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Gel hidroalcohólico a la entrada. Control de temperatura. Como cualquier otro establecimiento con licencia de hostelería. Solo que aquí, a continuación, se puede pagar por mantener relaciones sexuales con una mujer. Y después quejarse, como es habitual en los foros de puteros, de que la ... chica en cuestión es «demasiado mecánica», que no acepta «besos en la boca» ni «francés sin condón», o que «hay pocas chicas», algo que se ha agudizado en los clubes de alterne desde que la pandemia del coronavirus hizo su aparición.
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En su lugar, se ha realzado una tendencia que ya se venía conociendo desde años atrás, la proliferación de pisos en los que se ejerce la prostitución de una manera aún más difícil de controlar. Ruth Pindado, directora general de la Mujer de la Junta de Castilla y León, pone como ejemplo que las asociaciones que tratan de ayudar a estas mujeres que ejercen la prostitución controlaban «unos 65 pisos y ahora hay cerca de 100». En los márgenes de las autovías empiezan a proliferar los cadáveres de prostíbulos con el cartel de 'Se vende'. «En el caso de los más pequeños le resulta más eficiente al proxeneta manejar tres pisos», admite Pindado. «Un hostal exige unas normativas, cierta seguridad. En los pisos, el proxeneta obtiene más beneficio».
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La Fiscalía General del Estado dedicaba en su Memoria de 2019 –con datos de 2018– un extenso capítulo a la trata de seres humanos y, especialmente, la destinada a la explotación sexual. Calculaba, con estimaciones policiales, que el proxenetismo dejaba unos beneficios diarios «que superan los cinco millones de euros», muchas veces en dinero negro.
El reciente debate en las Cortes de Castilla y León sobre cerrar o no los prostíbulos permitió sacar a la luz algunos de los clichés y de las realidades que esconde una actividad que se mueve en el terreno de lo alegal. Argumentos que la Fiscalía exponía sin ambages para a continuación desmontarlos: «Primero: La prostitución es una actividad laboral no reglamentada vinculada al ocio; los proxenetas no son tales, son empresarios del sexo. Segundo: La mujer que ejerce la prostitución lo hace porque quiere, con plena libertad. Tercero: En todo caso habría que reglamentar esa 'actividad laboral' en defensa de la propia mujer y de la propia sociedad», desgranaba.
Pensar así, añadía a continuación, supone «desconocer la importante expansión de la trata con fines de explotación sexual en los países que han legalizado la prostitución (por ejemplo, Países Bajos o Alemania). Al mismo tiempo, puede ser contrario a los valores de igualdad de género y proscripción de todo tipo de violencia que debieran regir nuestra convivencia». Sin olvidar, continuaba, que «la prostitución, bajo el manto del proxenetismo consentido, en España afecta fundamentalmente a mujeres extranjeras, sin recursos económicos y extraordinariamente vulnerables».
Eso han constatado las asociaciones que colaboran con la Junta de Castilla y León en el programa Atrapadas, que han atendido a 850 mujeres que se han visto afectadas, además de por este 'trabajo', por los efectos de la pandemia. «Cierran los clubes y las chicas se quedan atrapadas en tierra de nadie», explica Ruth Pindado. Se quedan sin ingresos, empiezan a vivir situaciones acuciantes agravadas por su falta de recursos para relacionarse con el entorno. «Hemos realizado 8.500 intervenciones, algunas necesitaban alojamiento, otras alimentación, higiene…», señala la directora general de la Mujer.
«Lo que más demandan es ayuda, acompañamiento, confianza en que podrán tener una vida normalizada, poder tener documentación. Es un proceso largo, necesita mucho tiempo. Si una mujer es víctima de trata se puede conseguir. Si no, se quedan irregulares como cualquier inmigrante», explican las asociaciones. «A veces llegar a tener documentación es un proceso larguísimo. Y solo con que una de ellas pueda sacarse un carné de biblioteca se sienten ciudadanas, alguien las reconoce con nombres y apellidos», describen.
Las asociaciones que contactan con estas mujeres y tratan de ofrecerles una alternativa dibujan así una realidad dramática. «Durante el estado de alarma los clubes estaban cerrados y eso ha generado que busquen alternativas de ingresos, porque necesitan esos ingresos. Suelen ser mujeres inmigrantes vulnerables, que han sufrido violencia, en contextos empobrecidos. Con responsabilidades familiares y mantenedoras de familias, que tratan de conseguir dinero rápido», señala la portavoz de una de estas entidades.
La tendencia a abandonar los prostíbulos y ejercer en pisos más pequeños se ha agravado con la covid-19, añade. «Ha sido un potenciador», explican, de una tendencia que se lleva viendo desde hace tiempo. «Los clubes grandes en Castilla y León, los que más conocíamos, cada vez tienen menos mujeres». Ruth Pindado añade que iniciativas como la de Castilla-La Mancha, que ha procurado 'cerrar' los clubes limitando el horario nocturno, han provocado además un éxodo hacia otras zonas, y Castilla y León ha sido una de ellas. «Cierran allí y empiezan a aparecer en Castilla y León más pisos en los que se ejerce la prostitución», asegura.
