Inés Arrimadas, Gemma Villarroel y Francisco Igea cogieron el discurso oficial, el de la lealtad al pacto de Gobierno, y lo sellaron frase a frase, entrevista a entrevista. «Hablé con Moreno Bonilla y con Mañueco y ellos tienen claro que esto no es Murcia, ... que aquello se circunscribe a una situación muy concreta», decía Arrimadas a primera hora en la Cope. Después se encontró con Alfonso Fernández Mañueco en Madrid y, al margen de alguna conversación apresurada, quedaron en verse la semana que viene, el lunes, a falta de que se fije la agenda oficial para el encuentro. Y ahí, advirtió Francisco Igea, le dirá a Luis Tudanca, secretario autonómico del PSOE, que no va a apoyar su moción de censura. Aunque hoy mismo ya lo ha dicho. Y varias veces.
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«Se va a ver ahí [en Castilla y León] que la señora Ayuso miente, porque nosotros a esa moción de censura vamos a decir que no», dijo la presidenta de Ciudadanos. Y más. «El PSOE ha presentado una moción de censura en Castilla y León. ¿Y sabe lo que vamos a votar nosotros? En contra».
Su eje de continuidad en Castilla y León, la coordinadora autonómica, Gemma Villarroel, pasó por Valladolid para reunirse con los cargos orgánicos de la formación, algo habitual, y luego transmitió el mismo mensaje 'urbi et orbe'. Es decir. Castilla y León no es Murcia. Los doce de Ciudadanos en las Cortes van a seguir apoyando el pacto de Gobierno con el PP. Y la corrupción, que es el detonante del golpe de mano en Murcia, no cuenta en Castilla y León porque los casos abiertos, como el de la trama eólica, que incluye como uno de los 17 encausados al exviceconsejero de Economía, Rafael Delgado, afectan a personas que ahora no forman parte del Ejecutivo regional.
Ciudadanos se ancló así al pacto de Gobierno con el PP con una efusividad no correspondida por la dirección nacional de los populares, aunque sí por Fernández Mañueco, aliviado de contar con un apoyo tan firme. Y es que, aunque es Luis Tudanca quien debe recabar los apoyos necesarios, es Mañueco quien necesita que los 12 de Ciudadanos mantengan prietas las filas, porque la suma de sus 29 más esa docena es la única que le confiere un Gobierno sin sobresaltos aritméticos. Un pequeño baile de un par de procuradores y el PSOE, al que se le supone incapaz de convencer a Vox, podría armar el entramado de siglas necesario junto a Podemos, UPL e incluso Por Ávila para destronar al PP por primera vez en más de tres décadas.
Mañueco podría estar tranquilo, de no ser porque la ecuación incluye otros territorios y otras instituciones. Y son esos, comenzando por Murcia y siguiendo por la comunidad de Madrid, los que han desatado la furia del PP nacional. Teodoro García Egea, secretario general de los populares, y la actitud de Isabel Díaz Ayuso en Madrid han atizado en los últimos días de forma cruenta a la formación de Arrimadas. Egea, junto al senador autonómico Javier Maroto, ofreciéndose a acoger en el seno del PP a los cargos naranjas descontentos con el rumbo de la formación, como el actor Toni Cantó, que renegó de la moción de censura en Murcia. Y Díaz Ayuso quemando todos los puentes con los naranjas con la destitución de los consejeros de Ciudadanos, a quienes acusa de tener la traición preparada por más que Ignacio Aguado, su exvicepresidente, asegure que no y se niegue a desvelar si apoyaría, en caso de no celebrarse elecciones, la moción de censura contra su excompañera de Gobierno.
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Más sobre la moción de censura en Castilla y León
Situaciones complejas que han derivado en reproches en privado y en público por parte de los naranjas. A Begoña Villacís la cazó un micro abierto en el acto por el aniversario de los atentados del 11-M. «Como Gobierno de la Comunidad nos habéis jodido», le espetó a Pablo Casado, presidente de los populares, que apenas había esbozado un «¿qué tal?» de compromiso. Y mientras explicaba que llamó a José Luis Martínez Almeida, con quien comparte pacto de Gobierno en el Ayuntamiento de Madrid, para tranquilizarle, lanzó un mensaje en las redes sociales para decir que «Madrid está por encima de las siglas y de los nombres».
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, más tarde, en Antena 3, emplazó a García Egea a escuchar a Juanma Moreno Bonilla y Alfonso Fernández Mañueco, presidentes populares de Andalucía y Castilla y León gracias a los apoyos de Ciudadanos. Y empeñados ambos en que Génova baje el tono y no estropee lo que de momento no se ha estropeado con el seísmo. Ya de paso, Arrimadas le pidió al secretario general popular que aprenda a utilizar un discurso «más moderado, responsable y maduro».
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La guerra abierta por Teodoro García Egea tras la maniobra murciana –cuyo desenlace empieza a estar menos claro de lo que parecía– choca con el discurso tranquilizador de sus socios en Castilla y León. Gemma Villarroel, que hasta la fecha había mantenido un perfil bajo desde su nombramiento como coordinadora autonómica, salió a explicar que tienen «confianza plena en todos y cada uno de los procuradores [de Ciudadanos] de cara al debate de la próxima moción de censura», por lo que trasladó «un mensaje de tranquilidad del Gobierno de Castilla y León, que va a seguir trabajando como al principio de la legislatura». Incluso, metida en valoraciones, aprovechó para reivindicar la labor del tándem PP-Cs durante esta pandemia. «Somos un Gobierno que está gestionando muy bien la situación sanitaria en estos momentos y también la crisis económica», dijo.
Ciudadanos siguió el manual del buen socio pero el PSOE permanece atento a la fisura nacional. Puede ser el punto en el que colocar la palanca para hacer saltar los pactos aparentemente más sólidos por los aires.
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