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Gran parte de la plantilla de la Junta que tramita papeleo o se dedica a cuestiones de gestión trabaja «en remoto» desde el 16 de marzo. Ese lunes fue el último día de presencia física ordinaria en el puesto laboral. Se comunicó quién desarrollaba ... labores esenciales que requerían acudir a la oficina y todos los demás se fueron para su casa ese mismo día o en los siguientes para minimizar el riesgo de contagios. Hasta superar los 8.000 accesos remotos a la red interna de la Junta, según datos facilitados por la Dirección General de Telecomunicaciones.
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Un reto para el equipo que se encarga de la tecnología de la información y la comunicación (TIC) en la casa autonómica, porque pasaron de 1.000 accesos a 8.000 en un fin de semana. «Desde finales de febrero, y en previsión de lo que pudiera pasar, trabajábamos en la búsqueda de alternativas para atender una posible gran demanda de teletrabajo», explica Elena Álvarez, directora general de Telecomunicaciones de la Junta de Castilla y León.
Esa situación se precipitó el 13 de marzo, con la implantación de las medidas de confinamiento domiciliario. Pasaron de gestionar esos alrededor de mil accesos remotos a los 8.000 actuales de una plantilla de unos 16.000 usuarios. No entran en este sistema los docentes, ni el personal de Sacyl, y tampoco el Itacyl, que trabajan en otras redes.
Se trata de una subida vertiginosa de un día para otro, puesto que esos mil accesos remotos autorizados en origen ni siquiera corresponden con el número de funcionarios con el teletrabajo como jornada ordinaria, modalidad que la Junta implantó de manera pionera en 2011. Nueve años después solamente hay 233 empleados autonómicos con autorización para teletrabajar, una modalidad que implica hacerlo dos o tres días a la semana desde casa, predeterminados con el superior del servicio, y acudir a la oficina los restantes.
Administrativamente no es igual teletrabajar que trabajar en remoto. Esos mil accesos habilitados antes de la crisis del coronavirus corresponden en parte a responsables intermedios que podían gestionar su correo laboral fuera del puesto de trabajo, por ejemplo.
Elena Álvarez apunta que dos retos que han afrontado son la seguridad, «no dar pie a ataques» , y la capacidad de incorporar usuarios y que el sistema aguante. Álvarez afirma que han establecido un canal seguro y que aplican el criterio de «usuarios concurrentes» para facilitar accesos, puesto que no es necesario estar en conexión permanente y todos a la vez. «Puedes trabajar en tu ordenador y conectarte cuando los necesites, de esta manera se optimiza».
La plataforma permite unas 5.000 conexiones simultáneas, capacidad que sería ampliable si fuera necesario, «pero lo lógico es ser lo más eficientes posible y no gastar por gastar», indica la responsable autonómica del área de Telecomunicaciones. El departamento forma parte de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, que dirige Juan Carlos Suárez-Quiñones.
Un equipo de 24 personas atiende desde el punto de vista informático y de conexión a todos esos usuarios en el día a día. Una tarea que se ha disparado casi en la misma proporción que la de los trabajares «en remoto», pasado de unas 250 incidencias por jornada a picos de 1.500.
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Elena Álvarez añade que ha aumentado también la tramitación de procedimientos electrónicos. Un caso paradigmático es el de los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTE). «Es esencial que la plataforma funcione y no dé problemas», remarca la directora general, que destaca lo «terrible» que es las pandemia del Covid-19, pero que apunta que está suponiendo una implementación de la habilidades tecnológicas y en el uso cotidiano de las TIC.
«La experiencia está demostrando que el teletrabajo funciona, después de años en los que la Junta nunca ha querido impulsarlo. Se ve que si se quiere, se puede», afirma Tomás Pérez Urueña, de la Federación de Servicios Públicos de UGT Castilla y León.
Supone una forma diferente de afrontar el trabajo, de organizarse. «Cuesta resituarse, el primer día me puse a piñón, del tirón, un poco desubicado, luego te vas organizando y coges una rutina», relata Rodrigo Olmedo, ingeniero técnico agrícola. Estos días se adentra en expedientes de apoyo a la exportación de vinos desde su casa. Mantiene el contacto de trabajo con sus compañeros y los ciudadanos a los que afecta su labor mediante el correo electrónico. Rodrigo Olmedo, 27 años de experiencia laboral tras aprobar las oposiciones, reconoce que la experiencia es positiva para afrontar una situación como la generada por la pandemia del Covid-19, pero no como para plantearse el teletrabajo como jornada habitual. «Cuando trabajas con gente se favorece el intercambio de ideas y eso enriquece», asegura.
Algo parecido expresa Sonia Bustos Arribas, jefa de servicio en la Consejería de la Presidencia. Funcionaria desde hace 25 años, afirma que el trabajo desde casa permite abordar los asuntos con mayor continuidad, sin interrupciones de llamadas o consultas, y con una mayor flexibilidad. «Pero eso supone perder las relaciones personales que son fundamentales y que también aportan a nivel laboral, es lo que más echo en falta», apunta. El 'whatsapp' y el correo electrónico sirven de hilo de conexión. «Nunca se me pasó por la cabeza que pudiera funcionar a estos niveles y tan bien como lo está haciendo», subraya Sonia Bustos. ¿Teletrabajaría después? «No salvo que sea por necesidad, no cambio la puesta en común, un abrazo, incluso ver una cara rara cuando planteas algo que te avisa de que a lo mejor tienes que repensarlo», concluye.
Empleados de la Junta tenían aprobado el teletrabajo por objetivos como jornada ordinaria antes de que el coronavirus promoviera esa avalancha de trabajadores «en remoto».
La Junta estableció el teletrabajo como una modalidad más de desarrollar la jornada laboral en 2011, de manera pionera, pero no ha despegado. Empezaron 99 y nueve años después son 233. El reparto provisional oscila entre los 138 de Valladolid y los 2 de Soria.
El trabajador lo solicita y se le puede conceder por un año prorrogable con prioridad si tiene cargas familiares. La evaluación que se hizo en 2015 arrojaba que se denegaban el 40% de las solocitudes. Está orientado a funcionarios que lidian con la tramitación de documentos o con la elaboración de informes y la regulación veda esta modalidad a docentes, sanitarios, agentes forestales... Se fijan al menos dos días de trabajo enla oficina, con horario de conexión cuando está en casa y el superior debe controlar a diario la tarea del teletrabajador, que debe poner de su bolsillo el equipo y la instalación.
Consejos y recomendaciones
Carmen Barreiro
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