Ana Delgado, en la plaza Caño Argales de Valladolid.. Alberto Mingueza

«Los enfermos no deben conformarse, tienen que exigir a Sacyl que los atienda»

Ana Delgado, una paciente que ha superado un cáncer de mama, defiende el derecho a una asistencia sin demoras y a que «nos traten como a personas»

Ana Santiago

Valladolid

Jueves, 2 de febrero 2023, 19:48

Ana conoce el golpe que supone que un diagnóstico de cáncer irrumpa en tu vida con una marcada desatención ante el primer signo de alerta, pasó por tratamientos y cirugía y ahora vive en el abandono que supone para una mujer que ha tenido un ... cáncer de mama muy agresivo, y superado, le hayan demorado las revisiones una y otra vez y, desde mayo de 2021, no haya tenido ninguna. Cuatro veces en estos años Sacyl le ha pospuesto una revisión que tendría que ser anual. «Cada vez que se acercaba la fecha de la cita me llegaba una carta anulándola y dándome una nueva fecha y la demora no era de unos días, sino de un año entero». Ana Delgado describe su historia de retrasos «porque no hay ginecólogos, le justifica Sacyl» y la nueva fecha en su calendario era del 13 de octubre de este 2023. Pero, mientras esta docente y letrada repasaba su historial médico, justo ayer, le llegó una cita «para este mismo lunes».

Publicidad

«Quiero mandar un mensaje positivo. Cada día es un regalo, yo me he replanteado mi vida, y quiero ayudar a quienes lo pasan mal»

Fue en 2005 cuando «duchándome me noté un pequeño bultito en un pecho. Me hicieron una mamografía el 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes –bromea– y me dijeron que no era nada, que era joven y sin antecedentes familiares; pero fue creciendo, yo estaba intranquila y al final la matrona me dijo que fuera al ginecólogo y acudí de urgencias. Esto fue ya en junio de 2006 y me dieron fecha para noviembre de aquel año. Yo me empecé a preocupar mucho y me fui a Atención al Paciente del Río Hortega, hasta les enseñé el bulto porque no me hacían demasiado caso, y les dije que era imposible retrasarlo. Finalmente me enviaron a la Unidad de Mama y menos mal que caí en manos del doctor Mínguez. Me operaron la primera semana de agosto, luego me dieron quimio y radioterapia. Me dijeron que era muy agresivo pero muy localizado, que tuve suerte porque no me había afectado al ganglio.

Luego pasé la revisión a los tres meses, a los seis y al año sin problemas hasta que mi ginecólogo se jubiló. Yo necesito mis revisiones, son importantes para cualquier mujer pero más para una con mis antecedentes». Ana hace públicas estas palabras «porque sentía que debía de hacer algo. Los enfermos no deben conformarse, tienen que exigir que los atiendan, no contárselo a la amiga o al panadero... que los traten como a personas porque la salud ni se compra ni se vende y yo solo no puedo luchar contra este deterioro tan grave de la asistencia. Mi caso no es una anécdota, hay muchos, y un retraso de diagnóstico es muy grave en un cáncer». Pero Ana no quiere dejar un mensaje negativo, al revés: «Pasé por una enfermedad muy dura; pero descubrí que tenía muchos y buenos amigos, y familia, y me arroparon mucho. Cierto es tuve que replantearme mi vida. Me di cuenta del valor de cada día, es un regalo. Muchos proyectos, como la abogacía, que quería hacer».

La enfermedad necesita compañía, apoyos. Ana se incorporó «demasiado pronto al trabajo. Necesitaba tener la cabeza ocupada y me incorporé al finalizar la radioterapia. Soy muy inquieta y lo necesitaba». Sin embargo, aunque resulta una persona llena de energía y fuerza, ella asegura que «no soy la misma. Me dicen que sigo igual; pero yo sé que no. Nunca he vuelto a ser la misma persona. Te reinventas. No quiero mandar un mensaje negativo -insiste- porque también se aprende con todo esto, quiero que las personas que tienen que pasar por esto me puedan ver como un referente, que sepan que el cáncer hoy en día no es una enfermedad mortal; pero es muy importante el diagnóstico precoz y, en mi caso, sin duda no lo fue cuando pudo haberlo sido. Cuanto antes se sepa, antes se interviene y mejor es el resultado y antes puedes volver a una vida lo más normal posible. Por eso insisto en que se reclame asistencia. Además en la privada, los seguros, te rechazan o te cobran enormes pólizas cuando has tenido una enfermedad. No es solución. Los profesionales en la pública están muy quemados, demasiadas consultas cada día y esto perjudica su capacidad de diagnosticar a tiempo, de tratarnos como personas. Los políticos nos utilizan como títeres y lo único que les preocupa es ganar las elecciones. Necesitamos buenos gestores, no polñiticos», insiste Ana.

Publicidad

«Nunca he escondido mi enfermedad»

Una mujer valiente que comienza cada curso diciendo a sus alumnos que ha tenido cáncer y que si la necesitan ahí la tienen. «Nunca he escondido mi enfermedad, el haberlo pasado puede ayudar a otros. A mi me preocupaba haberme quedado sola, cuando eres joven piensar que puede afectar a las relaciones y amistades; pero no, lo que cuenta es la persona, la personalidad y siempre estás arropado».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad