministra] Yolanda Díaz, que dice que está rodeada de egos y que hay que hacer un nuevo Podemos sin ideologías precocinadas. No sé si va por usted», le dijo antes de afearle, como en un debate de campaña electoral, que «ya está en Madrid».
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