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Esta semana que entra deben definirse las candidaturas electorales para las urnas europeas del 9 de junio. Son listas únicas para toda España y el número de escaños en liza, 61 en total, convierten los puestos de salida en un bien escaso. La competencia es ... dura y no hay cuotas territoriales, lo que hace que Castilla y León, en los cinco últimos años, no tuviera ningún eurodiputado del terruño por parte del PP, por ejemplo. Sí tuvo dos de Ciudadanos, Soraya Rodríguez y Luis Garicano, que abandonó en 2022, y dos del PSOE, Iratxe García e Ibán García del Blanco.
Tener eurodiputados de la tierra es relevante. El Parlamento Europeo legisla, por lo que su actividad tiene influencia directa en cuestiones que atañen a la comunidad, especialmente en lo relativo al campo, a las energías renovables o al diseño de la red global de infraestructuras, los corredores Atlántico y Mediterráneo.
De momento, las aspiraciones castellanas y leonesas están bien fijadas en los partidos minoritarios, con PSOE y PP pendientes de cerrar sus candidaturas.
En Podemos, Pablo Fernández será el número tres de la papeleta morada tras Irene Montero e Isa Serra. Unidas Podemos consiguió seis eurodiputados en 2019. Necesitó 2,2 millones de votos. Las opciones de Fernández pasan por una recuperación de la marca, con Sumar en horas bajas tras Galicia y País Vasco. De ser elegido, debería abandonar su asiento en las Cortes de Castilla y León.
Precisamente Sumar, que conforma una constelación en la que entran los 'comunes' catalanes, Compromís, Equo e Izquierda Unida, entre otros, tiene definidos los primeros cinco puestos de la candidatura y no hay rastro de la comunidad en ella. Esos son, para los de Yolanda Díaz, los puestos de salida. Los que tienen opciones de obtener una representación. Un puesto para Compromís, otro para En Comú, uno para IU, otro para Más Madrid…
Del arco no territorial del Congreso, los partidos generalistas, aún quedan cosas por resolver. Este fin de semana debería haberse fijado la lista del PSOE, en la que los socialistas castellanos y leoneses tienen posibilidades claras de incluir a los suyos, pero el periodo de reflexión de Pedro Sánchez ha obligado a aparcar un momento este asunto. Iratxe García, que ha sido la líder de los socialdemócratas europeos durante la legislatura pasada, tendrá un puesto de salida. En eso confían en el PSOE de Castilla y León, aunque no será la número 1 de la papeleta porque ese puesto ha quedado reservado para la ministra Teresa Ribera. No está en cuestión la inclusión de la eurodiputada vallisoletana, aunque es más complicado que repita el leonés Ibán García del Blanco, según fuentes de la formación.
El PSOE obtuvo 20 eurodiputados en 2019 y el PP, 12. Aunque hay dos plazas más en juego en 2024 (61 frente a 59), un resultado bueno para los socialistas, en el contexto actual, se situaría por encima de los 15 y siempre que el PP no alcance esos mismos 20. Lejos quedan las elecciones del bipartidismo (2009) en las que PP y PSOE obtuvieron 24 y 23, respectivamente. En las de 2019, el PP logró 12, por 7 de Ciudadanos y 3 de Vox. Esos son los restos que los populares quieren absorber.
En esas cuentas está parte del porqué de la incertidumbre sobre Ibán García del Blanco. El PSOE de Castilla y León, a efectos de cuotas territoriales en el partido, tiene tres ministros –Óscar Puente, Ana Redondo y Margarita Robles, aunque de nacimiento más que de facto–, el secretario de Acción Electoral, Javier Izquierdo; un asesor con peso, Óscar López; la número 1 de los socialistas europeos, Iratxe García… Y la debacle electoral de las municipales y autonómicas de 2023 ha dejado muchos cargos sin hueco. La lista europea tiene, así, muchos pretendientes. Y muchos territorios reclaman que ya les toca.
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Antonio G. Encinas
En el PP, mientras, hay un silencio con causa. Fuentes del partido explican que con una candidatura tan anhelada –no hay un parlamento en España mejor remunerado que el europeo– es el propio Alberto Núñez Feijóo el que lidera la construcción de la papeleta. Y a Feijóo le gusta imponer el sigilo en estas cuestiones. Sigilo que en su entorno cercano nadie se atreve a romper. Alfonso Fernández Mañueco ha pasado en dos años de presidente comprometido por la alianza pionera con Vox a barón territorial por derecho, con buena sintonía con Isabel Díaz Ayuso y triunfante en las municipales, donde recuperó mucha parte del poder territorial perdido. El PP de Castilla y León intentará ganar peso en un ámbito que se olvidó del territorio en 2019. Entonces dejó el puesto Agustín Díaz de Mera (nacido en Daimiel pero con carrera política radicada en Ávila). Y ningún castellano y leonés cogió el relevo.
Vox tampoco ha dicho mucho más allá de que repetirán Jorge Buxadé y Herman Tertsch y se incorpora al podio Juan Carlos Girauta. Parte de los tres eurodiputados conseguidos en 2019 y quieren aprovechar la ola de Meloni, Le Pen, Orban y otros líderes de su órbita. Pero con tres fijos queda poco espacio para más nombres con posibilidades reales de salir. Y en todo caso será la cabeza del partido a nivel nacional la que decida quién ocupa los principales puestos.
Entre los partidos de nueva creación, Izquierda Española contará con Soraya Rodríguez como número dos, después de haber sido eurodiputada en este último mandato por Ciudadanos, formación enclavada en el grupo liberal europeo. La formación liderada por Guillermo del Valle aspira a contar con representación, pero alcanzar dos puestos puede cotizar muy alto. A Junts le costó un millón de votos obtener sus dos eurodiputados en 2019, un listón de entrada muy alto para un partido nuevo.
Una de las claves de estas elecciones es la circunscripción única. Es decir, se suman todos los votos obtenidos en el territorio y a ese total se le aplica la ley D'Hont para hacer el reparto, a diferencia de unas elecciones generales, en las que se reparten diputados por cada provincia. Un ejemplo entendible para Castilla y León es el de España Vaciada en las últimas autonómicas. Logró 19.000 votos en todo el territorio, pero cero escaños. No consiguió representación por ninguna provincia, al repartirse pocos sillones por cada una, pero sus apoyos, sumados, fueron seis mil votos más que Por Ávila, que sí logró un asiento en las Cortes porque concentró toda su fuerza en una sola provincia, Ávila, y allí consiguió su escaño. Si hubiera habido una circunscripción única -caso de las europeas-, España Vaciada habría entrado en las Cortes.
Y precisamente en esa vertiente política aparece otro trocito de Castilla y León. La plataforma Existe aglutina a Soria ¡Ya!, Teruel Existe, Jaén Merece Más, Zamora Ahora Decide…El número 1 será el aragonés Tomás Guitarte, pero como número 4 (que en principio no es un puesto de salida salvo sorpresa muy relevante» figura la procuradora soriana Vanessa García.
Las listas se presentan esta semana y las urnas se colocan el 9 de junio. En dos meses se sabrá si Castilla y León tiene más presencia en Europa, y de qué color ideológico, que en un mandato en el que tuvo 4 parlamentarios de un total de 59 españoles y 705 europeos.
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