Y se observa otro fenómeno muy asociado a la prostitución, la movilidad constante de estas mujeres. «El cliente necesita carne fresca y el movimiento de mujeres es importante, tan pronto están en Segovia como en Palma de Mallorca. Siempre ha habido desplazamiento», insisten desde las asociaciones. Unos traslados que no son tan libres como pudiera parecer, sino que se organizan en circuitos previamente establecidos.
Además, para quienes intentan contactar con las mujeres prostituidas y ofrecerles una salida, la eclosión de los pisos supone una dificultad añadida, al igual que las restricciones que ha traído aparejadas el coronavirus Sars-Cov-2. «Hemos perdido cercanía con ellas. Con ese trato más cercano se genera otro ambiente. La importancia de que la mujer te sienta cerca, que te vea la cara. A veces nos dicen 'eres la primera persona que me mira a los ojos'. Es un trabajo de confianza».
Otro de los argumentos habituales se escuchó en el hemiciclo de las Cortes, el de las mujeres que deciden ejercer 'voluntariamente' la prostitución. «¿Niegan ustedes la prostitución masculina? Y sin entrar en valoraciones éticas, ¿niegan que haya personas que desean practicar libremente la prostitución?», lanzó la procuradora Blanca Negrete (Cs) a los socialistas, que pedían «articular los procedimientos» para proceder «al cese de la actividad de los clubes de alterne». La realidad opone un panorama mucho más crudo. «Generalizar es muy complicado. En Castilla y León son mujeres vulnerables vinculadas a violencia, extorsión. La otra cara, de mujeres libres, no la conocemos. Las estadísticas hablan de que el 90% son forzosas», señalan las asociaciones.
La Fiscalía alertaba, a este respecto, de que lo atípico del 'negocio', del proxenetismo, «constituye un escudo protector del tratante que –salvo excepciones muy significativas– gozará siempre de la presunción de consentimiento de la mujer».
La iniciativa de proponer el cierre de los prostíbulos y locales de alterne, a nivel político, se resumió en una serie de argumentos: «Castilla y León no es la competente para decidir esto», de Cs y PP; «es competente en asuntos de licencias, y se utilizan de modo fraudulento se puede actuar, del mismo modo que se es competente en materia de violencia de género», de Podemos; «han reducido aforos y suprimido las actividades extraescolares, pero no han cerrado estos antros de machismo y contagio», del PSOE.
Los expertos, sin embargo, observan dificultades legales a muchos niveles y recomiendan la elaboración de una «ley integral» que aborde todas las aristas del problema. Así, Javier García Medina, del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Valladolid, explica que ese enfoque se viene demandando a España desde hace tiempo por parte de la ONU. «Una ley integral sobre trata, porque los abordajes son parciales, sobre todo policial, pero no educativo, social. Y también en lo relativo a la trata con fines de explotación laboral, de mendicidad».
El enfoque sanitario, precisa García Medina, puede servir en estos momentos para tomar medidas puntuales, pero es necesario ir más allá. «La razón es la misma por la que se cierra cualquier lugar público que no cumpla las normas de seguridad, pero cerrar los prostíbulos por estar en contra es otro debate», advierte. Y pide no frivolizar y tener en cuenta experiencias de otros lugares. Desde las asociaciones se suman a esa petición. «Los países donde está legalizada no han conseguido acabar con la trata y los que han criminalizado la prostitución han conseguido que se esconda más», apuntan. Lo ideal, lo utópico, parece ahora mismo, sería «un modelo de igualdad efectiva y de derechos en el que los hombres no solicitarían el consumo de cuerpos de mujeres y de manera natural erradicaríamos este tipo de conductas. Tenemos claro que hace daño a la mujer y a la sociedad que lo permite y al cliente, porque llevar esa doble vida a veces no es bueno», señalan.
La Fiscalía hace referencia a esos modelos en los que se ha optado por una regularización. «Incluso en aquellos países que han regulado esta actividad se ha producido un incremento significativo de la trata, como, por ejemplo, en Alemania o los Países Bajos».
Cliente cómplice
Habla la Fiscalía, en su informe de 2019, del modelo francés «aprobado en 2016», en el que «no solo se persigue al proxeneta, sino que también se da un tratamiento adecuado a otro de los implicados en este fenómeno, el llamado cliente de la prostitución». Comparte la Fiscalía la recomendación de la Comisión Europea de establecer una «tipificación penal de los que conscientemente se aprovechan de los servicios prestados por las víctimas de trata».
Y es que los datos son evidentes. En los delitos de trata de seres humanos recogidos por la Fiscalía entre 2013 y 2018 se contabilizaban 1.181 víctimas. De ellas, 1.034 eran mujeres mayores de edad; 127, mujeres menores de edad; y 13, mujeres con discapacidad cognitiva. Los lugares de procedencia son África (308), América (218), Asia (169) y Europa (331).
En el documental 'El proxeneta', dirigido por Mabel Lozano, un ex 'empresario' del sexo apodado 'El Músico' cuenta sus años en el negocio. Y dice: «A todo esto, ¿qué es lo que están haciendo los políticos? Nada. Quien quiera legalizar la prostitución, está vendiendo nuestro discurso».
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