El Hospital Clínico de Valladolid es centro de referencia para las consultas de disforia. Alberto Mingueza

Castilla y León

La demanda de cambio de sexo se estabiliza tras el repunte con la ley trans

Los hospitales de la comunidad hacen seguimiento de 354 pacientes por identidad de género, unos 60 más que en 2021

Ana Santiago

Valladolid

Lunes, 15 de enero 2024, 00:02

La llamada ley Trans provocó inicialmente un incremento de la demanda asistencial para cambiar de identidad de género en los hospitales de Castilla y León;pero «tras un primer empujón inicial, la demanda ha vuelto a bajar a cifras habituales», destaca la doctora Ruth González ... Collantes, psiquiatra de la Unidad de Identidad de Género del Clínico de Valladolid, uno de los tres hospitales con un servicio de seguimiento y atención de los casos en los que una persona quiere cambiar de sexo y el centro que más demanda atiende en la comunidad.

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«Estamos es cifras ya normales de actividad y, además, a pesar de que la ley permite estar al margen del apoyo profesional, la demanda de asistencia facultativa y psicológica se mantiene. Piden asesoramiento y apoyo independientemente de cuándo tramiten un cambio en el DNI. Estas personas son conscientes de la necesidad del seguimiento profesional y eso no ha cambiado, siguen pidiéndolo», aclara esta profesional que lleva años al frente de estas consultas. Y asegura asimismo que los perfiles y los patrones no han variado con la nueva regulación. Ni la edad de inicio ni las inseguridades ni el tipo de demanda. «Hemos vuelto a la normalidad».

Los transexuales siguen demandando apoyo y seguimiento profesional aunque la nueva regulación no lo exija

Una normalidad que, no obstante, en el recorrido de estas unidades ha tenido una evolución al alza conforme la sociedad ha avanzado y ahora hay más presonas que pasan por estos servicios que en sus orígenes. Entre 2017 y 2021, cada año las consultas han tenido unos 210 pacientes en seguimiento, unos entraban en las unidades y otros ya se desvinculaban de ellas. En ese último año, Sacyl registra concretamente 271 en seguimiento de los que 39 se incorporaron en este ejercicio y, de ellos 162 –con 26 nuevos– son del Clínico de Valladolid. El dato de 2022 registra un incremento hasta los 354 de los que 62 se incorporaron dicho año, según los últimos datos cerrados presentados en el XXXIV Congreso de la Sociedad Castellano-Leonesa de Endocrinología, Diabetes y Nutrición el pasado mes de noviembre. Fue el verano de 2022 cuando ya se anunció un cambio legislativo con la aprobación del anteproyecto que llegaría a aprobarse el 16 de febrero de 2023. Ahora, a punto de cumplirse su primer año y aunque el balance de 2023 todavía no se ha cerrado, la Consejería de Sanidad registra un número muy similar al de 2022 tras una subida inicial que en Valladolid, donde hay más pacientes, fue de 22 nuevos al finalizar 2022, con 204 en consultas habituales frente a los 162 en seguimiento de 2021 en el complejo vallisoletano. Y en 2023, a falta del balance oficial, tras aprobarse la ley aumentó la demanda «en un primer impacto» pero luego volvió a bajar hasta equilibrarse con años anteriores, hasta estabilizarse de nuevo.

No ha supuesto, por lo tanto, la 'Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI', más conocida como Ley trans, un cambio sustancial desde un punto de vista médico, algo que celebran los profesionales que consideran necesario «acompañar y amparar a las personas que viven una situación que es todo un choque vital para un cambio que requiere sus tiempos, recorridos y garantías», desta a la doctora González Collantes.

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La ley permitió la autodeterminación de género a partir de los 16 años y prohibió las terapias de conversión en todo el territorio nacional, es decir, sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o tratamientos que tuvieran por objeto modificar, obstaculizar, modificar o menoscabar la expresión o identidad de género; así como la orientación sexual de la persona. La ley resultó especialmente polémica ante el temor de que las personas interesadas en cambiar su identidad perdieran la protección profesional. En términos generales y en un primer balance no parece haber sido así.

Los hospitales de Salamanca, Burgos y el Clínico de Valladolid atienden a toda la comunidad

Sacyl explica que «la disforia de género se define como la incomodidad o el malestar causado por la discrepancia entre la identidad de género y el sexo biológico, lo que lleva a buscar en mayor o menor medida la apariencia del otro sexo (transexualidad)». Repasa la consejería que el escenario asistencial de los pacientes en Castilla y León ha evolucionado mucho en los últimos años. En 2014 se elaboró el 'Protocolo de atención sanitaria relacionada con la identidad de género de Castilla y León' para dar respuesta a la necesidad de establecer un procedimiento coordinado de atención a las personas transexuales residentes en la comunidad. En Castilla y León para la atención de estas personas se crearon las Unidades de Identidad de Género (UIG) en Salamanca, Burgos y en el Hospital Clínico de Valladolid, concebidas en el ámbito del Sistema Nacional de Salud como unidades sanitarias de referencia para «prestar una atención integral y coordinada a su vez con las acciones correspondientes en el ámbito de la Atención Primaria».

