Ya están aquí pero no tardarán mucho en desaparecer. Los huevos de oca ya se dejan ver en los mercados, un producto «único y muy exclusivo que los clientes no perdonan» afirma Raquel Mayo, de la pollería Esther en el Mercado del Val, que desde ... la semana pasada ya dispone de este manjar poco común de ver y que solo estará disponible unos pocos meses. Todos sabemos que el huevo típico para consumir en casa es el de gallina, pues está disponible todo el año y es más barato. No obstante, estamos ante una variedad muy llamativa y con un sabor completamente diferente.
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Esto se debe a que su color, su tamaño o su forma de abrirlo no tienen nada que ver con los habituales huevos de gallina o de codorniz, pero los clientes no dudan en comprarlos en cuanto se ponen a la venta. Para descubrir todas sus características, nos acercamos hasta esta pollería en donde Raquel Mayo nos indica todo lo que necesitamos saber acerca de esta delicatesen que llama tanto la atención.
«Estamos ante un producto de temporada muy esperado ya que ha llegado más tarde de lo habitual» explica Raquel Mayo, pues normalmente los huevos de oca llegan a partir de diciembre. La razón por la que es un producto tan exclusivo, se debe a que las ocas solo ponen al año «unos 80 huevos aproximadamente» indica, una diferencia muy contundente en comparación a las gallinas, que suelen superar los 300 huevos anuales. Otro de los motivos por los que es un alimento tan exclusivo y que «se encuentra en muy pocas granjas» es por lo difícil que son de mantener, lo que hace que no siempre sean rentables.
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Raquel Mayo indica que su tamaño, el cual llama la atención a simple vista, «es aproximadamente como el de tres o cuatro huevos de gallina» aunque lo que más importa es su sabor y textura, que son completamente diferentes a cualquier otro tipo de huevo. Ella lo describe como «una yema muy sabrosa y cremosa y bastante grande respecto a su clara, que es muy densa».
Y a la hora de elaborar recetas, Mayo recomienda hacerlo con una buena base de patatas para hacer huevos revueltos, un plato tradicional pero que con esta variedad, cambia por completo su sabor, el cual enamora a muchos paladares. En el caso de hacer un postre, la mejor opción es hacer un flan de huevo, ya que con esta variedad se consigue elaborar un dulce con una textura, tamaño y sabor únicos.
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A la hora de cascarlos, también hay que tener en cuenta varios aspectos, pues es muy diferente a los huevos de gallina. Al ser una cáscara tan dura y resistente, Raquel Mayo indica que lo habitual «es ir cortándolo poco a poco con un cuchillo de sierra en la mitad del huevo». Después, en lugar de cascarlo en la sartén, «se debe hacer en un plato, ya que la clara se queda muy recogida y con un tenedor se debe ir expandiendo». Una vez hecho este proceso, ya es momento de pasarlo a una sartén y cocinarlo.
En cuanto a su precio, Mayo no nos miente y reconoce que «son caros» ya que «la unidad cuesta más de cuatro euros, debido a su tamaño, la forma en que se crían y todo el tiempo que tardan las ocas en ponerlos». Además, también añade que recogerlo no es una tarea nada sencilla, pues las ocas les protegen e intentan que no se los lleven. No obstante y a pesar de su precio, muchos clientes optan por darse un capricho con una variedad de huevo única y que tan solo dura unos meses en los mercados, con los que se pueden hacer recetas típicas pero con un sabor completamente diferente.
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