Las 210 residencias de discapacitados de Castilla y León suman 9 fallecidos y 20 hospitalizados

La situación, pese a todo, «no es tan mala como podría parecer» y los trabajadores de las distintas asociaciones que trabajan con personas con discapacidad se multiplican estos días para «intentar formar a las familias, conversar con los usuarios (videoconferencias, llamadas...) y dar todas las pautas posibles para que sus hijos y familiares con discapacidad mantengan al máximo posible sus rutinas diarias, sobre todo, en las casas». Y no es fácil, según reconoce el responsable de Cermi, padre de una chica con discapacidad intelectual.

«Somos un sector con un elevado grado de vulnerabilidad con muchos usuarios, internos sobre todo en nuestros recursos residenciales, con patologías asociadas de riesgo ante el virus», añade Juan Pérez antes de concretar que en sus residencias y viviendas tuteladas ha mejorado progresivamente la situación en cuanto a equipos de protección. «No estamos mal de guantes y mascarillas, aunque sin alardes, y continúa siendo indispensable que los test rápidos lleguen a las residencias con positivos para tomar las debidas medidas de aislamiento y también para conocer la situación real del personal de cada residencia con el fin de recuperar al máximo posible de trabajadores», añade el presidente de Cermi antes de aclarar que estos días, fruto del cierre de sus centros de día y ocupacionales, han podido derivar personal de los mismos a sus residencias.

Pero incluso en sus recursos asistenciales resulta «complicado» aislar a personas con discapacidades (visual, física, mental...). «Están acostumbrados a sus rutinas y a realizar mucha vida en sociedad y muchos no entienden la situación», explica Juan Pérez. De ahí que en las residencias intenten dejar el máximo posible de espacio a los internos aislados.

El confinamiento también hace mella en los domicilios, con personas acostumbradas a sus rutinas cotidianas de clases o talleres y padres y familiares que ahora tienen que intentar mantenerlas las 24 horas dentro de casa. Ellos, siempre que aporten el correspondiente certificado de discapacidad o la tarjeta que así lo acredita, sí pueden salir a dar paseos cortos acompañados por un familiar: «Al principio tuvimos muchos problemas e, incluso, se barajó el tema de llevar distintivos, pero nosotros entendemos que no debía estigmatizarse a las personas con discapacidad y poco a poco hemos logrado una mayor sensibilidad por parte de ciudadanos y policías a la hora de entender que personas con determinadas discapacidades necesitan salir de sus domicilios».

Los profesionales de las distintas entidades trabajan a destajo «tirando de redes sociales y nuevas tecnologías» para realizar seguimientos diarios a «nuestros usuarios» con programas de ocio como el impulsado por la Fundación Personas para mantener en la medida de lo posible las actividades de los usuarios de sus centros confinados en sus casas.