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Los profesionales estiman que hay un 5% de casos que no son realmente disforia

Los profesionales advierten sobre la necesidad de una actuación profesional en los casos de transexualidad. Para empezar, porque según sus datos, «es necesario realizar un diagnóstico diferencial para ayudar a confirmar una disforia de género verdadera. Hay un 5% que no lo son. Estas personas se plantean serias dudas o todavía no están preparados para enfrentarse a un cambio tan relevante en sus vidas». Además, «hay personas a las que en realidad les gusta vestir ropas femeninas o masculinas por motivos diferentes a la identidad de género (travestismo) y otras que obtienen placer sexual al cambiarse al vestirse con ropas de su sexo contrario, por ejemplo (travestismo fetichista)». Asimismo destacan que «a algunas en realidad les gusta vestir ropas femeninas o masculinas; otras que obtienen placer sexual al cambiarse al vestirse con ropas de su sexo contrario, por ejemplo» y señalan que la Ley Trans en España «ha malinterpretado el papel de los profesionales de la salud mental. No somos personas nocivas ni jueces en el proceso de cambio de género». Son algunas de las conclusiones de los psiquiatras reunidos en el XXVI Congreso Nacional de Psiquiatría que participaron en el debate sobre 'La psiquiatría y ley trans: retos y oportunidades' celebrado el pasado mes de noviembre en Ávila.

Estas unidades de referencia dan cobertura a toda la comunidad y están integradas por un equipo multidisciplinar de profesionales de Endocrinología de adultos y pediátrica, Psiquiatría y Psicología de adultos e infantojuvenil, Ginecología y Cirugía Plástica. Además, colaboran con las unidades profesionales de Otorrinolaringología, logopedas y urólogos.

Las funciones de las mismas consisten en la evaluación integral de las personas con incongruencia de género y, si se precisa, en la instauración y seguimiento del tratamiento hormonal, así como el acompañamiento psicoterapéutico en el proceso de transición y la valoración de tratamiento quirúrgico.

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En todos los casos, la detección y valoración inicial se realiza en el ámbito de la Atención Primaria, sea de adultos o de pediatría. «La actitud durante la etapa prepuberal en muchos casos es expectante, y el seguimiento puede ser realizado por el pediatra de Atención Primaria, con la colaboración, en los casos que se precise, de los profesionales de Salud Mental», explica Sacyl.

Alcanzada «la fase puberal y en los pacientes adultos, tras la valoración inicial en Atención Primaria se oferta la derivación a los profesionales de referencia de Salud Mental Infanto-Juvenil (hasta los 18 años) o Salud Mental de Adulto, para identificar a las personas que pueden beneficiarse de un tratamiento de reasignación y establecer, de forma individualizada, el tipo de intervención terapéutica a realizar en cada caso y el momento en que sería recomendable realizarla».

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Posteriormente, se realiza una valoración, que incluye la realización de las pruebas complementarias necesarias (cariotipo, determinaciones de laboratorio, edad ósea y densitometría).

El proceso que se sigue consiste en gestionar, de manera integral, las diferentes actuaciones que se deriven de la necesidad de cada persona y que comprenden el acompañamiento psicológico, la valoración y el tratamiento de apoyo endocrinológico y, finalmente, en los casos que se considere factible y así lo solicite la persona, la intervención quirúrgica. Con los datos cerrados de 2017 y hasta sólo 2021, en Castilla y León se han practicado 44 intervenciones para aumentar o quitar mamas y 16 histerectomías o dobles anexectomía para eliminar el útero u ovarios y trompas de falopio y solo ha habido un caso de cirugía de la voz. El importe destinado a estas intervenciones total fue de 324.090 euros en dicho periodo. Respecto a las operaciones para reasignación genital solo hubo un caso de vaginoplastia que se derivó al Hospital de Cruces de Bilbao. La cirugía es, no obstante, el recurso menos empleado.

Tratamiento hormonal

En relación con el tratamiento hormonal, verificado el cumplimiento de los criterios necesarios para su indicación, existen dos opciones: terapia hormonal cruzada en pacientes adultos (estrógenos y antiandrógenos para las mujeres trans y testosterona para los hombres trans) y terapia de frenación puberal y posterior inducción de caracteres sexuales secundarios en niños y adolescentes. En el caso de los menores, el momento de iniciarla se elegirá de forma individualizada, con el consentimiento del menor y la familia.

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Las mujeres y hombres transexuales que lo soliciten podrán optar a técnicas de preservación de la fertilidad (muestra seminal/vitrificación ovárica) en las Unidades de Reproducción Humana Asistida (URHA) de referencia de la comunidad.

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