![De las 'chuches' del quiosco a la rutina del ahorro](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201905/03/media/cortadas/propina-knPC-U801064370119cC-624x385@El%20Norte.jpeg)
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Primero son el padre o la madre los que les acompañan al quiosco. Ellos, con parsimonia y atención máxima, eligen sus 'chuches' favoritas, siempre con un presupuesto limitado del que los peques no son conscientes por el momento. Hasta que llega el día en que interiorizan que el dinero tiene valor y llega la pregunta: ¿me das la propina?, una palabra que ya han oído a los hermanos, a los tíos o las abuelos ese domingo en que reciben unas monedas tras la reunión familiar. Los expertos consideran que puede ser el momento clave para comenzar una educación infantil responsable sobre la economía. Sí, sobre las finanzas, aunque en este caso sean 'minis'.
Lo corrobora el psicólogo infanto-juvenil Jesús Niño, con gabinete en Valladolid. «Esos veinte o cincuenta céntimos pueden ser una forma sencilla de comenzar una rutina, que, eso sí, nos puede dar algunos quebraderos de cabeza, puesto que los dulces son un reforzador muy potente y lo normal es que pidan más con el paso del tiempo», argumenta.
«Ser conscientes de lo que cuesta ganar el dinero no depende de los niños, sino, fudamentalmente, de la familia; si lo entregamos sin asociarlo a un hecho concreto es muy probable que les cueste valorarlo; es mucho más interesante indicarles que la propina se consigue por ciertas conductas que han realizado durante la semana, como trabajos escolares, tareas domésticas...», añade el experto. Vamos, que no cae del cielo; ni los cajeros automáticos, que escupen billetes con solo meter unos números, son hermanitas de la caridad. Para que te den, primero hay que haber almacenado.
Enseñar el valor del dinero Con 5 ó 6 años, los niños son capaces de conocer los conceptos financieros básicos y hay que aprovechar para fijar aspectos importantes, como que para obtener dinero hay que trabajar muchas horas, que es necesario para pagar cosas básicas (casa, coche, alimentos...) o que es importante ahorrar para poder hacer o adquirir cosas especiales o para afrontar una emergencia en el hogar. Siempre hay que dejar claro que es limitado.
Ocasiones para abordar el tema Hay que aprovechar momentos en los que se maneja dinero o se hacen compras para explicarles estos aspectos. Por ejemplo, en el supermercado, cuando llegan a casa los recibos de la luz o el agua o cuando se planean las vacaciones.
La propina Debe enseñar a los pequeños a gestionar bien lo que se les da. Una parte puede ser fija y otra asociada a buen comportamiento y al cumplimiento de sus obligaciones para evitar que haga lo que deben solo a cambio de la paga.
La hucha Es fundamental inculcar el concepto del ahorro y transferir a los hijos la responsabilidad de pagar ciertas cosas. Es decir, si quieren algo especial o incluso comprarse unas golosinas que tiren de lo suyo.
En condiciones normales, explica Niño, un menor de 5 ó 6 años puede entender que para lograr dinero hay que trabajar y que esa remuneración, que cuesta conseguir, es limitada y tiene que cubrir muchos flancos. «Es conveniente una explicación sencilla adaptada a su nivel», aconseja.
Ni este experto, ni Juan Carlos de Margarida, presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, asocian una edad con una cantidad. Dependerá de la capacidad de cada hogar y también es importante que eso lo conozcan. Las comparaciones son odiosas. Y con este tema, más. ¿Dos euros a la semana con siete u ocho años y diez con 13 ó 14? Ahí son ustedes los que deciden.
«En la casa se ahorra para comprar ropa, para pagar los alimentos, la luz, los libros, para ir de vacaciones y ellos deben interiorizar ese concepto», destaca el economista. Y aquí es cuando llega la hucha, una herramienta «fundamental» para iniciarse en el ahorro. «Es importante que desde pequeños sepan cómo gastar y que la paga que los padres les entregan es como compensación a un esfuerzo: portarse bien , hacer las tareas del cole...», dice De Margarida, partidario de ir haciéndoles responsables desde la infancia.
