Vox brinda a Mañueco un apoyo anclado en sus propuestas más ideológicas

Estas leyes son, para García-Gallardo, anomalías. «Existe legislación que viola la igualdad ante la ley. Independientemente del sexo de la víctima, qué sentido tiene que un huérfano de padre no tenga las mismas ayudas que un huérfano de padre. La izquierda ha utilizado la historia para dividir y enfrentar a los españoles. Por eso recuerdan el bombardeo de Gernika y olvidan el bombardeo de Cabra. Cada español debe tener la posibilidad de acercarse a la historia con la mirada limpia».

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El anticipo ideológico es, además, un anticipo de lo que los dos socios saben que está por venir. «Toda España mira a Castilla y León. Todos nuestros compatriotas vuelven sus ojos hacia nosotros para ver qué vamos a hacer en este Gobierno de coalición», dijo García-Gallardo. Mañueco admitió que esto puede ser un pacto que trascienda de Castilla y León «y servir de modelo a otras instituciones y a otros lugares». Santiago Abascal presenció el debut del futuro vicepresidente de la Junta y del primer pacto autonómico de Gobierno. En mente tiene ya las elecciones andaluzas. Y las generales de 2023.

Y por eso hay cuestiones a las que sus pupilos en Castilla y León no van a renunciar. Porque forman parte de un eslogan que pronunció García-Gallardo, «los intereses de los castellanos y los leoneses, primero», que es como el «America first» de Donald Trump a pequeña escala. El líder autonómico de Vox negó de pasada el cambio climático, «delirio climático» lo llamó, y puso en escena la Agenda España de Vox. «Que debemos empezar a aplicar en la medida de lo posible, con la representación que tenemos». O lo que es lo mismo, que aún no toca porque no tiene mayoría suficiente. Pero que formar parte de un Gobierno autonómico solo es un paso para la disolución de esos mismos gobiernos regionales. «Nuestro objetivo político fundacional es, y seguirá siendo cuando tengamos la mayoría suficiente, es la devolución de competencias al Estado. Para después derogar las comunidades autónomas», advirtió García-Gallardo.

«Yo creo en el Estado de las autonomías», respondió Mañueco, que parece decidido a mantener las diferencias entre ambas formaciones. Porque los socios de hoy se enfrentarán en las urnas municipales en el mes de mayo del año próximo, con algunos alcaldes y concejales cambiando el color de la papeleta por el del socio-rival, y eso obliga a un equilibrio complicado. «Me quedo con el acuerdo que el pasado 10 de marzo firmamos PP y Vox, un acuerdo de legislatura, que permitía un Gobierno fuerte y sólido. Hemos hecho un ejercicio de responsabilidad buscando lo mejor para nuestra tierra», defendió Mañueco. «Podrá contar usted con un socio leal, con el que podrá discrepar, pero cuya sinceridad podrá poner a prueba sin temor a ser traicionado. Puede usted mantener sus principios, igual que yo conservaré los míos, lo que no nos impedirá llegar a acuerdos», señaló García-Gallardo.

Y comprometió, como estaba previsto, los 13 votos de Vox que, sumados a los 31 del PP, sumaban los 44 que permitían a Alfonso Fernández Mañueco renovar como presidente de la Junta de Castilla y León.