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Se llama campera porque su origen está asociado al campo y a los campesinos. Con el paso del tiempo, se ha convertido también en un ... imprescindible del menú, mucho más allá de esos tópicos que la sitúan solo en los meses de verano. La ensalada campera es siempre un éxito porque se abre a un sin fin de posibilidades y variaciones, dependiendo siempre de los gustos del comensal y los productos que tenga en casa el cocinero.
Eso sí, tiene algunos ingredientes que son imprescindibles fundamentalmente la patata, un alimento muy saciante con más de 80 por ciento de contenido en agua. Por ello, hace décadas se convirtió en el mejor aliado de los campesinos para pasar las largas jornadas de trabajo estival, logrando las energías suficientes. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en una aliado de las mejores mesas.
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En este caso, se va a optar por una receta muy sencilla y equilibrada, que también contribuye a tener la báscula contralada. Además, sirve como plato único al presentar una propuesta muy completa de nutrientes con todos los aportes necesarios. Por lo tanto, los ingredientes serán lechuga o cogollos de Tudela, dependiendo de gustos. A ellos, se unen las patatas, ventresca de bonito en aceite, huevo cocido, cebolla y aguacate. En este caso es una propuesta básica, que también puede estar abierta a añadir maíz, pimientos, tomate, zanahoria... Cada comensal es un mundo.
El primer paso en la elaboración consistirá en cocer las patatas. También se cuecen los huevos. Mientras están en el fuego, se procede a cortar y limpiar la lechuga o los cogollos y trocear la cebolla. Se procede a pelar el aguacate y cortarle en piezas finas. Una vez que estén cocidos los huevos y las patatas, se trocean. El primer paso será colocar las patatas en el fondo de un bol de ensalada o en un plato llano estilo bandeja. Después, se sitúa la lechuga encima y la cebolla, para más tarde añadir el aguacate, el huevo cocido y finalmente la ventresca.
Ahora que la ensalada está terminada, hay que elegir el aliño. En este caso, se apuesta por el tradicional: aceite de oliva virgen extra, con vinagre de Módena y una pizca de sal, según paladares también se puede optar por una toque de pimienta negra molida. Hay muchos más aliños, como mahonesa, salsa rosa, vinagreta... Sólo hay que dejar volar la imaginación y ajustarse a las apetencias de los comensales.
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