Coincide plenamente con él Jesús Niño. «Es adecuado asociar la propina a un buen comportamiento, así como a las obligaciones escolares o la ayuda en casa; una parte podría ser fija y otra variable, en función de esos aspectos», recomienda, al tiempo que insta a una periodicidad semanal, que empiece por cantidades pequeñas y que se incremente cada curso escolar. Siempre a criterio de los progenitores y, una vez se compruebe, que el pequeño o la pequeña han asumido que no todo es para gastar y que se constate que el cerdito cada vez pesa más, que se guarda. Ellos serán conscientes con el tiempo que con ese dinero almacenado podrán adquirir, sin pedir, esa colección de cromos que tanto les gusta, una diadema chula, unos guantes de portero o el libro de su serie favorita, según apunta el economista. Ojo con las cantidades más abultadas que se les entregan en los cumpleaños o que los Reyes Magos les traen en casa de tíos o abuelos. No son para fundirlas ya. Deberían ir destinadas a la hucha y, en todo, caso para adquirir algo que les haga especialmente ilusión, de manera que se descargue de esa compra a la familia.
Y llega la adolescencia. Y con ella los problemas. Para llegar aquí con garantías, el trabajo tiene que venir hecho de antes. «En cuanto al alcohol o el tabaco hay que ser tajantes. Es preocupante ver que algunos padres dan dinero a sus hijos para estos consumos, cuando se está facilitando una conducta ilegal de graves consecuencias para su salud», lamenta Niño. Con las hormonas revolucionadas llegarán también los reproches. A su juicio, esas expresiones de 'a mi amiga Sara le dan más' o 'sois unos ratas' no tienen más intención que la de «conseguir lo que quieren mediante el chantaje emocional».
«Tratan, sencillamente, de hacer sentir mal a los padres para conseguir su objetivo. Si la pareja, el padre o la madre, están convencidos de que lo que ellos están haciendo está bien en ningún caso se va a sentir mal por ello, independientemente de lo que otros padres hagan; es este momento cuando se ve a los padres que han sabido educar a los hijos con un 'no', desde el principio hasta el final. Si les hemos enseñado que 'no es no', no insistirán demasiado. Los adolescentes que lo hacen encarecidamente, llegando incluso a las amenazas, son aquellos a los que en la infancia les dijimos que 'no' pero si se ponían un poco pesados acababa siendo un 'sí'», argumenta el psicólogo.
Margarida saca a colación los consejos que el mismísimo Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores ofrecen en su página 'Finanzas para todos'. Subrayan los prebostes de la economía que el objetivo de la paga debería ser el enseñar a los hijos la importancia de gestionar bien su dinero y no simplemente castigar o premiar comportamientos. «No querrá que solo ordene su habitación o estudie cuando necesite dinero, ni que extienda la mano cada vez que se le pida colaborar en tareas domésticas», se preguntan.
Una opción que se recomienda es dar una cantidad semanal, mejor que mensual, con la posibilidad de algún 'extra' por realizar algunos trabajos adicionales. E importante: es fundamental transferir a los hijos la responsabilidad de pagar ciertas cosas con sus ahorros. Dar demasiado, insisten, fomentará malos hábitos. Con cierta edad, y una vez se demuestre su capacidad de organizarse con los ingresos, se puede dar el paso de abrir una cuenta corriente, un acontecimiento al que, según subrayan los especialistas del Banco de España y la CNMV, hay que darle cierto boato, porque significa que han sabido organizarse, que han adquirido una responsabilidad que les será útil para su futuro.
¿Y hasta cuándo hay que dar la paga? Ahí entra la decisión de los padres. Normalmente hasta que tengan cierta independencia en los ingresos, porque se les haya inculcado -importantísimo también- que ellos tienen que ganarse lo suyo. Una vez que cumplan los 18 años, deberían ya a comenzar a buscarse la vida con pequeños trabajos que desahoguen el largo recorrido de la propina, aunque el padre y la madre puedan seguir apoyando en cierta medida
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