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Son las ocho de la mañana y tanto Jorge Pedro González como su mujer Nieves Sánchez ya preparan algunos de los principales platos y tapas que sirven en el histórico Bar del Cine, situado en el barrio de Delicias en la calle Embajadores. Este clásico local de la ciudad abrió sus puertas hace más de 50 años, en 1965, como un anexo de los cines Embajadores y que, a día de hoy, sigue siendo uno de los grandes referentes del barrio y de la ciudad pero en forma de bar, gracias a su clásica y deliciosa sepia.
Fue en 1974 cuando Jorge Martín, el anterior dueño, introdujo este molusco cefalópodo en la ciudad, y en 1991, el salmantino Jorge Pedro González tomó el relevo en la parrilla para continuar sirviendo sepia entre otros muchos platos, una comida que es todo un emblema en este bar en el que también se mantienen algunas de las raciones con las que comenzó a funcionar hace ya medio siglo.
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Actualmente, el propio Jorge Pedro González continúa a los mandos de la parrilla y trabaja codo con codo con Nieves, su mujer. Ahí elabora «con mucho cariño» la sepia, donde antes de empezar a cocinarla la limpia durante un buen rato para que la calidad sea la mejor posible.
Después la corta en pequeños trocitos en la propia parrilla mientras se va calentando y antes de servirla la emplata con una salsa de alioli casera que aporta un delicioso sabor, además de añadir un poco de perejil por encima y ofrecer una pequeña cesta con pan. El resultado es una contundente y rica ración que pueden disfrutar los clientes por 9,50 euros.
Bar Bar del Cine
Calle Calle Embajadores, en el barrio de Delicias
Plato Sepia con salsa alioli
Precio 9,50 euros la ración
No obstante, si bien es el plato histórico de este bar, del que muchos disfrutaban entre película y película cuando era un pequeño cine de barrio, los callos es otra de las especialidades de la casa. De este plato se encarga Nieves, que los elabora de manera tradicional, con esa potente salsa que muchos adoran untar con pan.
Gracias a su trabajo y dedicación, esta pareja de hosteleros ha logrado mantener uno de los bares más importantes del barrio y con más historia de Valladolid que, tras más de 50 años, continúa muy viva gracias a un plato clásico pero del que los clientes jamás se cansan.
Nos acercaremos hasta el barrio de la Rondilla para disfrutar de una rica ración de oreja a la gallega que sirven en el bar La Orensana.
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